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Júndiz pide más seguridad
Tras la ola de robos, la Policía Local dice no tener competencia en polígonos y la Ertzaintza alega que no ha recibido tantas denuncias
03.09.09 - LUIS LÓPEZ | VITORIA | El Correo Digital
Camiones y plataformas aparcados ayer en una calle
de Júndiz. / RAFA GUTIERREZ
El parque empresarial de Júndiz tiene una superficie de siete millones de metros cuadrados en los que están implantadas más de 500 empresas que emplean a 8.000 trabajadores. Resumiendo, es muy grande. Y eso implica muchos problemas para garantizar la seguridad y muchas oportunidades para quienes aspiran a enriquecerse con los bienes ajenos. En fechas muy recientes estos últimos han desplegado una intensa actividad: el sindicato de transportistas Hiru denunció el martes que en sólo una noche, la del lunes, los ladrones se habían llevado la cabeza tractora de un camión y cuatro plataformas. Algo que, durante este verano, no es la primera vez que ocurre. Y a ello hay que añadir los robos de mercancías.
En realidad, el problema se remonta a más atrás. «Si no se refuerza la seguridad será complicado evitar este tipo de sucesos», admite Carmen Calles, gerente de Gilsa, la empresa pública -58% del Ayuntamiento y 42% del Gobierno vasco- que gestiona el polígono de Júndiz. En varias ocasiones se ha puesto en contacto con la Ertzaintza y la Policía Municipal, aunque «con los medios que tienen» le han dicho que ya hacen «lo que pueden».
Ante esta coyuntura, varias empresas de la zona han optado por instalar cámaras de videovigilancia, pero su efectividad se ha puesto en tela de juicio. Y más tras los últimos sucesos: pese a que algún robo ha sido grabado, nadie pudo evitar que se produjese. Aunque también es cierto que Alfredo Maillo, el gerente del Centro de Transportes -donde está el único parking público vigilado para transporte pesado de la zona-, matiza que «en varias ocasiones» las imágenes tomadas por sus cámaras y enviadas a los cuerpos de seguridad han permitido abrir procesos judiciales contra algún delincuente.
«No son suficientes»
Al margen de todo eso, Carmen Calles insiste en que las medidas de seguridad actuales «no son suficientes». Igual que no basta con que «de vez en cuando» circule alguna patrulla policial por las calles del polígono industrial. «Es una zona amplia y quien quiere hacer una fechoría sabe cómo hacerlo».
La cuestión es, ¿por qué las fuerzas de seguridad no prestan más atención a lo que ocurre en Júndiz? Desde la Policía Local la respuesta es rotunda: «La vigilancia de los polígonos es competencia de la Ertzaintza, mientras que nosotros nos encargamos del casco urbano».
La Policía autónoma, por su parte, relativiza el problema. En primer lugar señala que en los últimos tres meses sólo ha recibido cuatro denuncias: el 6 de junio y el 6 de julio por sendos robos de mercancía; el 21 de julio por la sustracción de una cabeza tractora; y el 29 de agosto por el robo de un semirremolque. ¿Qué hay entonces de las protestas del sindicato Hiru y las llamadas de atención por la oleada de delitos recientes? Fuentes de la Ertzaintza mantienen que, posiblemente, parte de los camioneros víctimas de los delitos estaban de paso en Júndiz, de modo que cabría la posibilidad de que pusieran la denuncia en otro lugar. Así que los uniformados vascos no tienen constancia de esos hechos.
En cualquier caso, desde Interior mantienen que «de forma habitual» está en marcha un dispositivo de vigilancia. «Todas las denuncias están siendo investigadas», dicen portavoces del departamento que dirige Rodolfo Ares. Además, no descartan que los últimos acontecimientos hayan sido protagonizados por alguna banda organizada. Pero evitan dar más datos mientras está en marcha la investigación
Vuelta a la normalidad
Con este panorama, ¿qué opciones le quedan a las empresas de la zona? Recuerda la gerente de Gilsa que hace unos años, tras una oleada de robos que duró varias semanas, algunas firmas del polígono contrataron vigilancia privada, con guardas y coches que recorrían las calles por la noche. El problema era que «unos pocos pagaban la seguridad de todos, así que cuando los delitos remitieron se acabó con la vigilancia».
No está claro si esta será la única solución que les queda a las empresas. De momento, los transportistas consultados por este periódico confían en que con el final del verano y la vuelta a la actividad normal los ladrones no lo tengan tan fácil para cumplir con sus propósitos en calles que ya no estarán desangeladas y solitarias. Aunque admiten que este tipo de robos no son nada nuevo, sí añaden que, en tiempo de crisis, los buscavidas proliferan y los robos se disparan.
