El Madrid visita la crisis en Turín

El Madrid visita la crisis en Turín

• La plaga de lesiones de la Juventus invita al optimismo blanco
  
• El equipo de Schuster llega al Comunale muy reforzado tras el derbi
  

Fortalecido por el derbi y muy seguro de su juego, el Madrid se encuentra hoy en Turín con todo lo contrario: crisis. La Juventus, duodécima en su torneo, es un equipo desnortado, con un Claudio Ranieri que ha tenido que ser ratificado después de la derrota en Nápoles, el peor síntoma para un entrenador.


La 'Champions', precisamente, ha reflejado ya cuánto separa a ambos equipos: mientras el Bate Borisov dejó en el Bernabéu la sensación de ser uno de los peores conjuntos que recuerda la historia de la competición, la Juventus necesitó exprimir todos los minutos para igualar su primer choque contra los bielorrusos.

Las diferencias son ostensibles, pero las malas experiencias blancas en Delle Alpi recomiendan la cautela que comparten todos sus actores. Esta vez, además, se juega en el Comunale, más pequeño, más caliente. Fabio Cannavaro ha dicho a la prensa de su país que el empate sería un buen resultado, sobre todo después de la victoria en San Petesburgo.

Bernd Schuster, por su parte, tiene muy grabada la prematura eliminación de la pasada temporada frente a la Roma, menos italiana que la Juve, pero que supo jugar muy bien desde su inferioridad. "Claudio es un entrenador con mucha experiencia, que sabe cómo motivar a sus jugadores en situaciones extremas. Eso no nos favorece. A lo mejor sería más fácil si tuvieran a todos sus jugadores, sin lesionados", se cuestionó el alemán ayer en Turín.

El parte de bajas, sin embargo, no admite comparación. La Juve empieza sin Gigi Buffon, más que un portero, un pilar moral. Para el Madrid, la baja más significativa es la de Guti, aunque el equipo posee tantas alternativas en el centro del campo que ha demostrado cómo sobrevivir con solvencia a una ausencia que un tiempo atrás era sinónimo de orfandad en el juego. Quizá en este momento resulte más importante para Schuster la de Diarra, aunque parezca irreverente, dado el rendimiento del africano.

A Buffon le siguen Zebina, Zanetti, Tiago, Trezeguet, Camoranesi y el ex sevillista Poulsen, todos ausentes. Demasiado como para apuntar a Ranieri sin más, según la cúpula rojinegra, decidida a atajar la primera crisis. Ha caído de forma consecutiva ante Palermo y Nápoles y, si pierde también ante el Madrid y el Torino, el parecer del club podría cambiar. El técnico italiano recupera al goleador Iaquinta, pero parece decidido a mantener al brasileño Amauri y Del Piero en punta. Raúl, contemporáneo de toda una referencia para la historia juventina, tuvo palabras de apoyo para un futbolista en el ocaso.

Para el Madrid podría resultar clave la vuelta de Robben, el único atacante con verdadera vocación de banda. Cuando el holandés aparece, el Madrid las busca hasta el final, sea en la izquierda o la derecha. Cuando no está, Schuster prefiere sólo explorarlas antes que desnaturalizar a sus jugadores, como hacía Fabio Capello con Raúl. El alemán es más práctico.

La aparición de Robben desde el inicio, sin embargo, no es segura. El buen derbi de Gago y Sneijder les hace acreedores de la titularidad, mientras que De la Red puede dejar su puesto a Van der Vaart, dosificado en el Calderón. Es momento de volver a las rotaciones, en especial en un torneo por el que el equipo blanco transita sin agobios, con el lujo que supone planificar el gasto de energía. En el centro del campo, además, es donde menos problemático resulta, dado que tiene muchas piezas, más que en ataque, lugar reservado a Raúl, Higuaín y Van Nistelrooy. La entrada de Robben, de producirse, iría en menoscabo de uno de los dos primeros. El Madrid puede administrarse y la Juve no puede permitirse una derrota más.