El acondicionamiento del piso del Jefe superior en Aragón crea un gran malestar. El SUP pide la reparación de infraestructuras y equipos

El acondicionamiento del piso del Jefe superior en Aragón crea un gran malestar. El SUP pide la reparación de infraestructuras y equipos

La pintura suele tener en los ojos un efecto irritante, adjetivo derivado del verbo irritar. Esta palabra tiene tres significados: "Hacer sentir ira", "excitar vivamente otros afectos o inclinaciones naturales" y "causar excitación morbosa en un órgano o parte del cuerpo". Las manos de afeite aplicadas estos días al piso asignado --por estatuto-- al nuevo responsable del Cuerpo Nacional de Policía en Aragón, Rafael Arenas, en la sede de la Jefatura ha tenido varios de esos efectos. El tercero es de carácter exclusivamente orgánico. Los dos primeros --la ira es una "pasión del alma, que causa indignación y enojo"-- son estos días los más extendidos en la plantilla del cuerpo.

La reforma del piso del nuevo jefe --al que los pintores daban los últimos retoques a media mañana del jueves y que fue rehabilitado hace cinco años-- se ha convertido, en los últimos días, en uno de los temas de conversación más habituales

entre los agentes del Cuerpo Nacional de Policía en Zaragoza, donde se concentra el 80% de la plantilla de toda la comunidad. Llevan años quejándose de la falta de medios para trabajar y consideran un agravio que se hagan obras en la casa del máximo responsable cuando buena parte de las instalaciones las requieren y no llegan a recibirlas. "Solo se ha pintado" No obstante, un portavoz de Jefatura negó que la vivienda de Arenas haya sido sometida a una reforma integral. "Solo se ha pintado y se han efectuado trabajos de saneamiento. Nada fuera de lo normal cuando un piso cambia de inquilinos".

Los policías critican con dureza tanto las condiciones en las que se encuentran las instalaciones en las que desempeñan su trabajo como los medios de que disponen para desarrollarlo. El Sindicato Unificado de Policía (SUP), mayoritario en el cuerpo y en Aragón, reclama en todas las reuniones con el mando que se ejecuten las obras pendientes, algunas de las cuales han dispuesto de consignaciones presupuestarias que nunca llegan a materializarse.

El acuartelamiento de la calle General Mayandía, que incluye la comisaría del distrito Centro y la Oficina de Extranjería, sigue sin disponer de una rampa de acceso para las personas con limitaciones de movilidad, lo que obliga a los agentes a portear sillas de ruedas y coches de niños un día tras otro, indicaron fuentes del SUP. En ese edificio policial no resultan recomendables los apretones de vejiga, ya que carece de baño público: el acceso depende de la disponibilidad de agentes para escoltar al usuario hasta el retrete habilitado para los policías.

No todos los calabozos reúnen todas las condiciones de habitabilidad recomendables. Los que más deterioro presentan son los de la comisaría del Arrabal, cuyos techos se cayeron hace unos días. Al parecer, se trata de un problema de humedades que se repite con relativa frecuencia en ese puesto, cuya galería de tiro --indicaron fuentes del SUP-- está fuera de servicio al no haber entrado en funcionamiento los extractores de gases por falta de homologación.

El sindicato, que reclama la reparación de esas disfunciones, también llama la atención sobre otros aspectos, como la existencia de vehículos policiales apartados del servicio por no haber sido reparadas sus averías o los problemas que empiezan a darse con la vestimenta.

El Cuerpo Nacional de Policía ha decidido cambiar los uniformes, pero únicamente ha entregado 900 para equipar a la plantilla zaragozana, que supera el millar de efectivos. Los mandos esperan a completar el ajuar para comenzar a utilizarlos, lo que le permite evitar la imagen que da el cuerpo en algunas ciudades españolas, donde patrullan en un mismo coche dos agentes con ropa distinta. El problema, relatan fuentes del SUP, es que no hay prendas disponibles del modelo que se sigue utilizando, algo que ya ha causado más de un quebradero de cabeza en el cuerpo.