Los caseteros trabajan intensamente para ultimar los detalles y que todo esté listo para la feria en un recinto que trae muchas novedades en esta edición
08.10.09 - CARMEN CABRERA | JAÉN
El recinto ferial es escenario estos días de una actividad frenética. Los caseteros y los dueños de las atracciones trabajan sin descanso para que todo esté a punto de cara a la feria de San Lucas que cuenta este año con un presupuesto de 788.000 euros, lo que supone una reducción de un 25 por ciento aproximadamente con respecto a la edición anterior. Sin embargo, la novedad más importante este año serán los cambios que se han llevado a cabo en el recinto ferial, lo que sin duda agradecerán los jienenses al evitarse las cuestas y escaleras que había que sortear en años anteriores.
Los ciudadanos encontrarán un ferial en una sola superficie y un gran paseo central; con un recinto cerrado para los caballos y los carruajes. Además, se han renovado las acometidas sanitarias, cada caseta contará con aseos (además de los comunes, que se han duplicado con respecto a los que había anteriormente) y se ha modernizado la instalación eléctrica. La iluminación es ahora más potente y gasta menos electricidad, aunque permanecen la mayoría de las enormes y costosas farolas de luz azulada.
El nuevo ferial cuenta también con accesos de servicio, para que las casetas puedan recibir sus suministros de manera cómoda, y sin que sea necesario que los camiones entren al ferial por el pórtico principal, como se hacía hasta ahora. Los dispositivos de seguridad también contarán con un espacio adecuado para poder cumplir de manera satisfactoria su trabajo. La Vestida ha logrado una superficie de 164.000 metros cuadrados, 64.000 metros más que los que había hace tan sólo unos meses, cuando empezaron las obras; espacio para 196 casetas de 150 metros cuadrados cada una y servicio propio y 710 plazas de aparcamiento (casi el doble que antes).
La caseta municipal, al final de la gran explanada, tiene 2.000 metros cuadrados de superficie y cuenta con red wifi y se ha ubicado un pequeño auditorio en el que se realizarán actividades culturales durante todo el año.
Casi a punto
Ayer todas las carpas estaban ya montadas, aunque en la mayoría aún no se habían colocado las barras, mesas, sillas ni decoración. Sí que había camiones y furgonetas descargando constantemente mobiliario para poder decorar cada espacio. En ello se afana la Hermandad del Rocío, que despliega pacientemente miles de flores de papel, en color blanco y morado. Las colgarán en el techo de los dos módulos que han adquirido para la entidad en esta feria. Aseguran que por la tarde hay menos, pero «por las noches nos juntamos hasta cuarenta personas para poder adornar la caseta, una vez que han acabado de trabajar». Quieren que todo esté listo para viernes, ya que aunque el 9 de octubre aún no empieza la feria de forma oficial, esperan que los ciudadanos acudan al ferial. «Este año no sabemos qué pasará por la crisis, pero creemos que al menos la gente vendrá a echarse una cervecita», dicen. Sobre los cambios en el recinto, le dan un aprobado. «Los módulos son más grandes, pero ahora estamos más lejos de nuestras casas si tenemos que ir a descansar o a recoger alguna cosa». Tampoco les hace demasiada gracia el paseo que se ha hecho para los caballos y carruajes, ya que consideran que está demasiado cerca de las casetas.
Con los cambios que se han producido, se ha ubicado una zona para los pubs, otra para las casetas de comida y un tercer sector mixto, en el que se mezclan las dos anteriores. Es lo que ocurre en el caso de Outside, cuyo gerente subraya muy cauteloso que «no sabemos cómo nos irá este año la feria, habrá que esperar a ver». Sin embargo, opina que no deberían haberse mezclado las casetas de diferente ámbito y mucho menos este tipo de diversión con las atracciones de feria, ya que existe un tramo en el que sólo están separados por una calle. «Esperemos que no se mezclen las músicas», dicen.
