Los detectives acechan a los morosos

La literatura y el cine los han cubierto de un halo aventurero y misterioso: desde la pericia sobrehumana de Sherlock Holmes al romanticismo en blanco y negro de Philip Marlowe, pasando por la torpeza del Inspector Clouseau. La profesión de detective privado desprende un aroma peliculero y fascinante, casi inaccesible, pero su labor puede engancharse a una circunstancia tan cotidiana como la del fulano que debe pasta a su banco.

Los temblores de la crisis económica hacen salir a los rezagados de sus agujeros: los morosos, esos profesionales de escurrir el bulto a la hora de aflojar la mosca, son junto a las administraciones públicas los enemigos número uno de empresas, entidades financieras y aseguradoras. ¿Y a quién acuden éstos para perseguir a sus deudores? Por ejemplo, a Manuel Rosa y su ejército de sabuesos.

Rosa preside Detectys, la mayor corporación de detectives privados comerciales de Europa, que aglutina a más de 200 investigadores en toda España y que se dedica a desbrozar las telarañas de algunas cuentas económicas con olor a podrido. «Tenemos mucho trabajo debido a la crisis», afirma Manuel Rosa desde su cuartel general en Málaga. «Las sociedades de crédito quieren hacer caja buscando al deudor. Los morosos más frecuentes son los normales y corrientes, aquellas personas que deben dinero a los bancos», señala.

No en vano el 81% de las peticiones de investigaciones proviene de entidades financieras. Un 13% procede de mutuas y aseguradoras, un 5% las realizan las empresas y sólo el 1% restante corresponde a abogados y particulares.

Artimañas

La Asociación Nacional de Establecimientos Financieros de Crédito asegura que en España hay alrededor de dos millones y medio de morosos. Según un estudio de Detectys, el grupo más numeroso lo integran autónomos y empresarios, que representan un 43% de los deudores que ha analizado la corporación a partir de 2.500 informes.

Estos especímenes tapan los agujeros de sus cuentas con artimañas diversas. Uno de los métodos más habituales es la creación de una entidad sucesora: cuando la empresa entra en números rojos, su propietario «la deja morir» –en palabras de Rosa– y crea otra a la que traspasa clientes, proveedores, etcétera.

Otras figuras muy recurridas son la del testaferro y la del administrador de hecho: la persona que dirige la empresa en la sombra sin figurar en ningún documento. También tiene gran predicamento el alzamiento de bienes, mediante el cual el dueño cede sus posesiones a otro individuo cuando ve asomar el embargo en el horizonte. Pero detrás de cada maniobra se agazapa alguno de los hombres de Manuel Rosa: «Es que los empresarios se creen más listos que nadie».

En los casos más llamativos, véanse corrupción política, fraudes de grandes empresas o narcotráfico, los recursos de los malhechores para limpiar su patrimonio suelen reducirse a la apariencia de insolvencia. «Todos acaban usando las mismas técnicas», asegura el líder de Detectys con cierta sorna.
El informe de la corporación añade que, además del porcentaje formado por empresarios y autónomos, el 41% de los morosos está formado por personas en paro o sin actividad laboral y que el 16% restante lo integran trabajadores por cuenta ajena o funcionarios.

Las tácticas de investigación que utilizan los detectives para desentrañar este tipo de fraudes son muy similares a las del sabueso que sigue los pasos de un marido infiel o una esposa adúltera. «El procedimiento suele ser siempre el mismo: se comprueban los registros y documentos públicos y se realiza un seguimiento del supuesto moroso. Así se sabe a qué empresas acude y con qué personas se reúne», apunta Rosa, que lleva en el negocio desde 1971. Aunque ahora es un experto en la materia, el veterano detective confiesa que en sus inicios era un «pésimo» investigador al que se le escapaban «hasta las viejecitas».

Los datos hablan

Durante el año pasado, miles de empresas tocaron fondo sin pasar por los juzgados. En concreto, en España quebraron 25.273 entidades sin declararse en concurso de acreedores, un 21,9% más que en 2008, según los datos recopilados por Detectys. Por si fuera poco, la morosidad de los créditos concedidos por bancos, cajas de ahorros, cooperativas y establecimientos financieros de crédito a particulares y empresas cerró 2009 en el 5,07%, el nivel más alto desde mayo de 1996, cuando se situó en el 5,31%.

Un escenario del crimen muy suculento para los detectives comerciales y para defensores de métodos más expeditivos. No es casual que Pere J. Braschfield, experto en morosidad y autor del libro Memorias de un cazador de morosos, titule así el primer capítulo de su obra: España, una jungla de morosos. En un pasaje de su obra, Braschfield relata los pormenores de la Operación Pilatos, en la que la Guardia Civil desarticuló una banda dedicada a cobrar pagos mediante palizas, amenazas de muerte y coacciones.

El modus operandi que recomienda Manuel Rosa es algo más civilizado: «Levantar las piedras sospechosas para ver qué hay debajo de ellas.

Fuente: Expansión.com