Absuelto el residente del CETI acusado de agresión sexual por una compañera

Absuelto el residente del CETI acusado de agresión sexual por una compañera
Escrito por Juanjo Oliva
elfaroceutamelilla.es
martes, 03 de noviembre de 2009

El Juzgado de lo Penal nº 1 de la ciudad autónoma ha absuelto a Cristhope Ndelna del delito de agresión sexual contra una compañera del Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes, CETI, en grado de tentativa del artículo 178 y en relación con el 16 del Código Penal así como de la falta de lesiones del artículo 617.1 del mismo, que se le imputaron por el Ministerio Fiscal y por la acusación particular personada en esa causa.

La sentencia, fechada a 14 de octubre, levanta las medidas cautelares, en concreto una orden de alejamiento, que impedía el acceso de Ndelna al centro del Jaral, donde vive. El camerunés volvió a ingresar en estas instalaciones en el mismo día de la resolución, indicó el afectado.

Los sucesos relatados en el escrito judicial ocurrieron en la madrugada del 19 al 20 de agosto en las inmediaciones del CETI. La acusación mantenía que el camerunés, cerca de las 2.00 horas, saltó la valla de la residencia para acercarse a la mujer, que estaba fuera del recinto dado que la había expulsado por provocar un incidente de poca importancia con otra interna. Allí mismo la habría intentado agredir sexualmente llegando a causarle una herida a la altura de los glúteos que provoco su huída de vuelta al CETI, unos incidentes que fueron negados por Ndelna y varios testigos para quedar absueltos ya que la sentencia ha resultado favorable a su defensa.

No obstante, el subshariano sostiene que la compañera que lo inculpara sigue provocándole. “El mismo día que me incorporé al CETI me entregaron la nueva tarjeta de acceso para el puesto de control”, recuerda Ndelma; “se la mostraba a mis amigos cuando esta chica apareció de repente y gritó que yo le dije que le iba a pegar, cuando yo ni tan si quiera la había visto”, concluye su relato. No es el único desencuentro con esta residente ya que, asegura el absuelto, “me crucé con ella hace tres días y, después de mirarme, volvió la cara y escupió”, un acto interpretado por el afectado como una actitud desafiante.

Este residente en el centro del Jaral subraya que ha comunicado tanto a los vigilantes de seguridad como a los trabajadores sociales del CETI que se siente perseguido, “me sigue buscando”, en sus palabras, una respuesta agresiva que, adelanta el residente, “no va a conseguir de mí porque se ha equivocado de persona”.

Una vez ha sido declarado inocente, Ndelma valora interponer una denuncia contra ella por los perjuicios derivados de su expulsión del centro del Jaral, “durante dos meses he estado fuera del CETI y he pasado frío y muchas calamidades”, por las continuas instigaciones y por el daño moral que le ha causado ser imputado de un delito que, con la sentencia favorable del Juzgado de lo Penal nº 1, ha despejado dudas acerca de su comportamiento.

Un vigilante de seguridad de la empresa Serramar, destinado en el CETI, también fue denunciado a finales de 2008 por una agresión sexual de la cual fue finalmente absuelto. De acuerdo con el auto, el juez titular del juzgado de instrucción número 6 determinó que la manifestación de la inmigrante argelina que denunció los hechos no era creíble y que, por lo tanto, no sostiene una acusación contra el vigilante. Una impresión, la del juez, que fue secundada por el Ministerio Fiscal que también interesó el archivo de la causa como finalmente sucedió y como defendía el abogado defensor del vigilante de seguridad acusado.

“Ella me denunció para conseguir los papeles”

Cristopher Ndelna, quien reside en el centro del Jaral desde hace dos años y dos meses, revela que, en la actualidad, un compañero se encuentra en una situación similar a la suya dictándose también una orden de alejamiento sobre él, desvela. Este camerunés indica que este tipo de casos se suceden en el centro del Jaral siempre con una mujer como denunciante o acusación pública. “Los hombres en el CETI no podemos hablar, ellas tienen un poder que las sitúa por encima de nosotros. No podemos discutir porque disfrutan de una protección especial al ser mujeres”. El subsahariano señala que fue denunciado para lograr la residencia temporal en la península “basándose en una historia falsa, como ha ocurrido otras veces”. El motivo de esta presunta obtención de documentación “injusta” responde, según el afectado, a que ambos no pueden vivir en las mismas instalaciones, normalmente por la declaración de medidas cautelares, y a uno de ellos le conceden la ‘tarjeta amarilla’ para desbloquear la situación, siempre la parte femenina, apunta. “Nos amenazan con llamar a los guardias de seguridad o acudir a la Policía Nacional si no hacemos lo que ellas quieren”, lamenta Ndelna.