Lo mismo opinan desde la caseta La Castañuela, ya que creen que las atracciones para los niños se encuentran demasiado cerca de las casetas de copas. Sobre los servicios de los que dispone cada caseta y que ha sido uno de los puntos más valorados por los ciudadanos en esta remodelación del espacio para la feria, no lo ven del todo claro. «Para la gente está muy bien, pero también hay que pensar en los trabajadores. Tenemos que pagar por un servicio de limpieza de estos servicios y también nos parten en dos la barra». «Además veremos a ver cómo marcha el tema de los olores porque en vez de colocarlos mirando hacia afuera, los han incorporado en todas las casetas».
Consumo
En lo que coincidían ayer todos los caseteros era en que ésta será una feria llena de incertidumbre, ya que no saben cómo se comportarán los ciudadanos en cuanto al consumo. Las casetas (algunas empresas, organizaciones y colectivos ocupan más de un módulos) confían en que los jienenses se acerquen al ferial, pero temen que lo hagan menos días que en años anteriores y dejándose la mitad del dinero. Sirva como referencia el hecho de que en Andújar, por ejemplo, el gasto ha bajado un 20 por ciento, un descenso similar al que se ha producido en otros municipios de la provincia. Se estima que una familia compuesta por dos adultos y dos menores se deja una jornada de San Lucas entre 80 y 85 euros. De esta cantidad, al menos 55 se van en almorzar o cenar a base de raciones. Como es lógico, estos guarismos se deben multiplicar por el número de veces que se pise el albero del real. Pues todo esto es lo que está en juego. Cuando la necesidad apremia, los normal es que los recortes se hagan en todo lo que no sea estrictamente necesario.
Sin embargo, no hay que olvidar que la feria de San Lucas también significa un cierto respiro para los desempleados. Cientos de técnicos trabajaban ayer en la instalación de las carpas, a lo que habrá que añadir los camareros que se contraten estos días. Precisamente, ayer podían leerse varios carteles pegados en los laterales de las casetas y las farolas en las que se ofrecían camareros en paro para estos días, además de notas que rezaban «se ofrecen vigilantes de seguridad con precios de crisis». De esta forma, la feria servirá para el disfrute de miles de jienenses, pero también supondrá una oportunidad laboral para algunos de los más de 50.000 desempleados que dejó el pasado mes de septiembre en la provincia de Jaén
08.10.09 - CARMEN CABRERA | JAÉN
El recinto ferial es escenario estos días de una actividad frenética. Los caseteros y los dueños de las atracciones trabajan sin descanso para que todo esté a punto de cara a la feria de San Lucas que cuenta este año con un presupuesto de 788.000 euros, lo que supone una reducción de un 25 por ciento aproximadamente con respecto a la edición anterior. Sin embargo, la novedad más importante este año serán los cambios que se han llevado a cabo en el recinto ferial, lo que sin duda agradecerán los jienenses al evitarse las cuestas y escaleras que había que sortear en años anteriores.
Los ciudadanos encontrarán un ferial en una sola superficie y un gran paseo central; con un recinto cerrado para los caballos y los carruajes. Además, se han renovado las acometidas sanitarias, cada caseta contará con aseos (además de los comunes, que se han duplicado con respecto a los que había anteriormente) y se ha modernizado la instalación eléctrica. La iluminación es ahora más potente y gasta menos electricidad, aunque permanecen la mayoría de las enormes y costosas farolas de luz azulada.
El nuevo ferial cuenta también con accesos de servicio, para que las casetas puedan recibir sus suministros de manera cómoda, y sin que sea necesario que los camiones entren al ferial por el pórtico principal, como se hacía hasta ahora. Los dispositivos de seguridad también contarán con un espacio adecuado para poder cumplir de manera satisfactoria su trabajo. La Vestida ha logrado una superficie de 164.000 metros cuadrados, 64.000 metros más que los que había hace tan sólo unos meses, cuando empezaron las obras; espacio para 196 casetas de 150 metros cuadrados cada una y servicio propio y 710 plazas de aparcamiento (casi el doble que antes).
La caseta municipal, al final de la gran explanada, tiene 2.000 metros cuadrados de superficie y cuenta con red wifi y se ha ubicado un pequeño auditorio en el que se realizarán actividades culturales durante todo el año.
