Sin poder viajar por ir en silla de ruedas

Sin poder viajar por ir en silla de ruedas
MADRID.- Manuel Lobato tenía su billete para viajar a Estepona (Málaga) en un autobús de la compañía Daibus que partía ayer a las 11.00 horas de la Estación Sur, en Méndez Alvaro. Iba a efectuar el trayecto junto a su asistente personal y sus dos hijos, y se presentó en la estación una hora antes de que partiese el autobús. Pero se quedó en tierra. Lobato, de 50 años, padece tetraplejia y se desplaza en una silla de ruedas eléctrica.

Con el fin de evitar problemas con el viaje, Lobato llevaba dos semanas poniéndose en contacto con la empresa Daibus para reservar el billete y confirmar que no habría problemas, pero le fue imposible. Fue entonces cuando su hermano acudió a comprar el billete en persona a la Estación Sur. Allí, éste se encargó de especificar los problemas de movilidad de su hermano a la compañía y reservó las plazas de la 11 a la 14.

Además, se aseguró que desde la compañía se dejase constancia de lo establecido. Por esta razón, el billete que ayer portaba Manuel tenía escrito lo establecido en su momento: la empresa conocía que Lobato se desplazaba en una silla de ruedas eléctricas y se comprometía a buscar un vehículo adaptado.

Pero el billete se convirtió en papel mojado. Cuando llegó a su dársena de Méndez Alvaro el autobús que realizaba la ruta entre Madrid y Estepona, Lobato y sus acompañantes observaron con estupor cómo la rampa de acceso a minusválidos del vehículo no funcionaba.

«Había dos trabajadores de la compañía junto al autobús y dijeron que no sabían qué hacer porque la plataforma elevadora no funcionaba». Lobato pidió explicaciones pero ningún responsable de Daibus hizo acto de aparición. Mientras, los dos trabajadores le recomendaban que esperara al siguiente autobús, que saldría a las 13.30 horas.

Lobato se desesperó ante la falta de tacto de la empresa y decidió pasar a la acción: se colocó detrás del autobús para el que tenía billete y bloqueó su salida. «Lo hice porque no había ningún responsable que me atendiera», se justificó.

El conductor del autobús acabó llamando al servicio de Seguridad de la estación. Al ver la situación, los vigilantes decidieron no intervenir y llamaron al 091. Finalmente, tuvo que aparecer una pareja de la Policía Nacional para convencer a Manuel de que apartara la silla de ruedas y el autobús pudiera iniciar su trayecto hacia Estepona, de siete horas de duración.

Los dos hijos y su asistente personal tampoco cogieron el autobús. Los cuatro permanecieron más de dos horas en la estación esperando a que algún responsable de Daibus apareciese para darles explicaciones. Finalmente lo hicieron alrededor de las 13.30 horas, cuando partió el siguiente autobús a Estepona, que tampoco llevaba rampa.

«El responsable me dijo que era un error, pero que no lo asumía». Por darle, no le dio ni su nombre. Simplemente le ofertaron dos propuestas: viajar ayer por la noche u hoy por la mañana. Lobato pidió «un transporte alternativo» pero el responsable se negó.

Pidió entonces viajar hoy y que la empresa se encargase de buscarle un taxi y un hotel para pasar la noche, ya que él y su familia son de La Rioja y estaban en Madrid de vacaciones, pero la empresa también se opuso. «Será un juez quien dictamine si hay que pagar algo o no», fue la respuesta del responsable, explicaban ayer fuentes cercanas a Lobato, que no dudó en interponer una reclamación a la compañía.

Daibus reconocía ayer que «tenían constancia de lo sucedido», pero se limitaría a «responder en el plazo debido, cuando nos llegue la reclamación», sin querer aportar ningún dato más «al carecer la empresa de un responsable de prensa».