El SUP informa de que el tránsito de personas crece más de un 15 por ciento durante el Ramadán en el Tarajal

El SUP informa de que el tránsito de personas crece más de un 15 por ciento durante el Ramadán en el Tarajal

Cae la noche y la vida parece detenerse por un instante al otro lado de la frontera. Es Ramadán y el ritmo cambia al llegar el momento de romper el ayuno. Un lapso de tiempo que se nota especialmente en el paso fronterizo del Tarajal. Aunque apenas dura unos minutos. Es la calma antes del bullicio. Apenas una hora después del ocaso, el ajetreo vuelve a retomar el pulso en la frontera. Muchos musulmanes ceutíes y la práctica totalidad de los transfronterizos que habitualmente pasan la noche en Ceuta pese a carecer de permiso cruzan ahora a Marruecos «para poder disfrutar» de la festividad de Ramadán.

Y es que durante el mes que dura el ayuno anual obligatorio para todo musulmán, el tránsito de personas en el paso fronterizo del Tarajal crece más de un 15 por ciento, exactamente un 16,6 por ciento. Según datos aproximados de Andrés Carrera, portavoz del Sindicato Unitario de Policía (SUP). Desde el pasado primero de octubre, 5.000 personas se suman a las más de 30.000 que diariamente cruzan el Tarajal en las dos direcciones. Un aumento que supone quince puntos más

que la media del resto del año pero que, pese a ello, no está causando atascos ni retenciones de entidad. Eso a pesar de la huelga de celo que viene poniendo en práctica la Policía Nacional, recordó Carrera el pasado jueves tras una concentración de los sindicatos policiales para exigir la equiparación sindical con las policías autónomas. La razón de este éxodo diario estriba en la diferente celebración del Ramadán a un lado y al otro. Jalim, un joven ceutí del Príncipe, cruza a Castillejos (F'nideq) «para poder disfrutar del Ramadán». «En Ceuta no se nota tanto que es fiesta», alega. Su amigo Ali, natural de la localidad marroquí, asegura que en Castillejos se siente más la fiesta, hay

mucha gente en la calle tras el rezo, las tiendas están abiertas...», explica.«En Ceuta, por las noches, hay más problemas», argumenta Mohamed, padre de familia de Hadú, que acude a Rincón a pasar la velada con unos familiares. «Allí está todo más tranquilo, aquí (Ceuta) no me gusta para los muchachos, y en Rincón han puesto alumbrado y todo, muy bonito».

Casi un 40 por ciento de la población ceutí cumple durante este mes el ayuno obligatorio que estipula su fe. Un periodo que cuenta con una reducida oferta cultural relacionada con la festividad, con conferencias y concursos así como la iluminación ornamental de algunos puntos aislados de la ciudad autónoma. Además, el ICD organizó ayer una carrera popular al atardecer con motivo del Ramadán.