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Vigilante de PROSEGUR denuciado por HOMOFÒBIA
A. B.
BARCELONA
Para la mayoría de ciudadanos, la calle de Pelai de Barcelona es una zona donde entregarse a las compras y a la moda. Pero para Francisco B., Pelai es territorio comanche, un entorno hostil donde ha sufrido las peores humillaciones de su vida. Tantas, que al final se decididió a acudir a una comisaría de los Mossos d’Esquadra porque, según sus propias palabras, «lo que me estaba pasando no era aceptable en un país libre».
Vestido con ropa de mujer
Francisco, que vive delante de esa calle, asegura que se siente tanto hombre como mujer. Es por ese motivo que en ocasiones sale a la calle vestido con ropa femenina.
Una de esas veces, concretamente en mayo del 2008, fue visto por un guardia de seguridad que trabajaba en la tienda Lefties, justo por donde debe pasar cada día para acudir a su trabajo. Días más tarde, cuando volvió a pasar, el hombre, le gritó: «Maricón de mierda».
La siguiente vez que pasó por delante, el guardia, que en esa ocasión se encontraba con un compañero, empezó a reírse de él. Esta vez, Francisco le recriminó su actitud y el vigilante le pidió disculpas. Durante unos meses, los insultos cesaron. Pero el pasado mes de febrero regresaron.
Cada vez que pasaba por delante de la céntrica tienda, Francisco debía soportar de nuevo cómo el vigilante comenzaba a gritarle «maricón de mierda» una y otra vez. Y no solo eso. El vigilante se comunicaba con los guardias de otros establecimientos para que se hicieran eco de los insultos. El resultado de todo ello: Francisco recorría la calle de Pelai bajo un chaparrón de insultos homófobos y risas de desprecio. Al final, al hombre no le quedó otra opción que dar un rodeo para no pasar por allí cada vez que iba al trabajo.
Un gran rodeo
Me veía obligado a dar una vuelta tremenda para llegar al trabajo. Aquello se convirtió en una situación insoportable », recuerda Francisco, que explica que denunció los hechos a la encargada de la tienda Lefties de la calle Pelai.
«Lo único que hicieron fue enviarme un correo electrónico diciendo que lamentaban el incidente y que esperaban no perderme como cliente. Es ridículo. No es un incidente, ¡son muchos! ¡Y yo no soy su cliente!».
Una vez asesorado por el Front d’Alliberament Gay de Catalunya, Francisco puso una denuncia en los Mossos, que han investigado el caso, han identificado al vigilante, comunicándole que ha sido denunciado por vejaciones. Su empresa PROSEGUR le ha retirado del puesto.
A. B.
BARCELONA
Para la mayoría de ciudadanos, la calle de Pelai de Barcelona es una zona donde entregarse a las compras y a la moda. Pero para Francisco B., Pelai es territorio comanche, un entorno hostil donde ha sufrido las peores humillaciones de su vida. Tantas, que al final se decididió a acudir a una comisaría de los Mossos d’Esquadra porque, según sus propias palabras, «lo que me estaba pasando no era aceptable en un país libre».
Vestido con ropa de mujer
Francisco, que vive delante de esa calle, asegura que se siente tanto hombre como mujer. Es por ese motivo que en ocasiones sale a la calle vestido con ropa femenina.
Una de esas veces, concretamente en mayo del 2008, fue visto por un guardia de seguridad que trabajaba en la tienda Lefties, justo por donde debe pasar cada día para acudir a su trabajo. Días más tarde, cuando volvió a pasar, el hombre, le gritó: «Maricón de mierda».
La siguiente vez que pasó por delante, el guardia, que en esa ocasión se encontraba con un compañero, empezó a reírse de él. Esta vez, Francisco le recriminó su actitud y el vigilante le pidió disculpas. Durante unos meses, los insultos cesaron. Pero el pasado mes de febrero regresaron.
Cada vez que pasaba por delante de la céntrica tienda, Francisco debía soportar de nuevo cómo el vigilante comenzaba a gritarle «maricón de mierda» una y otra vez. Y no solo eso. El vigilante se comunicaba con los guardias de otros establecimientos para que se hicieran eco de los insultos. El resultado de todo ello: Francisco recorría la calle de Pelai bajo un chaparrón de insultos homófobos y risas de desprecio. Al final, al hombre no le quedó otra opción que dar un rodeo para no pasar por allí cada vez que iba al trabajo.
Un gran rodeo
Me veía obligado a dar una vuelta tremenda para llegar al trabajo. Aquello se convirtió en una situación insoportable », recuerda Francisco, que explica que denunció los hechos a la encargada de la tienda Lefties de la calle Pelai.
«Lo único que hicieron fue enviarme un correo electrónico diciendo que lamentaban el incidente y que esperaban no perderme como cliente. Es ridículo. No es un incidente, ¡son muchos! ¡Y yo no soy su cliente!».
Una vez asesorado por el Front d’Alliberament Gay de Catalunya, Francisco puso una denuncia en los Mossos, que han investigado el caso, han identificado al vigilante, comunicándole que ha sido denunciado por vejaciones. Su empresa PROSEGUR le ha retirado del puesto.
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