Para rematar, violencia racial

NAIROBI. Desde que Suráfrica asumiera la responsabilidad de organizar el evento futbolístico por excelencia, las dudas ante su incapacidad para contener la delincuencia endémica que sufre el país han sido una constante. Unas dudas que se han acrecentado en los últimos días, sobre todo, tras el asesinato la pasada semana del histórico líder de la extrema derecha surafricana, Eugene Terreblanche.
El líder del supremacionista «Movimiento de Resistencia Afrikaner» (AWB) fue golpeado y acuchillado hasta la muerte por un hombre y una joven de 15 años de edad que trabajaban para él, después de que discutieran acerca de una serie sueldos pendientes de pago. Pocas horas después de conocerse la noticia, el AWB aseguraba que vengaría la muerte de su líder, provocada, según ellos, «por motivos políticos».
Sin embargo, el ministro de Seguridad sudafricano, Nathi Mthetwa, ha dicho que «el crimen no incidirá en el Mundial, ya que la seguridad de los turistas estará garantizada», además de asegurar que no existen movimientos racistas en el país.
Aunque ésta no es la única seria advertencia. Hace unos días, la red terrorista Al Qaida amenazó con realizar un atentado a «gran escala» contra las selecciones de Estados Unidos, Inglaterra, Francia, Alemania e Italia, países a los que acusa de ser parte de la «cruzada sionista contra el Islam».
Sin embargo, son otro tipo de delitos, los clásicos provocados por la violencia callejera que sufre el país, los que mayor número de visitantes podría recortar al Mundial. Según datos del Ministerio del Interior, cada día son asesinadas 50 personas en el país. Unos números que provocaron que G4S -la principal compañía de seguridad privada del mundo-, rechazara operar durante el torneo debido a la «total peligrosidad del acontecimiento».
Para cubrir esta baja, la Policía surafricana desplegará cerca de 14.000 nuevos efectivos, que se unirán a los 41.000 ya previstos. De igual modo, 200 agentes de la Interpol serán infiltrados entre los seguidores para evitar incidentes, como los de la pasada Copa Confederaciones.

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