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intrusismo y la caída de ventas de servicios y productos son los principales problemas que sufre, en la actualidad, el sector de las pequeñas y medianas empresas de seguridad. La venta de alarmas de escasa calidad y bajo precio facilita, en algunos casos, la tarea para los amigos de lo ajeno.
El sector de la seguridad en la provincia pasa por momentos complicados.
Así, al menos, lo afirman algunos empresarios dedicados a un trabajo que, en los últimos meses, sufre un aumento del intrusismo profesional. Además, la crisis trae consigo otras consecuencias. Los clientes se decantan, cada vez más, por las alarmas y los sistemas de protección más baratos, muchas veces, incluso, en establecimientos no especializados. Ello implica productos de calidad inferior que los cacos pueden desactivar con mayor facilidad y rapidez.
Del mismo modo, los trabajadores no profesionales resultan mucho más económicos que los sindicados y, por ello, aumenta su contratación en estos tiempos, con el riesgo implícito que conlleva, ya que no tienen la formación adecuada y necesaria.
“No se invierte en seguridad lo suficiente”, afirma Ramón Rodríguez, gerente de Provibe y presidente en Andalucía de la Asociación de Pequeñas y Medianas Empresas de Seguridad. “Es lo primero en lo que se deja de aportar dinero cuando llega la crisis”.
La venta de productos y servicios, en cualquier caso, desciende. “La gente sólo actúa cuando les pegan el palo”, lamenta Rodríguez. Respecto al intrusismo, el presidente del colectivo también encuentra motivos para el pesimismo.
“En las verbenas de los pueblos, por ejemplo, se sacan ofertas de seguridad pero siempre surgen otras más baratas”, apunta Rodríguez, en referencia a las de personal no cualificado. “Tú mandas un presupuesto, pero al final escogen la opción económica, con una persona no habilitada por el Ministerio de Interior, no homologada ni controlada por la Policía y sin convenio”.
Los profesionales del área se quejan, asimismo, de la falta de inspecciones en ese ámbito. Con un aumento del personal dedicado a ellas, según Rodríguez, se solucionaría, en gran parte, el problema del intrusismo.
el sector.
En la capital existe apenas un puñado de firmas dedicadas a estos servicios, al menos, de las creadas aquí. La mayoría son delegaciones de otras de ámbito nacional o internacional. De cualquier modo, el acceso a la información sobre el estado de sus negocios y de la evolución de las ventas o de los clientes es muy intrincado.
Hablar con los jefes de las empresas es tarea harto complicada. Nunca están en la oficina, no se pueden poner o están reunidos. El secretismo parece otra de las características intrínsecas de un sector que sufre las consecuencias de la crisis económica.
http://www.diariojaen.es
El sector de la seguridad en la provincia pasa por momentos complicados.
Así, al menos, lo afirman algunos empresarios dedicados a un trabajo que, en los últimos meses, sufre un aumento del intrusismo profesional. Además, la crisis trae consigo otras consecuencias. Los clientes se decantan, cada vez más, por las alarmas y los sistemas de protección más baratos, muchas veces, incluso, en establecimientos no especializados. Ello implica productos de calidad inferior que los cacos pueden desactivar con mayor facilidad y rapidez.
Del mismo modo, los trabajadores no profesionales resultan mucho más económicos que los sindicados y, por ello, aumenta su contratación en estos tiempos, con el riesgo implícito que conlleva, ya que no tienen la formación adecuada y necesaria.
“No se invierte en seguridad lo suficiente”, afirma Ramón Rodríguez, gerente de Provibe y presidente en Andalucía de la Asociación de Pequeñas y Medianas Empresas de Seguridad. “Es lo primero en lo que se deja de aportar dinero cuando llega la crisis”.
La venta de productos y servicios, en cualquier caso, desciende. “La gente sólo actúa cuando les pegan el palo”, lamenta Rodríguez. Respecto al intrusismo, el presidente del colectivo también encuentra motivos para el pesimismo.
“En las verbenas de los pueblos, por ejemplo, se sacan ofertas de seguridad pero siempre surgen otras más baratas”, apunta Rodríguez, en referencia a las de personal no cualificado. “Tú mandas un presupuesto, pero al final escogen la opción económica, con una persona no habilitada por el Ministerio de Interior, no homologada ni controlada por la Policía y sin convenio”.
Los profesionales del área se quejan, asimismo, de la falta de inspecciones en ese ámbito. Con un aumento del personal dedicado a ellas, según Rodríguez, se solucionaría, en gran parte, el problema del intrusismo.
el sector.
En la capital existe apenas un puñado de firmas dedicadas a estos servicios, al menos, de las creadas aquí. La mayoría son delegaciones de otras de ámbito nacional o internacional. De cualquier modo, el acceso a la información sobre el estado de sus negocios y de la evolución de las ventas o de los clientes es muy intrincado.
Hablar con los jefes de las empresas es tarea harto complicada. Nunca están en la oficina, no se pueden poner o están reunidos. El secretismo parece otra de las características intrínsecas de un sector que sufre las consecuencias de la crisis económica.
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