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Salir de copas con navaja
La anomalía particular de ir de copas armado se suma a la circunstancia general de que Fomento se le haya ido de las manos al Ayuntamiento, inseguro en criterios
JAVIER MORÁN el reciente homicidio de un joven en los Jardines de la Reina, zona de Fomento, a manos de otro joven yace sobre dos anomalías fundamentales, una particular y otra general. La primera consiste en que hay quien sale de copas con una navaja en el bolso. La mayoría de las personas salen de noche y, previamente, se echan colonia o un jersey bonito sobre los hombros; pero hay individuos que se echan un arma blanca encima.
Suponemos que los que así se preparan para la noche son una minoría, pero en la jornada de autos del citado homicidio salieron a relucir dos filos, que se sepa. El que llevó por delante a la víctima mortal, y otro que acabó hiriendo al vigilante de un pub. Ya es coincidencia.
Ésta es la anomalía individual, personal, pero en Fomento acaece otra anormalidad desde hace años. No vamos a repetir toda la retahíla de circunstancias. Baste decir que vecindario, taxistas, policías, conductores de ambulancia o los propios noctívagos saben de sobra que existen unas horas peligrosas, al borde del alba, justo cuando la muchachada debería comenzar a retirarse pacíficamente... etílica, pero pacíficamente.
Esta situación no es producto de la casualidad. Al Ayuntamiento se le ha ido de las manos esta zona. Un sindicato de Policía ha declarado repetidamente estos días que el problema básico reside en el escaso control de los horarios de la hostelería. La alcaldesa Paz Fernández Felgueroso ha respondido que el homicidio de marras se cometió a una hora en la que la hostelería todavía permanecía legalmente abierta y que los hechos se produjeron en la calle y no en un local. Es cierto, pero barruntamos que dicho sindicato policial se refiere más bien a cierto caldo de cultivo donde se cosechan las tropelías habituales.
Con todo, el debate sobre el proceder de la hostelería nos llevaría aquí muy lejos. Apliquemos, no obstante, el aforismo: cuando el gato no está, los ratones bailan. Y el gato es aquí la seguridad que el Ayuntamiento y el Ministerio del Interior decidan ofrecer a los ciudadanos. Es decir, no nos preocupa tanto que los ratones den saltos ocasionalmente, sino que el gato no esté o, estando, resulte un felino miedoso, o preso de una brida. Hemos leídos estos días que existen circunstancias en las que los agentes de la autoridad se retraen por tener órdenes de ello. Viniendo al presente más inmediato, la Junta Local de Seguridad acaba de reunirse en el Ayuntamiento. No vamos a entrar a fondo en detalles: por ejemplo, en el de que la municipalidad afirma que la reunión estaba «convocada con anterioridad» al homicidio, pero «se fijó para esta fecha». Es una contradicción más que revela cierta inseguridad en aquello que vela por la seguridad. Si la Junta estaba convocada para un día determinado, pero la adelantaron, es que había que hacerlo, y no hay por qué disimular diciendo que ya tenían previsto reunirse. El caso del homicidio ha sido grave y, peor aún, revelador de unas circunstancias peligrosas. A grandes males, grandes remedios.
Esa inseguridad a la que aludíamos ahora parece también una inseguridad de criterio. Veamos. Cuando el presunto homicida de los Jardines de la Reina actuó malamente hace unos años junto a colegas de banda urbana, con agresión grave a otro joven en La Arena, se desató cierta controversia ciudadana cuando el Ayuntamiento manifestó que la educación cívica era cosa de las familias. Lo es, pero la cosa sonaba a autoexoneración de responsabilidades.
Otra inseguridad más: ante la organización de sesiones de «botellón», se oyó decir a algún representante de la seguridad municipal que la presencia excesiva de Policía en dichos saraos solía producir excitación superior en la muchachada, luego era preferible manejar esos casos de otra manera. Y una tercera inseguridad: la de afirmar que casos como el homicidio de los Jardines de la Reina son hechos aislados.
A ver si está sucediendo que la inseguridad de criterios pudiera acaba en inseguridad ciudadana. No obstante, la Junta Local de Seguridad anuncia planes de acción en Fomento, que deseamos no sean inseguros.