Casi a punto
Ayer todas las carpas estaban ya montadas, aunque en la mayoría aún no se habían colocado las barras, mesas, sillas ni decoración. Sí que había camiones y furgonetas descargando constantemente mobiliario para poder decorar cada espacio. En ello se afana la Hermandad del Rocío, que despliega pacientemente miles de flores de papel, en color blanco y morado. Las colgarán en el techo de los dos módulos que han adquirido para la entidad en esta feria. Aseguran que por la tarde hay menos, pero «por las noches nos juntamos hasta cuarenta personas para poder adornar la caseta, una vez que han acabado de trabajar». Quieren que todo esté listo para viernes, ya que aunque el 9 de octubre aún no empieza la feria de forma oficial, esperan que los ciudadanos acudan al ferial. «Este año no sabemos qué pasará por la crisis, pero creemos que al menos la gente vendrá a echarse una cervecita», dicen. Sobre los cambios en el recinto, le dan un aprobado. «Los módulos son más grandes, pero ahora estamos más lejos de nuestras casas si tenemos que ir a descansar o a recoger alguna cosa». Tampoco les hace demasiada gracia el paseo que se ha hecho para los caballos y carruajes, ya que consideran que está demasiado cerca de las casetas.
Con los cambios que se han producido, se ha ubicado una zona para los pubs, otra para las casetas de comida y un tercer sector mixto, en el que se mezclan las dos anteriores. Es lo que ocurre en el caso de Outside, cuyo gerente subraya muy cauteloso que «no sabemos cómo nos irá este año la feria, habrá que esperar a ver». Sin embargo, opina que no deberían haberse mezclado las casetas de diferente ámbito y mucho menos este tipo de diversión con las atracciones de feria, ya que existe un tramo en el que sólo están separados por una calle. «Esperemos que no se mezclen las músicas», dicen.
Lo mismo opinan desde la caseta La Castañuela, ya que creen que las atracciones para los niños se encuentran demasiado cerca de las casetas de copas. Sobre los servicios de los que dispone cada caseta y que ha sido uno de los puntos más valorados por los ciudadanos en esta remodelación del espacio para la feria, no lo ven del todo claro. «Para la gente está muy bien, pero también hay que pensar en los trabajadores. Tenemos que pagar por un servicio de limpieza de estos servicios y también nos parten en dos la barra». «Además veremos a ver cómo marcha el tema de los olores porque en vez de colocarlos mirando hacia afuera, los han incorporado en todas las casetas».
Consumo
En lo que coincidían ayer todos los caseteros era en que ésta será una feria llena de incertidumbre, ya que no saben cómo se comportarán los ciudadanos en cuanto al consumo. Las casetas (algunas empresas, organizaciones y colectivos ocupan más de un módulos) confían en que los jienenses se acerquen al ferial, pero temen que lo hagan menos días que en años anteriores y dejándose la mitad del dinero. Sirva como referencia el hecho de que en Andújar, por ejemplo, el gasto ha bajado un 20 por ciento, un descenso similar al que se ha producido en otros municipios de la provincia. Se estima que una familia compuesta por dos adultos y dos menores se deja una jornada de San Lucas entre 80 y 85 euros. De esta cantidad, al menos 55 se van en almorzar o cenar a base de raciones. Como es lógico, estos guarismos se deben multiplicar por el número de veces que se pise el albero del real. Pues todo esto es lo que está en juego. Cuando la necesidad apremia, los normal es que los recortes se hagan en todo lo que no sea estrictamente necesario.
Sin embargo, no hay que olvidar que la feria de San Lucas también significa un cierto respiro para los desempleados. Cientos de técnicos trabajaban ayer en la instalación de las carpas, a lo que habrá que añadir los camareros que se contraten estos días. Precisamente, ayer podían leerse varios carteles pegados en los laterales de las casetas y las farolas en las que se ofrecían camareros en paro para estos días, además de notas que rezaban «se ofrecen vigilantes de seguridad con precios de crisis». De esta forma, la feria servirá para el disfrute de miles de jienenses, pero también supondrá una oportunidad laboral para algunos de los más de 50.000 desempleados que dejó el pasado mes de septiembre en la provincia de Jaén
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