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De escoltas a mercenarios antipiratas. La reforma de la ley de seguridad privada que ultima el Gobierno para permitir embarcar a vigilantes en pesqueros españoles y que utilicen armas de combate, mantiene dividido al sector. Lo que para unos es una salida más ante la caída de la demanda en el País Vasco, para otros resulta "inviable". ¿El motivo? Según asegura Eloy de Meledre, director ejecutivo de la Corporación Europ Americana de Seguridad (CEAS) -grupo constituido en España en 1987 para dar apoyo logístico y operativo a servicios de protección vip- ya no sólo porque los escoltas no están formados para realizar esta labor, sino porque el uso de armamento militar por personal civil puede acarrear penas de prisión cada vez que el buque atraca en un puerto para repostar o reparar una avería. "O se firman convenios con los países, o la pena de prisión está ahí", avisa De Melendre, al tiempo que reconoce que la negociación de estos acuerdos "tardan tiempo en cerrarse".
"Lo que se está haciendo ahora es parchear una situación e intentar sacar rentabilidad a este problema con cursos. Los escoltas no tienen capacidad ni medios para hacer frente a la vigilancia de un pesquero", comenta Eloy de Melendre.
Mecanismos
La guerra bacteriológica en alta mar es una de las armas que los agentes de seguridad privados de CEAS utilizan desde hace años en pesqueros de otros países que faenan en aguas de Latinoamérica, África, Asia y Australia. Al empleo de virus para repeler los ataques piratas se suma el uso de gases lacrimógenos, armas civiles de la misma eficacia que el armamento de guerra, ruidos de alta frecuencia e incluso la creación de niebla para confundir a la banda de secuestradores.
Uno de los métodos más sofisticados utilizados por CEAS para la vigilancia en alta mar se basa en la creación en laboratorios de virus que la tripulación de cada buque activa ante un posible abordaje de piratas. En algunos casos ya se han creado para que afecte tan sólo a la gente de color. En cuestión de minutos, aparece el dolor de cabeza, los vómitos y la diarrea. Una vacuna para evitar en algunos casos la muerte de los piratas afectados por el virus será clave en la negociación. "La utilización de estos virus nos da un margen de maniobra, que va desde la reducción directa de los secuestradores hasta la negociación para la liberación", explica De Melendre.
Otro de los mecanismos utilizados a bordo de los pesqueros es el que también utilizan ya los agentes contratados por CEAS en joyerías de Suramérica, que consiste en la creación de niebla hasta una altura de un metro y medio. Esto permite la intervención armada de los guardias de seguridad, que además controlan los movimientos de los secuestrados a través de cámaras térmicas. Incluso en los casos de las joyerías donde ya han implantado este sistema, una vez que el propietario activa la alarma no sólo salta el dispositivo para la emisión de la niebla, sino que además también se propaga un anestésico. "Cuando llega la policía, se encuentra a los ladrones dormidos", comenta el director de CEAS.
Estos mecanismos, según apunta, junto con el uso de armas civiles es la "vía más adecuada y viable" para proteger a los pescadores y evitar "poner sus vidas en peligro".
Empresas de seguridad crean virus en laboratorios para repeler los ataques piratas
De escoltas a mercenarios antipiratas. La reforma de la ley de seguridad privada que ultima el Gobierno para permitir embarcar a vigilantes en pesqueros españoles y que utilicen armas de combate, mantiene dividido al sector. Lo que para unos es una salida más ante la caída de la demanda en el País Vasco, para otros resulta "inviable". ¿El motivo? Según asegura Eloy de Meledre, director ejecutivo de la Corporación Europ Americana de Seguridad (CEAS) -grupo constituido en España en 1987 para dar apoyo logístico y operativo a servicios de protección vip- ya no sólo porque los escoltas no están formados para realizar esta labor, sino porque el uso de armamento militar por personal civil puede acarrear penas de prisión cada vez que el buque atraca en un puerto para repostar o reparar una avería. "O se firman convenios con los países, o la pena de prisión está ahí", avisa De Melendre, al tiempo que reconoce que la negociación de estos acuerdos "tardan tiempo en cerrarse".
"Lo que se está haciendo ahora es parchear una situación e intentar sacar rentabilidad a este problema con cursos. Los escoltas no tienen capacidad ni medios para hacer frente a la vigilancia de un pesquero", comenta Eloy de Melendre.
Mecanismos
La guerra bacteriológica en alta mar es una de las armas que los agentes de seguridad privados de CEAS utilizan desde hace años en pesqueros de otros países que faenan en aguas de Latinoamérica, África, Asia y Australia. Al empleo de virus para repeler los ataques piratas se suma el uso de gases lacrimógenos, armas civiles de la misma eficacia que el armamento de guerra, ruidos de alta frecuencia e incluso la creación de niebla para confundir a la banda de secuestradores.
Uno de los métodos más sofisticados utilizados por CEAS para la vigilancia en alta mar se basa en la creación en laboratorios de virus que la tripulación de cada buque activa ante un posible abordaje de piratas. En algunos casos ya se han creado para que afecte tan sólo a la gente de color. En cuestión de minutos, aparece el dolor de cabeza, los vómitos y la diarrea. Una vacuna para evitar en algunos casos la muerte de los piratas afectados por el virus será clave en la negociación. "La utilización de estos virus nos da un margen de maniobra, que va desde la reducción directa de los secuestradores hasta la negociación para la liberación", explica De Melendre.
Otro de los mecanismos utilizados a bordo de los pesqueros es el que también utilizan ya los agentes contratados por CEAS en joyerías de Suramérica, que consiste en la creación de niebla hasta una altura de un metro y medio. Esto permite la intervención armada de los guardias de seguridad, que además controlan los movimientos de los secuestrados a través de cámaras térmicas. Incluso en los casos de las joyerías donde ya han implantado este sistema, una vez que el propietario activa la alarma no sólo salta el dispositivo para la emisión de la niebla, sino que además también se propaga un anestésico. "Cuando llega la policía, se encuentra a los ladrones dormidos", comenta el director de CEAS.
Estos mecanismos, según apunta, junto con el uso de armas civiles es la "vía más adecuada y viable" para proteger a los pescadores y evitar "poner sus vidas en peligro".
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