Un vigilante corrobora los hechos paranormales del Verge del Toro: «Se te ponían los pelos de punta»
Sufrió ocho meses los extraños sucesos del viejo hospital y calló «para que no me dieran por loco». Algunos compañeros se negaban a cubrir el servicio y una de ellas llegó a cubrir la guardia sin salir del coche.
D. Marquès | 02/10/2012 Valorar:
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Un vigilante de seguridad de la empresa Trablisa, que cubrió guardias nocturnas en el antiguo hospital Verge del Toro de Maó por espacio de ocho meses, corroboró ayer la existencia de fenómenos paranormales en el edificio, cerrado desde la apertura del Mateu Orfila en abril de 2007.
El guardia, que prefiere preservar su anonimato, se ha ofrecido al programa «Cuarto Milenio» para relatar su experiencia, que ayer expuso con todo detalle para este diario. «La difusión del reportaje en televisión me ha quitado un peso de encima. Hasta ahora había callado para que no me dieran por loco, pero realmente sé que no lo estoy». Sólo llegó a compartir sus vivencias con una compañera que, asustada por los ruidos que llegaban de las plantas superiores del edificio, «optó por cubrir la guardia metida en el coche. Las chicas cubrían el turno de tarde, pero ninguna de las que tuvieron que realizarlo quiso volver».
«Cada noche que hacía guardia en el hospital salía con los pelos de punta», comenta el vigilante, quien dice haber percibido los mismos sucesos extraños que se describen en el reportaje de Cuatro. «Apagaba la luz de una planta a las dos de la madrugada y una hora después ya volvía a estar encendida. El ascensor bajaba solo desde la quinta planta sin que yo pudiera adivinar el motivo, las puertas de los quirófanos -que carecen de ventanas- se abrían de par en par y hasta sonaban los timbres de las camas en algunas habitaciones», relata.
Y algunas noches, «a las cuatro o las cinco de la madrugada, se oían ruidos y pasos, como si alguien estuviera corriendo de un lado para otro». Pero, al ir a inspeccionar la planta en cuestión, las dependencias estaban vacías.
«Y no era que alguien hubiera entrado», remarca. En los primeros meses «pillamos a un grupo de chavales que entraban por la lavandería. Pero, al cabo de poco tiempo, se tapió el pasillo de la primera planta que comunicaba con el anexo al hospital y la única puerta tenía activado su propio dispositivo de alarma por lo que, en realidad, nadie podía acceder al interior de la Residència».
Pese a ello, los ruidos persistieron. «Durante mis meses de vigilancia en el Verge del Toro me llevé dos sustos enormes. Así que, en realidad, me limitaba a patrullar por la planta baja y hacía arriba el mínimo de rondas posible».
La presencia de guardias jurados en el antiguo hospital se mantuvo hasta hace dos años cuando, a raíz de diversos actos vandálicos, la administración sanitaria optó por tapiar puertas y ventanas y prescindir del servicio privado de vigilancia. Desde entonces, el empleado de Trablisa ya no ha vuelto a trabajar en ningún edificio público abandonado.
A la Guardia Civil no le 'consta' el informe, pero tampoco lo niega
La Guardia Civil no ha hallado estos días constancia en sus archivos de la diligencia y el informe en los que se sustentó el programa «Cuarto Milenio» de Cuatro para relatar el «episodio paranormal» acaecido en la madrugada del 1 de noviembre de 2007.
El director insular del Estado, Antoni Juaneda, quien había ordenado que se revisaran los archivos del destacamento en busca del informe, concluyó ayer que «no existe ninguna constancia documental» de lo ocurrido. Eso no quiere decir que el informe en cuestión no existiera, hecho éste que el máximo representante estatal en Menorca no puede confirmar ni desmentir. Lo cierto es que la diligencia exhibida en el programa sí llevaba el membrete de la Guardia Civil.
Según las fuentes consultadas, el organismo competente para actuar era la Comisaría de Policía Nacional de Maó, pero entonces empezaba a sufrir una merma en sus efectivos, lo que explicaría que se diera aviso a la Guardia Civil y sólo se personaran en el antiguo hospital dos policías que se encontraban patrullando por la zona.
