Y el G2, ¿para cuándo?

Y el G2, ¿para cuándo?


21 de octubre de 2008.- Lo mejor del G1 es sin duda el 1. Es sólo un número pero tiene significado. Quiere decir que habrá un G2 y que por tanto HTC tendrá la opción de redimirse de este primer intento. El primer teléfono de Google aprueba en software, pero se atraganta en el hardware.

No es sólo que no se puedan usar auriculares corrientes —hay que utilizar unos especiales con conexión USB y son bastante mediocres-. G1 tampoco soporta Bluetooth estéreo, el teclado no es todo lo cómodo que debiera (debido al diseño del teléfono es un poco incómodo pulsar las últimas teclas de la derecha) y si tiene acelerómetros no están muy bien implantados. La única forma de que las web o las imágenes se vean en modo apaisado es desplegando el teclado, no es capaz de detectar la orientación.

Pero si uno hace fuerza con los ojos y se centra sólo en la pantalla, donde corre el sistema operativo de Google, la cosa cambia. Android es un buen sistema operativo, aunque necesita que se pulan algunos detalles. No sé si soy muy torpe pero no he conseguido que el teléfono me informe de que tengo llamadas perdidas en la pantalla principal, por ejemplo (sé que hay una forma de hacerlo). El movimiento por los menús no tiene la sensación de suavidad del iPhone y, en general, al ser un sistema operativo abierto y mucho más configurable que el del iPhone o el de un Nokia es fácil sentirse un poco perdido al principio.

A las pocas horas se le coge el gusto y se aprende a vivir con algunos de las extrañas decisiones de Google, como el hecho de que el teléfono requiera descargar un visor de vídeo por separado, ese reloj analógico gigante o lo complicado que resulta reorganizar los iconos en la pantalla. La tienda de aplicaciones estaba bien cargada este fin de semana, pero de cara al lanzamiento en EE.UU. han recortado el numero de aplicaciones disponibles, imagino que para que las pocas que haya sean estables y no den problemas. La naturaleza abierta de la tienda le da potencial para albergar aplicaciones más interesantes que las que se pueden crear en entornos cerrados, como el iPhone, pero dependerá del entusiasmo y la habilidad de los programadores.

Es fantástico poder ver los mapas con las fotografías reales de Street View y compararlas con lo que hay en la calle en ese momento.
G1 obliga al usuario a vivir en el mundo Google y necesita de una cuenta con el popular buscador para funcionar —email, calendario… sin identificación Google estás perdido-, de hecho, se puede decir que el G1 es el primer Smartphone que no requiere de un PC. No sincroniza nada con el ordenador de casa, todo se hace a través de la red. El navegador es muy bueno y rápido y las páginas web se muestran con claridad pero al igual que pasa con el sistema operativo el zoom no tiene la suavidad de las transiciones del teléfono de Apple.

Lo mejor está por llegar. Motorola será la que probablemente lance el próximo teléfono Google y tal vez demuestre que hay mejores formas de llevarlo al bolsillo. Android puede hacer mucho más. La sensación que deja el G1 es la de ser un producto tosco al que le faltan algunos retoques para ser competitivo y no tiene sentido porque HTC sabe hacer teléfonos atractivos. Sólo hace falta ver la gama Touch. Lo único que tienen esos teléfonos (o el iPhone) en común con el G1 es la duración de la batería. 3G, GPS, gran pantalla… hay que recargar con frecuencia. Nadie se salva del problema, ni en Finlandia, ni en California, ni en China.