Cae un ladrón que arrancaba cadenas de oro

Cae un ladrón que arrancaba cadenas de oro

El delincuente actuaba siempre en el metro y solo asaltaba a las mujeres

Los Mossos localizaron el local en el que vendía las joyas robadas

En apenas dos semanas arrancó las cadenas de oro a siete mujeres que viajaban en el metro. Actuaba con rapidez. Escogía a su víctima, se colocaba tras ella y justo cuando el convoy estaba parado en una estación y empezaba a sonar la alarma que alerta del cierre inminente de puertas, agarraba la cadena, daba un fuerte tirón y huía corriendo por el andén. Cuando las mujeres conseguían reaccionar, las puertas ya se habían cerrado en sus narices.

Jorge, de 38 años y vecino del Besòs, está encarcelado desde la semana pasada. Los Mossos d'Esquadra del Área Regional de Transportes Urbanos (ARTU) le detuvieron tras una compleja investigación para identificarlo. Las cámaras del metro le habían grabado corriendo por los andenes tras algún tirón. Pero el rostro no era identificable.

LÍNEAS ROJA, AZUL Y AMARILLA

El caso había adquirido prioridad por la reincidencia y después de que algunas víctimas sufriera lesiones en el cuello tras el tirón. En un solo día cometió dos. Siempre actuaba en las líneas roja (1) amarilla (4) y azul (5). Y en las estaciones del Clot, Hospital de Bellvitge, Hospital Clínic, Glòries, Verdaguer y Urquinaona.

Las víctimas aportaron unas descripciones concretas de sus cadenas. Algunas llevaban colgantes con grabaciones fácilmente reconocibles. Incluso una mujer lucía una fotografía de su marido grabada en oro. Primero desplegaron un dispositivo en el metro para tratar de detenerlo in fraganti. Mientras tanto, otros agentes de la misma unidad recorrieron todos los establecimientos de compra y venta de joyas de segunda mano que operan legalmente en Barcelona. La suerte les sonrió.

El responsable de uno de estos locales contó que recientemente un hombre le había vendido hasta siete cadenas de oro, en diferentes días. Todavía no había vendido ninguna. Ni a precios de saldo. Entre 100 y 50 euros, por lo que el ladrón no debió recibir más de la mitad.

Estos locales están obligados a tener un sistema de cámaras que graba a la clientela, que además debe aportar su documentación cada vez que vende una pieza. Los mossos comprobaron que las siete cadenas de oro coincidían con las descritas por las víctimas.

El vendedor, que no tuvo inconveniente en dar su verdadero nombre, tenía antecedentes por robos con fuerza. Los agentes fueron a buscarlo a su casa.

Una de las víctimas, María del Carmen, de 28 años, aún no se explica cómo el ladrón pudo introducir la mano bajo su cazadora tejana y tirar fuertemente de su cadena de oro hasta que la arrancó. "Pensé en correr tras él, pero me hubiera dejado en el vagón una mochila que llevaba. Tardé en calmar la rabia que llevaba dentro". Ahora está contenta y agradecida a los Mossos. "Se lo han currado mucho", dice.