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Sufrió ocho meses los extraños sucesos del viejo hospital y calló «para que no me dieran por loco». Algunos compañeros se negaban a cubrir el servicio y una de ellas llegó a cubrir la guardia sin salir del coche.
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Un vigilante de seguridad de la empresa Trablisa, que cubrió guardias nocturnas en el antiguo hospital Verge del Toro de Maó por espacio de ocho meses, corroboró ayer la existencia de fenómenos paranormales en el edificio, cerrado desde la apertura del Mateu Orfila en abril de 2007.
El guardia, que prefiere preservar su anonimato, se ha ofrecido al programa «Cuarto Milenio» para relatar su experiencia, que ayer expuso con todo detalle para este diario. «La difusión del reportaje en televisión me ha quitado un peso de encima. Hasta ahora había callado para que no me dieran por loco, pero realmente sé que no lo estoy». Sólo llegó a compartir sus vivencias con una compañera que, asustada por los ruidos que llegaban de las plantas superiores del edificio, «optó por cubrir la guardia metida en el coche. Las chicas cubrían el turno de tarde, pero ninguna de las que tuvieron que realizarlo quiso volver».
«Cada noche que hacía guardia en el hospital salía con los pelos de punta», comenta el vigilante, quien dice haber percibido los mismos sucesos extraños que se describen en el reportaje de Cuatro. «Apagaba la luz de una planta a las dos de la madrugada y una hora después ya volvía a estar encendida. El ascensor bajaba solo desde la quinta planta sin que yo pudiera adivinar el motivo, las puertas de los quirófanos -que carecen de ventanas- se abrían de par en par y hasta sonaban los timbres de las camas en algunas habitaciones», relata.
Y algunas noches, «a las cuatro o las cinco de la madrugada, se oían ruidos y pasos, como si alguien estuviera corriendo de un lado para otro». Pero, al ir a inspeccionar la planta en cuestión, las dependencias estaban vacías.
«Y no era que alguien hubiera entrado», remarca. En los primeros meses «pillamos a un grupo de chavales que entraban por la lavandería. Pero, al cabo de poco tiempo, se tapió el pasillo de la primera planta que comunicaba con el anexo al hospital y la única puerta tenía activado su propio dispositivo de alarma por lo que, en realidad, nadie podía acceder al interior de la Residència».
Pese a ello, los ruidos persistieron. «Durante mis meses de vigilancia en el Verge del Toro me llevé dos sustos enormes. Así que, en realidad, me limitaba a patrullar por la planta baja y hacía arriba el mínimo de rondas posible».
La presencia de guardias jurados en el antiguo hospital se mantuvo hasta hace dos años cuando, a raíz de diversos actos vandálicos, la administración sanitaria optó por tapiar puertas y ventanas y prescindir del servicio privado de vigilancia. Desde entonces, el empleado de Trablisa ya no ha vuelto a trabajar en ningún edificio público abandonado.
A la Guardia Civil no le 'consta' el informe, pero tampoco lo niega
La Guardia Civil no ha hallado estos días constancia en sus archivos de la diligencia y el informe en los que se sustentó el programa «Cuarto Milenio» de Cuatro para relatar el «episodio paranormal» acaecido en la madrugada del 1 de noviembre de 2007.
El director insular del Estado, Antoni Juaneda, quien había ordenado que se revisaran los archivos del destacamento en busca del informe, concluyó ayer que «no existe ninguna constancia documental» de lo ocurrido. Eso no quiere decir que el informe en cuestión no existiera, hecho éste que el máximo representante estatal en Menorca no puede confirmar ni desmentir. Lo cierto es que la diligencia exhibida en el programa sí llevaba el membrete de la Guardia Civil.
Según las fuentes consultadas, el organismo competente para actuar era la Comisaría de Policía Nacional de Maó, pero entonces empezaba a sufrir una merma en sus efectivos, lo que explicaría que se diera aviso a la Guardia Civil y sólo se personaran en el antiguo hospital dos policías que se encontraban patrullando por la zona.
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