dedicado guisacruzoliva

En terrenos de castilla
sito entre Roa y Aranda
existe un pueblo pequeño.

Medio centenar de casas
que trepan una ladera
que presiden una atalaya.

La llamamos el castillo,
quizás sea mucha palabra
para un paredón y medio
de piedras destartaladas,
pero nos gusta pensar,
que en épocas ya lejanas,
lo habitaron caballeros
armados de anchas espadas
y lucían su lindo talle
las bellezas castellanas.

En su base, las bodegas
bajo las tierra excavadas,
no son de esas importantes,
que llevan las grandes casas
t que nos vende sus vinos
a fuerza de propaganda.

Aquí el vino no se vende,
aquí el vino se regala,
pone en su elaboración
cada habitante su gracia.

El se cuida de la uva,
en la vendimia y la carga,
el la transporta al lagar,
para con sus pies pisarla.

Hace torres de tablones
para que una viga larga,
de la que cuelga una piedra,
termine por extrujarla.

Después lleva el dulce mosto
a la bodega, y lo envasa
en los cubetes de roble,
como en épocas pasadas,
no se trata de ese vino
llamado de alta crianza.

Es un vinillo travieso
que se a criado en la casa
pero, que hace travesuras,
de eso les doy mi palabra,
es un vino chispeante
y hay que oírle como canta
la canción de la alegría
al bajar por la garganta.


Al salir de la bodega
se ubican unas cabañas
que llamamos contadores
y sera, por las hazañas
que entre bocados y tragos,
en el interior se narran.

Allí se charla del trigo
como de la remolacha
o si habrá que regalar,
como siempre, la patata,
o de los mozos mas fuertes
o de las mozas mas guapas
o de los mil sucedidos
que acaecen en España.

Esto es, poco mas o menos
como la prensa diaria,
si se sienta uno en verano
en el poyo de la entrada,
vera como veinte hogueras
alzan al cielo sus llamas,
son los haces de sarmiento
que se harán brillantes ascuas
y sobre ellas las parrillas,
de chuletas atestadas,
que lanzan al limpio viento,
el olor a carne asada.

Después, tome una chuleta,
póngala sobre la hogaza,
mantenga muy cerca el jarro
por si el panete se atasca,
y dele gracias a dios
por que no le falta nada.


Cuando acabe, deje ir
lentamente la mirada,
allá, el techo de de la ermita,
a la izquierda la costalta.

Mas abajo esta la iglesia,
que da fachada a la plaza,
y como alfombra, la vega
con su color esmeralda,
a la que riaza a puesto,
de arboles una guirnalda.

En el cielo las estrellas,
y aquí la paz en el alma,
esto es, Hoya de los ayes,
el mejor pueblo de España. por lo menos desde el 20 disfrutas del paro.