Sufre un accidente al huir tras robar el cepillo de la capilla del Materno

Iba todos los días a la capilla, pero no empujado por la devoción. Tal era su asiduidad que los capellanes, que lo conocían perfectamente, solían recoger en el acta diaria de eventos sus visitas y fechorías. «Hoy no ha venido el ladrón», «hoy lo pillé, pero salió corriendo.». La última anotación de los sacerdotes parece el guión de una crónica de sucesos. Con coches de policía, persecución y accidente incluidos.
El protagonista de la historia es un supuesto ratero de unos 40 años que, al parecer, merodeaba a diario la capilla del Hospital Materno para hacerse con el dinero del cepillo. Así llevaba más de un año, según el capellán José Diéguez, hasta que la semana pasada lo pillaron con las manos en la masa. Al intentar huir de la policía, cayó al suelo y se rompió la nariz. Acabó detenido y se pasó varios días hospitalizado en Carlos Haya.
El suceso ocurrió a mediodía. El sospechoso se coló en el oratorio del hospital. Según explica el capellán, levantó el lampadario -ya maltrecho por los constantes robos que sufre- y supuestamente cogió el dinero de las ofrendas. Una mujer que entraba en la capilla lo sorprendió y avisó inmediatamente a dos empleados de la empresa de limpieza, que pasaban por allí en esos momentos. Ellos avisaron a seguridad y bloquearon la puerta de la iglesia para que el caco no pudiera salir.
El individuo se quedó encerrado dentro de la capilla -no tiene otra salida- mientras llegaba la policía, que ya había sido avisada. Los agentes llegaron en unos minutos y retuvieron al sospechoso, que aún llevaba encima el botín: 25,97 euros. Lo escoltaron hasta el coche patrulla para identificarlo y aclarar lo sucedido.
Cuando se disponían a subirlo en el asiento de atrás, el hombre echó a correr. Fue una huida breve, frustrada por el destino y la buena forma física de los agentes. «Corría mucho, pero los policías también. Estaban a punto de darle alcance cuando parece ser que tropezó y cayó al suelo», relata el sacerdote.
En libertad
El aparatoso accidente le costó una fractura en la nariz. Fue trasladado al Hospital Carlos Haya, donde quedó ingresado. De hecho, agotó el plazo de detención sin haber recibido aún el alta médica, por lo que la policía tuvo que ponerlo en libertad a la espera de que lo reclame la autoridad judicial.
El capellán fue citado en comisaría para declarar. Allí, explicó a los policías que venían sufriendo a este individuo desde hace un año y estimó que, en ese tiempo, habría sustraído más de mil euros. «Todos los días hacía su recorrido oficial», cuenta José Diéguez. «Se colaba en el cambio de turno de los vigilantes de seguridad, subía las escaleras y, si veía la capilla vacía, hacía su primera parada».
Una vez dentro, se dedicaba a pedir dinero a los usuarios del hospital, a veces en actitud exigente, lo que obligó a intervenir en varias ocasiones a los vigilantes de seguridad del centro sanitario.

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