Mendigos del semáforo

1.07.09 | 18:39 h. Álvaro López


Los atascos en las vías más transitadas de las grandes ciudades son el escenario ideal para que grupos de gitanos rumanos aprovechen para limpiar los cristales de los coches y, en ocasiones, cometer robos. Cada día son más las denuncias acerca de estos pequeños hurtos, a menudo realizados por menores. Nada es casual en estas organizaciones, las mafias lo controlan todo.


Limpian coches a la vez que 'limpian' a sus dueños. Video: Informativos Telecinco.

El número de gitanos rumanos en España ha aumentado considerablemente en los últimos 20 años, de manera que la estampa de grupos de gitanos rumanos en nuestras calles se ha convertido en habitual. Se estima que hay un total de 89 asentamientos chabolistas en los que viven; se trata de un pueblo muy dado a la migración, siempre desde el Este al Oeste de Europa.

Muchos de ellos se dedican a la mendicidad o a los pequeños robos, en este caso Informativos Telecinco ha comprobado cómo se colocan en los semáforos y aprovechan el atasco para limpiar cristales y algunos, si hay un descuido, apoderarse de objetos que pueda haber en los coches. Lo denuncia Daniela Radu, portavoz de la Asociación Rom Madrid, una asociación dedicada a la defensa de los derechos de los 'rom' en Madrid pero también de denunciar a aquellos gitanos rumanos que con sus actos delictivos estigmatizan a todo el colectivo: "No todos los rumanos gitanos son ladrones, pero los que no tienen un trabajo, optan por la delincuencia"

Estos mendigos del semáforo tienen un sencillo modus operandi: siempre actúan de dos en dos, uno se ocupa de la limpieza, mientras el otro se trata de despistar al conductor. Si tiene la ventanilla bajada o la baja para dar la propina al limpiacristales, ellos aprovechan sustraer un bolso o un móvil.

La policía acude las calles donde están presentes y los expulsa pero, en unos pocos minutos, vuelven a la tarea. Lo que recaudan no es para ellos directamente, todo el dinero lo custodia uno o dos de ellos, de ese modo evitan que la policía se lo requise en caso de atraparles. Les controlan bandas organizadas, muchas veces, además, existe un parentesco familiar que hace que la dependencia sea aún mayor. Cada cierto tiempo vienen a recoger el dinero, la figura del "recaudador" puede aparecer en bicicleta, en moto o caminando: llega, coge el dinero y desaparece.

Todos están controlados pero son pocos los que roban, gran parte de ellos (embarazadas, menores o adolescentes) se pasan en el semáforo auténticas jornadas laborales para poder subsistir. Muchos conductores están hartos de su presencia en el asfalto pero otros se apiadan de un colectivo cada vez más al margen de la sociedad.