"Hemos pasado la noche con miedo"

"Hemos pasado la noche con miedo"
Los vecinos de Eduardo Boscá duermen en sus casas tras el desalojo por riesgo de derrumbe
Sienten miedo. Han podido dormir en sus hogares pero no han descansado. 80 de las 100 familias que el jueves fueron desalojadas de un edificio por riesgo de derrumbe en Eduardo Boscá pudieron volver a ellas esa misma noche a pesar de la evacuación inicial. "Hemos pasado la noche con miedo. Me acuesto y duermo poco. El miedo es libre y yo lo tengo", reconoce María, vecina y vicepresidenta del número 26.

Pese a que los técnicos municipales les han asegurado que la parte del inmueble en el que ella vive no corre peligro de derrumbe, María no está tranquila. "Sufro por mí pero sobre todo por el resto de vecinos porque pienso en si esto se viene abajo de repente", confiesa.

No puede evitar pensarlo. La entrada al patio está apuntalada y llena de bolsas y maletas de los vecinos que decidieron pasar la noche en casa de algún familiar y regresar a la suya ayer por la mañana. Ella, como el resto de residentes, tenían conocimiento de que viven en una construcción "muy defectuosa".

Otros vecinos, como Jesús y Esteban, aseguran que prefieren haber vuelto a sus viviendas. "Si los bomberos nos han dado permiso para volver es porque está bien", comentan.

Quienes no tienen esa opción son los 27 vecinos del número 2 de Pintor Monleón. La finca en la que viven es la más afectada de las tres. Cristina Galán, presidenta del inmueble reconoce la gravedad de la situación. "De un momento a otro se puede caer. Lo peor es que está unida a las de Eduardo Boscá e iría todo abajo. Los pilares no tienen continuación, faltan tiras enteras de pilares y de ahí la urgencia de desalojarnos", comenta.

Cuando la policía le avisó de qué debía abandonar su casa, Cristina cogió lo básico y se marchó a casa de una amiga que vive en Benimaclet. "Tengo tres hijos pero uno está en Irlanda y los otros dos viven juntos en una casa en la que no hay sitio para mí. Ahora tendré que alquilarme algún apartamento que no valga más de 300 euros", reconoce esta mujer, profesora de la Universitat de València.

Las otras 26 familias desalojadas también tienen que buscarse la vida durante el tiempo que tengan que permanecer fuera de sus hogares.

Fuentes de la Concejalía de Bienestar Social indicaron ayer que ninguno de los 27 residentes en Pintor Monleón requirieron el servicio de alojamiento que el Ayuntamiento les ofreció. "Todos lo desestimaron ya que tenían familiares y otras casas donde poder quedarse".

Mientras tanto, los vecinos han decidido contratar un vigilante jurado para que custodie el edificio vacío. Ayer un policía vigiló durante todo el día el inmueble para que no entrara nadie. "Nosotros podremos volver a partir del martes pero sólo a recoger el resto de pertenencias y siempre acompañados por un policía", apunta Cristina.

El concejal de Seguridad Ciudadana, Miquel Domínguez, aseguró que los afectados volverán tan pronto como la construcción quede reforzada y no haya ningún peligro. "El realojo depende del esfuerzo y rapidez con los que se desarrollen las obras de afianzamiento del edificio".

Domínguez explicó que, cuando la empresa "valore que todo está bien, los técnicos municipales den el visto bueno y todo esté en condiciones, volverá la gente a sus casas".

Los vecinos de Pintor Monleón apuntan que los costes de reparación ascienden a un millón de euros. "Tendremos que pedir créditos y apretarnos aún más el cinturón porque es una obra urgente", comenta la presidenta de la finca.

Los sótanos de las fincas afectadas también están cerrados. Ningún vecino puede entrar en ellos. El mismo jueves los propietarios de las plazas de parking sacaron sus vehículos de allí. "Está todo apuntalado y lleno de escombros. Las grietas se pueden apreciar perfectamente en las vigas. Precisamente, las oficias del Valencia recaen a la parte del fondo y también se han visto afectadas", explica Cristina.

De momento, los técnicos continuaron ayer "realizando catas" durante toda la jornada.