Salir de copas con navaja
La anomalía particular de ir de copas armado se suma a la circunstancia general de que Fomento se le haya ido de las manos al Ayuntamiento, inseguro en criterios
JAVIER MORÁN el reciente homicidio de un joven en los Jardines de la Reina, zona de Fomento, a manos de otro joven yace sobre dos anomalías fundamentales, una particular y otra general. La primera consiste en que hay quien sale de copas con una navaja en el bolso. La mayoría de las personas salen de noche y, previamente, se echan colonia o un jersey bonito sobre los hombros; pero hay individuos que se echan un arma blanca encima.
Suponemos que los que así se preparan para la noche son una minoría, pero en la jornada de autos del citado homicidio salieron a relucir dos filos, que se sepa. El que llevó por delante a la víctima mortal, y otro que acabó hiriendo al vigilante de un pub. Ya es coincidencia.
Ésta es la anomalía individual, personal, pero en Fomento acaece otra anormalidad desde hace años. No vamos a repetir toda la retahíla de circunstancias. Baste decir que vecindario, taxistas, policías, conductores de ambulancia o los propios noctívagos saben de sobra que existen unas horas peligrosas, al borde del alba, justo cuando la muchachada debería comenzar a retirarse pacíficamente... etílica, pero pacíficamente.
Esta situación no es producto de la casualidad. Al Ayuntamiento se le ha ido de las manos esta zona. Un sindicato de Policía ha declarado repetidamente estos días que el problema básico reside en el escaso control de los horarios de la hostelería. La alcaldesa Paz Fernández Felgueroso ha respondido que el homicidio de marras se cometió a una hora en la que la hostelería todavía permanecía legalmente abierta y que los hechos se produjeron en la calle y no en un local. Es cierto, pero barruntamos que dicho sindicato policial se refiere más bien a cierto caldo de cultivo donde se cosechan las tropelías habituales.
Con todo, el debate sobre el proceder de la hostelería nos llevaría aquí muy lejos. Apliquemos, no obstante, el aforismo: cuando el gato no está, los ratones bailan. Y el gato es aquí la seguridad que el Ayuntamiento y el Ministerio del Interior decidan ofrecer a los ciudadanos. Es decir, no nos preocupa tanto que los ratones den saltos ocasionalmente, sino que el gato no esté o, estando, resulte un felino miedoso, o preso de una brida. Hemos leídos estos días que existen circunstancias en las que los agentes de la autoridad se retraen por tener órdenes de ello. Viniendo al presente más inmediato, la Junta Local de Seguridad acaba de reunirse en el Ayuntamiento. No vamos a entrar a fondo en detalles: por ejemplo, en el de que la municipalidad afirma que la reunión estaba «convocada con anterioridad» al homicidio, pero «se fijó para esta fecha». Es una contradicción más que revela cierta inseguridad en aquello que vela por la seguridad. Si la Junta estaba convocada para un día determinado, pero la adelantaron, es que había que hacerlo, y no hay por qué disimular diciendo que ya tenían previsto reunirse. El caso del homicidio ha sido grave y, peor aún, revelador de unas circunstancias peligrosas. A grandes males, grandes remedios.
Esa inseguridad a la que aludíamos ahora parece también una inseguridad de criterio. Veamos. Cuando el presunto homicida de los Jardines de la Reina actuó malamente hace unos años junto a colegas de banda urbana, con agresión grave a otro joven en La Arena, se desató cierta controversia ciudadana cuando el Ayuntamiento manifestó que la educación cívica era cosa de las familias. Lo es, pero la cosa sonaba a autoexoneración de responsabilidades.
Otra inseguridad más: ante la organización de sesiones de «botellón», se oyó decir a algún representante de la seguridad municipal que la presencia excesiva de Policía en dichos saraos solía producir excitación superior en la muchachada, luego era preferible manejar esos casos de otra manera. Y una tercera inseguridad: la de afirmar que casos como el homicidio de los Jardines de la Reina son hechos aislados.
A ver si está sucediendo que la inseguridad de criterios pudiera acaba en inseguridad ciudadana. No obstante, la Junta Local de Seguridad anuncia planes de acción en Fomento, que deseamos no sean inseguros.
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