Júndiz pide más seguridad
Tras la ola de robos, la Policía Local dice no tener competencia en polígonos y la Ertzaintza alega que no ha recibido tantas denuncias
03.09.09 - LUIS LÓPEZ | VITORIA | El Correo Digital
Camiones y plataformas aparcados ayer en una calle
de Júndiz. / RAFA GUTIERREZ
El parque empresarial de Júndiz tiene una superficie de siete millones de metros cuadrados en los que están implantadas más de 500 empresas que emplean a 8.000 trabajadores. Resumiendo, es muy grande. Y eso implica muchos problemas para garantizar la seguridad y muchas oportunidades para quienes aspiran a enriquecerse con los bienes ajenos. En fechas muy recientes estos últimos han desplegado una intensa actividad: el sindicato de transportistas Hiru denunció el martes que en sólo una noche, la del lunes, los ladrones se habían llevado la cabeza tractora de un camión y cuatro plataformas. Algo que, durante este verano, no es la primera vez que ocurre. Y a ello hay que añadir los robos de mercancías.
En realidad, el problema se remonta a más atrás. «Si no se refuerza la seguridad será complicado evitar este tipo de sucesos», admite Carmen Calles, gerente de Gilsa, la empresa pública -58% del Ayuntamiento y 42% del Gobierno vasco- que gestiona el polígono de Júndiz. En varias ocasiones se ha puesto en contacto con la Ertzaintza y la Policía Municipal, aunque «con los medios que tienen» le han dicho que ya hacen «lo que pueden».
Ante esta coyuntura, varias empresas de la zona han optado por instalar cámaras de videovigilancia, pero su efectividad se ha puesto en tela de juicio. Y más tras los últimos sucesos: pese a que algún robo ha sido grabado, nadie pudo evitar que se produjese. Aunque también es cierto que Alfredo Maillo, el gerente del Centro de Transportes -donde está el único parking público vigilado para transporte pesado de la zona-, matiza que «en varias ocasiones» las imágenes tomadas por sus cámaras y enviadas a los cuerpos de seguridad han permitido abrir procesos judiciales contra algún delincuente.
«No son suficientes»
Al margen de todo eso, Carmen Calles insiste en que las medidas de seguridad actuales «no son suficientes». Igual que no basta con que «de vez en cuando» circule alguna patrulla policial por las calles del polígono industrial. «Es una zona amplia y quien quiere hacer una fechoría sabe cómo hacerlo».
La cuestión es, ¿por qué las fuerzas de seguridad no prestan más atención a lo que ocurre en Júndiz? Desde la Policía Local la respuesta es rotunda: «La vigilancia de los polígonos es competencia de la Ertzaintza, mientras que nosotros nos encargamos del casco urbano».
La Policía autónoma, por su parte, relativiza el problema. En primer lugar señala que en los últimos tres meses sólo ha recibido cuatro denuncias: el 6 de junio y el 6 de julio por sendos robos de mercancía; el 21 de julio por la sustracción de una cabeza tractora; y el 29 de agosto por el robo de un semirremolque. ¿Qué hay entonces de las protestas del sindicato Hiru y las llamadas de atención por la oleada de delitos recientes? Fuentes de la Ertzaintza mantienen que, posiblemente, parte de los camioneros víctimas de los delitos estaban de paso en Júndiz, de modo que cabría la posibilidad de que pusieran la denuncia en otro lugar. Así que los uniformados vascos no tienen constancia de esos hechos.
En cualquier caso, desde Interior mantienen que «de forma habitual» está en marcha un dispositivo de vigilancia. «Todas las denuncias están siendo investigadas», dicen portavoces del departamento que dirige Rodolfo Ares. Además, no descartan que los últimos acontecimientos hayan sido protagonizados por alguna banda organizada. Pero evitan dar más datos mientras está en marcha la investigación
Vuelta a la normalidad
Con este panorama, ¿qué opciones le quedan a las empresas de la zona? Recuerda la gerente de Gilsa que hace unos años, tras una oleada de robos que duró varias semanas, algunas firmas del polígono contrataron vigilancia privada, con guardas y coches que recorrían las calles por la noche. El problema era que «unos pocos pagaban la seguridad de todos, así que cuando los delitos remitieron se acabó con la vigilancia».
No está claro si esta será la única solución que les queda a las empresas. De momento, los transportistas consultados por este periódico confían en que con el final del verano y la vuelta a la actividad normal los ladrones no lo tengan tan fácil para cumplir con sus propósitos en calles que ya no estarán desangeladas y solitarias. Aunque admiten que este tipo de robos no son nada nuevo, sí añaden que, en tiempo de crisis, los buscavidas proliferan y los robos se disparan.
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