Un vigilante de seguridad de los Juzgados de Familia ha relatado en el juicio.

La abogada Mª Dolores a su exmarido: "Te tengo que matar, te tengo que ver muerto"
Madrid | 22/11/2011
Un vigilante relata un incidente en los Juzgados de Familia en los que el fallecido recibió amenazas de muerte

MADRID, 22 (EUROPA PRESS)

Un vigilante de seguridad de los Juzgados de Familia ha relatado en el juicio que se sigue contra la abogada María Dolores Martín Pozo cómo el 24 de enero de 2007 tuvo que proteger a la víctima ante los insultos y amenazas que estaba recibiendo en boca de la abogada y sus familiares después de que un juez le comunicara que era aconsejable que se quedara con la custodia de la hija en común.

"Te tengo que matar, te tengo que ver muerto". Ésta es una de las frases de amenaza que lanzó ese día la letrada a Miguel Ángel Salgado Pimentel a las puertas de los Juzgados de Familia. El vigilante que le escoltó ha comparecido esta mañana ante el tribunal, al que ha indicado el temor que sentía la víctima hacia esa familia.

"Le acompañé en el ascensor. Tenía mucho miedo porque estaba temblando y le castañeaban los dientes. Me dijo que tenía claro que le iban a matar porque le habían sacado dos veces de la carretera", ha relatado el testigo y ha destacado que el hombre que acompañó "tenía muy seguro que le iban a matar".

Además, ha recordado que incluso ese día la letrada le dijo que ETA tenía que matar a sus hijos para que supiera por lo que ella estaba pasando. El testigo entonces empezó a recibir llamadas con números oculto a su teléfono de casa y a su móvil.

"LUCHO POR EL AMOR A SU HIJA"

Por su parte, la pareja sentimental de la víctima ha ratificado al tribunal que su novio tenía "mucho miedo" a su exmujer, ya que tenía "un carácter muy agresivo y siempre le tuvo amenazado". "Luchó por todo el amor que tenía a su hija. Era su único pensamiento y no quería que le hicieran ningún daño", ha destacado y ha señalado que Miguel Ángel estaba "aterrado" cada vez que la veía, incluso cuando convivía con ella.

La mujer ha contado un altercado en el que trataron de acabar con la vida de Miguel Ángel cuando un individuo le embistió con su coche para sacarle de la carretera. "Llegó nervioso y me dijo que le habían intentado matar", ha apuntado.

El temor era tal que Miguel Ángel y su novia tenían calculado el tiempo que tardaba desde su trabajo, en Rivas Vaciamdrid, hasta su casa, en Ciempozuelos, para estar alertados de que algo malo habría pasado si no tardaba en llegar a casa en veinte minutos.

Respecto al crimen, la testigo ha insistido en que su pareja jamás jugó a juegos de rol, la versión que sostiene la acusada para justificar el móvil del crimen, y ha relatado que la única afición que tenían era ir a bailar salsa con amigos. "Jamás jugó a juegos de rol", ha aseverado.

"ESTA FAMILIA LE HACÍA DIABLURAS"

Tras ella, ha comparecido nervioso el padre del fallecido, quien ha relatado que su hijo nunca quiso involucrarles en los problemas que tenía con su expareja por la custodia de su nieta. "Siempre estaba asustado. Estaba acorralado por esta mujer. Esta familia le hacía diabluras", ha manifestado.

También ha indicado que desde que se casó con María Dolores, su hijo comenzó a cambiar porque pasó de una persona contenta a un hombre infeliz. "Escuchaba como lloraba en la habitación, pero no quería meternos dentro de sus problemas", ha añadido.

La acusada se enfrenta a 41 años de prisión por un delito de amenazas, asesinato en grado de tentativa y asesinato consumado. Eloy Sánchez Barba y Charles Michael Guarín afrontan una pena de 39 y 43 años de prisión, por los mismos delitos y extorsión.

El crimen se perpetró el 14 de marzo de 2007 cuando la víctima, Miguel Ángel S.P., recibió tres disparos en el garaje de su domicilio de Ciempozuelos. Los disparos se produjeron horas después de que un juez acordara conceder la custodia de la hija de la abogada a su ex marido.

RELATO DEL FISCAL

Ante el temor de poder perder a su hija, la acusada se puso en contacto con el procesado Eloy S.B., a quien pidió que le pusiera en contacto con alguna persona que pudiera ejecutar la muerte de Miguel Ángel, puesto que se movía en el círculo de porteros de locales de ocio nocturno.

En esas fechas, la acusada tuvo conocimiento de que en el litigio judicial con su marido obraba un informe que aseguraba que la mujer padecía un síndrome de alienación parental, por lo que se recomendaba que la guarda y custodia pasara al padre.

En diciembre de 2006, el procesado Charles M.G. se presentó ante Eloy para estar a su servicio y éste le comentó el encargo recibido por Mª Dolores, dándole su número para que mantuvieran una entrevista. La cita tuvo lugar en una cafetería ubicada en la Gran Vía, donde aceptó el encargo.

Entretanto, Eloy pidió a un empleado suyo que robara un vehículo para que en el caso de ser identificado el coche como instrumento de la comisión del delito, no pudieran relacionarle con él o su entorno.

En la mañana del 31 de enero de 2007, Mª Dolores y Miguel Ángel se vieron las caras en un juicio de faltas. Ese mismo día, Eloy se apostó frente al trabajo de Miguel Ángel y avisó a Charles cuando éste abandonó el lugar.

Sobre las 20.30 horas, Charles empezó a perseguir a Miguel Ángel y se situó delante de su vehículo, frenando bruscamente para tratar de acabar con su vida. Sin embargo, éste logró esquivar el coche y continuó la marcha, siendo golpeado de nuevo por el coche que le perseguía.

El 14 de marzo de 2007 el juez dictó una sentencia que prohibía a la acusada en los seis meses sucesivos "comunicación, visita y contacto alguno de la menor". Horas más tarde, los procesados se dirigieron a la casa de Miguel Ángel en el número 3 de la calle de los Caretos, en Ciempozuelos, y Charles se introdujo en el portal del inmueble en el que residía.

Escondido en un vehículo, Eloy avisó a su compinche de la llegada de la víctima al garaje, donde le descerrajó tres disparos, uno en la mano, otro en tórax y cabeza, que acabaron con su vida.

En cumplimiento de lo pactado, Eloy abonó a Charles en abril de 2008 un total de 12.000 euros por el encargo, sin que se haya acreditado que ese patrimonio proveniera de Eloy o de la acusada.