ETA no encuentra responsables para dirigir las herriko tabernas

ETA no encuentra responsables para dirigir las herriko tabernas

ETA no encuentra a personas que quieran ser responsables de las herriko tabernas. El dato, confirmado a LA RAZÓN por fuentes antiterroristas, demuestra la grave situación interna por la que atraviesa el brazo político de la banda gracias a las operaciones que en los últimos años han realizado contra este entramado las Fuerzas de Seguridad, en especial la Policía. Las herrikos se han convertido, tras la ilegalización de las organizaciones proetarras, en los centros en los que la izquierda

abertzale mantiene cierta actividad. En estos locales se planifican desde homenajes a presos que salen en libertad a atentados de la «kale borroka». También se venden pegatinas, camisetas y otros objetos de simbología proetarra o se recauda dinero. De ahí la importancia que para ETA tienen en la actualidad las herriko tabernas y la necesidad de que al frente de las mismas se encuentren individuos de su absoluta confianza. Sin embargo, la banda se ha topado con la cruda realidad de que cada vez son menos las personas dispuestas a asumir estas responsabilidades conscientes de las grandes posibilidades que tienen, a corto o medio plazo, de ir a prisión.

El próximo otoño se celebrará el juicio contra cuarenta individuos, entre ellos Arnaldo Otegi, procesados por la financiación de ETA a través de la red de herriko tabernas. La mayoría de ellas, según las citadas fuentes, permanecen abiertas o han sido trasladadas a bares de la misma zona.

Los problemas del entramado de la banda no se reducen a este asunto. La nueva «mesa nacional» de Batasuna ha reducido su número de 36 a 15 miembros y actúa en la más absoluta clandestinidad. Se sabe que se trata de individuos muy jóvenes, procentes de Jarrai, la mayoría mujeres, y que sólo quedan dos «históricos»: Tasio Erquicia, que acudió a la cárcel de Martutene cuando salió Arnaldo Otegi, e Iñaki Olalde. La «mesa» como tal no celebra sesiones para evitar nuevas detenciones (la mayoría de los integrantes de la anterior están en prisión). Dos, o a lo sumo tres, se reúnen y, con posterioridad, cada uno se junta con otro u otros dos para decidir la estrategia a seguir y, sobre todo, transmitir las consignas que vienen de ETA. Al ser poco conocidos se ha dado el caso de que, al acudir a un pueblo para juntarse con los militantes de Batasuna de esa localidad, los asistentes mostraban extrañeza y desconfianza ante la persona que pretendía dirigir la asamblea.