Científicos españoles crean ratones un 40% más longevos y resistentes al cáncer
Super Ratón, el personaje de dibujos animados de la factoría Terrytoons que volaba por las pantallas de televisión en la década de los ochenta con su capa roja, obtenía los poderes de una alimentación especial. En el laboratorio de María Blasco, en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), los roedores obtienen sus 'superpoderes' de la telomerasa, una sustancia que protege a las células del envejecimiento y permite a los animales ser un 40% más longevos de lo normal.
Los telómeros se parecen mucho al capuchón de un bolígrafo, protegen el final de los cromosomas y salvaguardan a las células del desgaste que van sufriendo en sus extremos: Cuanto más envejece la célula, más se van acortando sus telómeros. Esta relación entre telómeros y envejecimiento se conoce desde 1990, gracias a los trabajos de Carol Greider y Calvin Harley; que descubrieron que cuanto más largos son los telómeros más puede dividirse una célula (y por lo tanto, el organismo se mantiene joven durante más tiempo).
En esta ecuación, la enzima telomerasa (encargada de alargar los telómeros) juega un papel clave. Ya se había demostrado que una sola célula puede llegar a ser inmortal simplemente aumentando sus niveles de telomerasa. Sin embargo, como explica Blasco a elmundo.es nunca se había logrado aumentar la esperanza de vida de un organismo completo (ni siquiera en gusanos o moscas) mediante esta misma fórmula, porque esta enzima no está exenta de riesgos: "La telomerasa per se no es mala, pero las células tumorales también la necesitan, por lo que incrementar sus niveles equivale a aumentar el riesgo de desarrollar un tumor".
Para lograr la ecuación perfecta, el equipo de Blasco probó a modificar genéticamente a los ratones en una doble dirección: aumentando los niveles de telomerasa para que no envejeciesen e incrementando al mismo tiempo la presencia de varios genes supresores tumorales (p53, p16 y p19ARF) para protegerles del cáncer. Para ello, emplearon un modelo de ratón creado también en las mismas instalaciones del CNIO por el equipo de Manuel Serrano y que es 'inmune' al cáncer gracias a sus modificaciones genéticas; y sobre ese ejemplar aumentaron la proteína TERT, responsable de la regeneración de los telómeros.
"Este trabajo [publicado en la revista 'Cell'] es una prueba de concepto de que es posible aumentar la longevidad de un organismo mediante estos cuatro elementos", subraya Blasco. Y es que no sólo lograron alargar la vida de los animales un 40% sobre los tres años que suelen vivir de media estos animales, sino que lo hicieron en buenas condiciones.
Los nuevos ratones modificados genéticamente presentaban un buen estado neuromuscular a edades avanzadas, mayor tolerancia a la glucosa (lo que equivale a menor diabetes en la vejez) y tejidos más sanos capaces de mantenerse jóvenes durante más tiempo (como la piel y el tracto digestivo, por ejemplo). Trasladado a los humanos, el logro conseguido equivaldría a poder vivir hasta los 120 años.
Aplicaciones contra el cáncer
Sus conclusiones, además, podrían tener aplicaciones inmediatas en humanos, ya que como destaca la investigadora, ya existen compuestos oncológicos que funcionan aumentando el nivel de los supresores tumorales y también hay moléculas diseñadas para aumentar la telomerasa. "Se están usando para el tratamiento de enfermedades relacionadas con el envejecimiento precoz y el acortamiento de los telómeros, como la disqueratosis congénita [un raro síndrome de envejecimiento prematuro], algunas anemias aplásicas, la fibrosis pulmonar idiopática e incluso el sida, puesto que los pacientes con VIH también tienen los telómeros más cortos a causa del estado de su sistema inmune".
En el estudio han participado también investigadores de la Universidad de Valencia, así como de la Universidad Complutense de Madrid y del Grupo de Supresión Tumoral del propio CNIO que dirige Manuel Serrano.
"La vida es muy robusta", subraya la investigadora española, "y por eso es muy difícil modificarla, porque todos los elementos del organismo están ajustados a la evolución". De hecho, añade, envejecimiento y cáncer deben ir de la mano si se quiere 'manipular' la longevidad: "No tiene sentido poder vivir más tiempo si se desarrolla un cáncer; y viceversa, estar protegidos del cáncer, si envejeciésemos muy pronto".
A Blasco le gusta pensar que el cáncer no deja de ser una enfermedad degenerativa más, una consecuencia del envejecimiento celular. "Con los años, las células son menos sanas, por lo que les cuesta más reparar los daños que se van acumulando. Al mismo tiempo, las células acumulan más mutaciones con el paso del tiempo que favorecen que se dividan más de lo normal".
Al final, explica, se trata de averiguar las causas moleculares del envejecimiento en su conjunto. "Todo tiene relación con la degeneración. Cada persona tiene una susceptibilidad diferente a ciertas enfermedades cuando envejece: Alzheimer, problemas de corazón, pulmonares... Y hay que evaluar porqué las células se degeneran, da igual que sean neuronas o células del corazón".
