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Las eléctricas me van a estimar los cojones
La cuestión es que las eléctricas facturan ahora mensualmente, pero las lecturas del contador las siguen haciendo cada dos meses, y entonces un mes de cada dos hacen lo que se llama una “estimación de consumo”, y, al parecer, las “estimaciones” de diciembre las han cobrado a precio de enero, es decir, han incluido la subida del 5,6 por ciento.
Un usuario que recibió una factura por un importe de 234 euros, (“claramente superior a lo que vengo gastando”, dijo), llamó ayer a su compañía eléctrica pero, para variar, le salió un contestador: “Si estima que le tratamos como a un imbécil, pulse 1.
Si estima que le tratamos como a un idiota, pulse 2.
Si estima que le tratamos como a un tonto del culo, pulse 3.
Si estima que le tratamos como las tres cosas a la vez, pulse 4.
Para otras estimaciones, espere, por favor… En estos momentos todos nuestros operadores está ocupados; le vamos a poner esta musiquilla para que no se aburra…”
A los cinco minutos de espera, y en vista de que todos los operadores seguían ocupados, nuestro hombre se fue a la oficina de la compañía que le pillaba más cerca y, sin coger número ni nada, se presentó en una mesa que vio libre y le espetó a la señorita: “¡Me van a estimar a mí los mismísimos cojones, eso es lo que me van a estimar! ¿Se entera?”.
“¿Perdón?”, dijo la empleada, para ganar tiempo, mientras miraba si el vigilante de seguridad estaba por allí o se había ido a desayunar. “¡Que he leído en la prensa lo del cobro por estimaciones que hacen ustedes ahora, y me han estimado por lo menos cuatro veces más de lo que he gastado!”. “¡Tranquilo, no se ponga nervioso!”, le dijo la de la compañía, para calmarle. “En el mes próximo, y para compensarle, la factura se ajustará a la lectura y le cobraremos de menos”.
Pero esto, lejos de calmar al consumidor, le alteró más. “¿El mes próximo? ¡Qué leches de mes próximo! Y si me muero antes, ¿eh?”. “Como no se tranquilice se va a morir de un infarto, sí”, apuntó la empleada, pero el otro no la escuchó. “¡Lo que tienen que hacer es contratar a más “lectores” de contadores, que hay mucho paro, coño! ¿Dónde está su jefe?”.
Finalmente, el vigilante y varios empleados lograron reducir al usuario.
Varias organizaciones de consumidores van a presentar denuncias y algunas Comunidades Autónomas abrirán expedientes a las eléctricas.
La cuestión es que las eléctricas facturan ahora mensualmente, pero las lecturas del contador las siguen haciendo cada dos meses, y entonces un mes de cada dos hacen lo que se llama una “estimación de consumo”, y, al parecer, las “estimaciones” de diciembre las han cobrado a precio de enero, es decir, han incluido la subida del 5,6 por ciento.
Un usuario que recibió una factura por un importe de 234 euros, (“claramente superior a lo que vengo gastando”, dijo), llamó ayer a su compañía eléctrica pero, para variar, le salió un contestador: “Si estima que le tratamos como a un imbécil, pulse 1.
Si estima que le tratamos como a un idiota, pulse 2.
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Para otras estimaciones, espere, por favor… En estos momentos todos nuestros operadores está ocupados; le vamos a poner esta musiquilla para que no se aburra…”
A los cinco minutos de espera, y en vista de que todos los operadores seguían ocupados, nuestro hombre se fue a la oficina de la compañía que le pillaba más cerca y, sin coger número ni nada, se presentó en una mesa que vio libre y le espetó a la señorita: “¡Me van a estimar a mí los mismísimos cojones, eso es lo que me van a estimar! ¿Se entera?”.
“¿Perdón?”, dijo la empleada, para ganar tiempo, mientras miraba si el vigilante de seguridad estaba por allí o se había ido a desayunar. “¡Que he leído en la prensa lo del cobro por estimaciones que hacen ustedes ahora, y me han estimado por lo menos cuatro veces más de lo que he gastado!”. “¡Tranquilo, no se ponga nervioso!”, le dijo la de la compañía, para calmarle. “En el mes próximo, y para compensarle, la factura se ajustará a la lectura y le cobraremos de menos”.
Pero esto, lejos de calmar al consumidor, le alteró más. “¿El mes próximo? ¡Qué leches de mes próximo! Y si me muero antes, ¿eh?”. “Como no se tranquilice se va a morir de un infarto, sí”, apuntó la empleada, pero el otro no la escuchó. “¡Lo que tienen que hacer es contratar a más “lectores” de contadores, que hay mucho paro, coño! ¿Dónde está su jefe?”.
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