El peligroso juego iraní

El peligroso juego iraní


Lograr que el mundo dude de las intenciones nucleares puede ser un truco diplomático astuto, pero el gobierno de Teherán habría de repasar el caso del Irak de Sadam Husein


La frase clave es “ambigüedad estratégica” —un término elegante que significa “mantenerlos en duda”. Sadam Husein pensó que podía permanecer en el poder fingiendo que tenía algún tipo de armamento exótico que podría conmocionar a sus enemigos a último momento. Ahora sabemos que, en febrero de 2003, tuvo que revelar a su consejo del comando revolucionario que su bodega de armas biológicas y químicas estaba más o menos vacía: tenía muy poco con lo que detener a los estadunidenses invasores.
Por años había mantenido al mundo en la duda. Ahora se sabe que virtualmente no hubo desarrollo de armas nucleares después de 1991. Todavía quedan algunas dudas, y algo de misterio, en cuanto a lo que hizo Sadam con todos esos precursores y agentes para sus programas de armas biológicas y químicas. Pero su error fue continuar fingiendo tener lo que no tenía. Ahora Teherán está jugando su propio juego de alardeo con los vigilantes de armas internacionales de la ONU. No es la misma táctica de Sadam, pero el resultado final podría ser igual: un ataque militar y, no necesariamente, en un momento conveniente.

Podría haber “ambigüedad estratégica” sobre su capacidad nuclear, pero con su última prueba de misiles, Irán ha enviado un mensaje decididamente claro de que, si tuviese cabezas nucleares, definitivamente tiene con qué transportarlas —con Israel dentro de su alcance.
Este verano parecía que Europa, EU, la ONU e Irán estaban involucrados en alguna especie de fandango diplomático, pero que resultaría en el camino hacia la reconciliación y las conversaciones productivas sobre la resolución del problema nuclear en Irán.

A finales de mayo, Mohamed el-Baradei, de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) emitió un reporte breve y preocupante sobre las actividades nucleares de Irán. Decía que había demasiadas cosas en los programas nucleares de Irán que la ONU no podía ver. Lo que es más, la AIEA consideró que era casi seguro que hubiese programas secretos para armas nucleares, particularmente para cabezas para misiles de alcance intermedio.

Esto generó risas en Teherán. Luego tuvo lugar el ejercicio del mes pasado hecho por la Fuerza Aérea israelí de recargar combustible en aviones de ataque en vuelo para una misión de más de mil 200 km —aproximadamente la distancia de Israel a la planta nuclear principal de Irán, en Natanz. Los griegos prestaron su espacio aéreo al sur de Creta para una parte de la maniobra. Esto debería haber levantado algunas cejas, ya que ahora Grecia es considerada como la aliada de la UE y la OTAN con buenas relaciones diplomáticas con Irán