- Los animales viven más y también en mejores condiciones
Super Ratón, el personaje de dibujos animados de la factoría Terrytoons que volaba por las pantallas de televisión en la década de los ochenta con su capa roja, obtenía los poderes de una alimentación especial. En el laboratorio de María Blasco, en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), los roedores obtienen sus 'superpoderes' de la telomerasa, una sustancia que protege a las células del envejecimiento y permite a los animales ser un 40% más longevos de lo normal.
Los telómeros se parecen mucho al capuchón de un bolígrafo, protegen el final de los cromosomas y salvaguardan a las células del desgaste que van sufriendo en sus extremos: Cuanto más envejece la célula, más se van acortando sus telómeros. Esta relación entre telómeros y envejecimiento se conoce desde 1990, gracias a los trabajos de Carol Greider y Calvin Harley; que descubrieron que cuanto más largos son los telómeros más puede dividirse una célula (y por lo tanto, el organismo se mantiene joven durante más tiempo).
En esta ecuación, la enzima telomerasa (encargada de alargar los telómeros) juega un papel clave. Ya se había demostrado que una sola célula puede llegar a ser inmortal simplemente aumentando sus niveles de telomerasa. Sin embargo, como explica Blasco a elmundo.es nunca se había logrado aumentar la esperanza de vida de un organismo completo (ni siquiera en gusanos o moscas) mediante esta misma fórmula, porque esta enzima no está exenta de riesgos: "La telomerasa per se no es mala, pero las células tumorales también la necesitan, por lo que incrementar sus niveles equivale a aumentar el riesgo de desarrollar un tumor".
Para lograr la ecuación perfecta, el equipo de Blasco probó a modificar genéticamente a los ratones en una doble dirección: aumentando los niveles de telomerasa para que no envejeciesen e incrementando al mismo tiempo la presencia de varios genes supresores tumorales (p53, p16 y p19ARF) para protegerles del cáncer. Para ello, emplearon un modelo de ratón creado también en las mismas instalaciones del CNIO por el equipo de Manuel Serrano y que es 'inmune' al cáncer gracias a sus modificaciones genéticas; y sobre ese ejemplar aumentaron la proteína TERT, responsable de la regeneración de los telómeros.
"Este trabajo [publicado en la revista 'Cell'] es una prueba de concepto de que es posible aumentar la longevidad de un organismo mediante estos cuatro elementos", subraya Blasco. Y es que no sólo lograron alargar la vida de los animales un 40% sobre los tres años que suelen vivir de media estos animales, sino que lo hicieron en buenas condiciones.
Los nuevos ratones modificados genéticamente presentaban un buen estado neuromuscular a edades avanzadas, mayor tolerancia a la glucosa (lo que equivale a menor diabetes en la vejez) y tejidos más sanos capaces de mantenerse jóvenes durante más tiempo (como la piel y el tracto digestivo, por ejemplo). Trasladado a los humanos, el logro conseguido equivaldría a poder vivir hasta los 120 años.
Aplicaciones contra el cáncer
Sus conclusiones, además, podrían tener aplicaciones inmediatas en humanos, ya que como destaca la investigadora, ya existen compuestos oncológicos que funcionan aumentando el nivel de los supresores tumorales y también hay moléculas diseñadas para aumentar la telomerasa. "Se están usando para el tratamiento de enfermedades relacionadas con el envejecimiento precoz y el acortamiento de los telómeros, como la disqueratosis congénita [un raro síndrome de envejecimiento prematuro], algunas anemias aplásicas, la fibrosis pulmonar idiopática e incluso el sida, puesto que los pacientes con VIH también tienen los telómeros más cortos a causa del estado de su sistema inmune".
En el estudio han participado también investigadores de la Universidad de Valencia, así como de la Universidad Complutense de Madrid y del Grupo de Supresión Tumoral del propio CNIO que dirige Manuel Serrano.
"La vida es muy robusta", subraya la investigadora española, "y por eso es muy difícil modificarla, porque todos los elementos del organismo están ajustados a la evolución". De hecho, añade, envejecimiento y cáncer deben ir de la mano si se quiere 'manipular' la longevidad: "No tiene sentido poder vivir más tiempo si se desarrolla un cáncer; y viceversa, estar protegidos del cáncer, si envejeciésemos muy pronto".
A Blasco le gusta pensar que el cáncer no deja de ser una enfermedad degenerativa más, una consecuencia del envejecimiento celular. "Con los años, las células son menos sanas, por lo que les cuesta más reparar los daños que se van acumulando. Al mismo tiempo, las células acumulan más mutaciones con el paso del tiempo que favorecen que se dividan más de lo normal".
Al final, explica, se trata de averiguar las causas moleculares del envejecimiento en su conjunto. "Todo tiene relación con la degeneración. Cada persona tiene una susceptibilidad diferente a ciertas enfermedades cuando envejece: Alzheimer, problemas de corazón, pulmonares... Y hay que evaluar porqué las células se degeneran, da igual que sean neuronas o células del corazón".
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