La Navidad del supervisor de seguridad de la Fundación Santa Fe
John Romero ha tenido que alejarse de los abrazos de su hija de 10 años durante dos Nochebuenas.
Él hace parte de las 250 personas entre vigilantes, personal médico y de mantenimiento de la Fundación se reúnen todos los años el 24 de diciembre a la medianoche a celebrar por unos minutos la Navidad. Un pavo, un brindis y el calor humano de los compañeros de trabajo hacen olvidar por un momento que no están presentes en sus casas para vivir la fiesta familiar.
Considera que es muy duro estar lejos de los suyos "pero sería peor estar con ellos y no tener un empleo, esa es mi moral durante esos instantes: gracias a Dios tengo trabajo". Concluye Romero.
"La madre de mi pequeña hace el papel de Niño Dios y se encarga de entregarle el regalo a mi hija, quien hace llegar su carta todos los años muy cumplida", dice Romero.
Navidad en la Fundación
Admite que este es sector del norte de la ciudad, donde está la Fundación es muy tranquilo y que incluso durante la Navidad parece una noche normal, a diferencia de otros años, cuando la pólvora empezaba a sonar a la 12 y se sentía un ambiente diferente.
Recuerda cómo para algunos no es suficiente la compañía de sus amigos de trabajo y empiezan a verse lágrimas durante la celebración. Hay quienes comienzan a llamar a sus seres queridos en otras ciudades y otros, un poco más fuertes, suben el ánimo con algunos chistes como si estuvieran en una fiesta.
En la Fundación es permitido que las personas hospitalizadas estén con sus familiares durante la Navidad. La presencia de ellos ayuda también a minimizar la nostalgia de los empleados en esta fecha.
El resto de la noche se pasa con música tropical y típica de la época sintonizada de un radio a un nivel moderado, "porque no hay que olvidar que se está trabajando".
Al llegar el 25 por la mañana, John encuentra a toda su familia durmiendo y descansa un ratico para compartir con ellos durante el almuerzo que por lo general es un asado.
"Aquí me desquito y de alguna manera esta es mi Navidad, pues empiezo a recibir mis regalos y a departir con mis seres queridos". comenta Romero.
Sin embargo, sabe que no debe excederse, pues a las 6 de la tarde comienza de nuevo su turno y debe estar en una nueva jornada al frente de la seguridad en la Fundación Santa Fe.
John Romero ha tenido que alejarse de los abrazos de su hija de 10 años durante dos Nochebuenas.
Él hace parte de las 250 personas entre vigilantes, personal médico y de mantenimiento de la Fundación se reúnen todos los años el 24 de diciembre a la medianoche a celebrar por unos minutos la Navidad. Un pavo, un brindis y el calor humano de los compañeros de trabajo hacen olvidar por un momento que no están presentes en sus casas para vivir la fiesta familiar.
Considera que es muy duro estar lejos de los suyos "pero sería peor estar con ellos y no tener un empleo, esa es mi moral durante esos instantes: gracias a Dios tengo trabajo". Concluye Romero.
"La madre de mi pequeña hace el papel de Niño Dios y se encarga de entregarle el regalo a mi hija, quien hace llegar su carta todos los años muy cumplida", dice Romero.
Navidad en la Fundación
Admite que este es sector del norte de la ciudad, donde está la Fundación es muy tranquilo y que incluso durante la Navidad parece una noche normal, a diferencia de otros años, cuando la pólvora empezaba a sonar a la 12 y se sentía un ambiente diferente.
Recuerda cómo para algunos no es suficiente la compañía de sus amigos de trabajo y empiezan a verse lágrimas durante la celebración. Hay quienes comienzan a llamar a sus seres queridos en otras ciudades y otros, un poco más fuertes, suben el ánimo con algunos chistes como si estuvieran en una fiesta.
En la Fundación es permitido que las personas hospitalizadas estén con sus familiares durante la Navidad. La presencia de ellos ayuda también a minimizar la nostalgia de los empleados en esta fecha.
El resto de la noche se pasa con música tropical y típica de la época sintonizada de un radio a un nivel moderado, "porque no hay que olvidar que se está trabajando".
Al llegar el 25 por la mañana, John encuentra a toda su familia durmiendo y descansa un ratico para compartir con ellos durante el almuerzo que por lo general es un asado.
"Aquí me desquito y de alguna manera esta es mi Navidad, pues empiezo a recibir mis regalos y a departir con mis seres queridos". comenta Romero.
Sin embargo, sabe que no debe excederse, pues a las 6 de la tarde comienza de nuevo su turno y debe estar en una nueva jornada al frente de la seguridad en la Fundación Santa Fe.
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