Villa remata una gran faena

Villa remata una gran faena

Al fin un partido de verdad para España. No lo vivía desde el día de junio en que conquistó el título de Europa frente a Alemania. Bélgica opuso resistencia, un juego engañoso, equilibrado y con peligro. España derrochó fútbol exquisito y generoso, del que saben tejer los mejores mediocentros de Europa en combinación con uno de los delanteros más fiables del continente, David Villa, autor del gol de la victoria (1-2) a los 88 minutos. [MÁS FOTOS] [Narración] [GOLES 3D]




El premio es justo para la selección de Vicente del Bosque, pese al mohín de unos belgas que pudieron celebrar a lo grande un empate ante la selección más brillante que juega hoy en un campo de fútbol. Empezaron marcando y terminaron marcados. En su sitio: como la selección más solvente para disputarse el segundo puesto del grupo y buscar en la repesca su plaza en el Mundial de Suráfrica. El primero tiene dueño, por pura lógica: España.

No todo fue perfecto, porque un fallo de concentración hizo inevitable el gol de Sonck a los seis minutos de juego, el primero que encajaba Casillas en siete partidos. Fue un desastre la forma en que España defendió un saque de esquina y la prolongación de la jugada por parte de Kompany, que encontró fácilmente la cabeza de un rematador.
Momentos duros


La novedad de verse perdiendo desdibujó el criterio habitual de la selección, que empezó a correr más de lo debido y a buscar la rapidez y la verticalidad en lugar de la pausa y la calidad que marcan su ADN.

En esos instantes el estadio Rey Balduino parecía el escenario perfecto para que España regresara a casa con su primera derrota: una Bélgica acorazada atrás, con buen despliegue; un gol en contra; la lesión de Fernando Torres a los 11 minutos, un césped delicado y la lluvia que comenzaba a caer.
Lo de Torres lo resolvió Del Bosque al estilo Luis Aragonés: prescindiendo de un punta, asegurando aún más el dominio del juego con un fantástico Fábregas y dejando a Villa solo en un espacio enorme donde podía incomodar a Van Buyten y Kompany, los poderosos centrales belgas.

Lo del gol lo resolvió Iniesta solo a la media hora. Fabricó, desarrolló y culminó lo mejor del partido en un arrebato de calidad, jugando como en casa, ante los amigos y elevando el espíritu de la numerosísima colonia española representada en las gradas del estadio de Bruselas.
Fábregas, Iniesta, el emperador Xavi Hernández, un Marcos Senna fundamental para el equilibrio y también para el juego. España lo tenía todo, salvo la victoria cuando a la hora de partido los belgas transformaron su resistencia atrás y adelantaron líneas.
Puyol salvó bajo palos una grandísima oportunidad de un jugador belga con todo para triunfar: Witsel. Casillas sacó de milagro otra acción del diablo de las bandas belgas. Y también Fellaini, con su corpulencia y su apariencia de peligro tanto por abajo como en los balones proyectados hacia el cielo.
Delicia para disfrutar


Un gol anulado a Fellaini por fuera de juego previo (que no existió) supuso el final del tiempo de acoso belga. España, reforzada aún más en el centro por Xabi Alonso, sustituto de Cazorla -el menos brillante de la 'Roja', esta vez amarilla-, extrajo el resto de su resistencia y de su fútbol para intentar la victoria. No conoce otro lenguaje.

El triunfo pudo no llegar. Lo hizo a última hora, en una genialidad del dúo formado por Güiza -reemplazo postrero de Iniesta- y Villa. Pero si el asturiano no hubiera metido la cabeza tras interpretar el centro del jerezano, habría dado igual. Las sensaciones que ofrece España cuando juega así de bien no se cambian por un vulgar resultado positivo. Esta selección es, hoy por hoy, una delicia que no podrá durar mucho. Disfrútela.