Sucedáneo de asalto al liderato

Sucedáneo de asalto al liderato

• 0-0 ante un agresivo Osasuna. Brilló sólo la defensa: Garay, Albiol y Arbeloa
  
• A los blancos les falto decisión y energía. Higuaín erró la principal ocasión
  
• Cristiano pasó desapercibido ante un equipo superior en los balones divididos
  

MADRID.- Lo mejor fue la defensa, Arbeloa, Albiol y Garay, lo que aclara mucho del sucedáneo de asalto blanco al liderato en Pamplona. Anestesia en Navarra para el grande con cinco escasos tiros a puerta en 90 minutos de porfía. Al Real Madrid le faltó energía y decisión para atrapar la cabeza en un asunto trabado, de balones divididos y empacho de imprecisiones. A los de Camacho, a cuestas con su endémica falta de gol, les supó a gloria bendita un punto frente a un encogido aspirante que apenas divisó a Ricardo en los primeros 45 minutos y que erró sus dos ocasiones más claras en los pies de Higuaín. Las cosas están como estaban, sólo que esta vez Cristiano, que exageró caídas, apenas lució el flequillo. A Año Nuevo no hubo líder nuevo. [Vea y opine: ¿Deben ser Kaká y Benzema titulares?]
Salió la avanzadilla de Pellegrini sin miedo a una presión ambiental que ya no es lo que era, dueño del balón y con la sensación de peligro sordo en su delantera. Pero sólo era eso, peligro mudo. Porque a los 20 minutos, una mezcla de solidaridad y agresividad rojilla y otro tanto de sesteo visitante le habían cambiado la cara al asunto. Un viraje más favorable a los locales, que fiaban muchas de sus opciones al balón parado y la caza de balones sueltos. El Madrid, con problemas en la salida de la pelota por la presión adelantada de los 'camachitos', cayó en la trampa de la propuesta local. Un mucho de imprecisiones, falta de ritmo y a jugar en la rifa de los balones divididos. A Cristiano apenas se le sirvió nada en condiciones en este Año Nuevo.
El partido se hizo más trabado cuando el mediocampo local -Puñal, Nekounam, Camuñas y Juanfran- pinzó el sistema nervioso blanco. La delantera -Pandiani y Aranda- también mordía en la ayuda. Nunca se dejó sacar el balón limpio ni maniobrar a Xabi Alonso, -vigilancia especial- mientras Lassana, más libre de la patrulla rojilla, estaba negado en el toque. Se cansó de correr pero no de dirigir. A Van deer Vaart le desconectaron del balón, mientras a Cristiano e Higuaín apenas se le sirvió el alimento. Fueron 45 minutos intensos en la rifa de los balones divididos, imprecisión generalizada y escasísimas llegadas arriba. A los porteros -Casillas y Ricardo- sólo se les vió con catalejo, muy lejos en 45 minutos. Sólo Casillas sacó un cabezazo de Nekounan a pachas con su defensa, mientras a Xabi Alonso y Van der Vaart los disparos francos le salieron blanditos y mordidos. Plastilina. Eso fue lo más cerca que estuvieron del gol.
La segunda parte tuvo la misma pinta tan intensa como anodina, de equilibrios. Sólo que esta vez las llegadas fueron un pelín más numerosas y mucho más claras. Higuaín tuvo el liderato en su pies en un par de llegadas claras. La primera, al cuarto de hora, le salió demasiada cruzada. Bota tuerta. La segunda, en un cara a cara con el portero propiciado por el resbalón de Flaño, respondió Ricardo con una manopla izquierda milagrosa. El argentino maldecía su suerte. Las salidas de Benzema y de Raúl apenas decidieron nada nuevo. Faltó la creatividad que después echó de menos Pellegrini en rueda de prensa.
Al menos, el Madrid había acumulado más peligro en un cuarto de hora que en toda la primera mitad -disparos de Marcelo y el gafado Pipita-. Los 'rojillos' respondían con sus armas, con el remedio del balón parado. Flaño metió en muchos apuros a Iker Casillas con un remate de cabeza en el segundo palo tras un córner. También un pase de la muerte de Camuñas no encontró rematador. La falta de instinto asesino cuesta puntos y más puntos a los de Camacho en demasiadas jornadas.
El final fue a toque de corneta con los dos ya lanzados a por lo que saliera. El visitante, a por un liderato que se esfumaba. El local, porque veía que el gigante no fue tan fiero como lo pintan. Pero los remates peligrosos de Benzema, uno de ellos obligó a otra intervención divina de Ricardo, y un último y vano intento desde su casa de Cristiano se desvanecieron. Intento fallido.