Un personaje clave de la trama de los espías evita contestar a los diputados
Aguirre coloca al frente de la comisión de investigación a un cargo de confianza
No ha hecho ni una sola declaración pública. Evita a los periodistas. Y eso que aparece en el centro de la trama de espionaje. Primero, porque era el director de Seguridad cuando se produjo. Segundo, porque su nombre aparece en los informes -"entra nuestro director, Sergio", se lee en el del seguimiento a Alfredo Prada-. Y tercero, porque fue destituido por espiar a Prada, que después fue seguido de nuevo. Es Sergio Gamón, "protagonista de esta película del que no conocemos aún al director", sentenció la diputada socialista Encarnación Moya. Por eso la expectación era máxima ayer cuando Gamón compareció en la Comisión de Interior para explicar cuál es su trabajo.
Pero el ex policía volvió a dar esquinazo a políticos y periodistas, con la colaboración de la presidenta de la comisión, Pilar Liébana, del PP, que insistía en exigir a los diputados del PSOE e IU que no le preguntaran al ex policía por lo que está en todos los periódicos, sino por el asunto de la comparecencia, esto es ¿cuál es su trabajo?
Las preguntas estaban todas: ¿Ante quién responde? ¿Es el jefe de los espías? ¿Es una de esas personas por las que Francisco Granados no se atrevió a poner la mano en el fuego? ¿Por qué le cesaron cuando robó un ordenador y lo recolocaron a los cuatro días? Las respuestas, casi ninguna.
Después de un largo listado de cuestiones que afectaban a su imagen -la diputada del PP Cristina Cifuentes llegó a pedirle "perdón en nombre de todos los parlamentarios" por las preguntas de Miguel Reneses, de IU- Gamón se contuvo y sólo entró al trapo en dos cosas.
Ante la pregunta de si mantiene amistad con Esperanza Aguirre -fue su jefe de escoltas cuando presidía el Senado, y es eso, según fuentes populares, lo que hizo que después de su fulminante destitución le buscaran un puesto de "director de área" prácticamente sin atribuciones-, el ex policía se alteró: "Me preguntan sobre mi relación con Aguirre. ¿Por qué no me preguntan sobre mi relación con María Teresa Fernández de la Vega? Ella me llamó expresamente para trabajar en su gabinete en el tema de seguridad. En 27 de años de policía he trabajado con el PSOE y con el PP". Una portavoz de la vicepresidenta aseguró ayer a EL PAÍS: "Eso es imposible, ella no le conocía de nada".
Gamón trabajó un año para De la Vega, pero es militante del PP, y fue Aguirre quien le dio un puesto de relevancia política, director general de Seguridad, y quien ahora le mantiene como director de área con un salario alto, de 91.657 euros brutos al año.
El ex policía también perdió la paciencia cuando le preguntaron por el robo del ordenador en el despacho de un hombre de confianza de Alfredo Prada, al día siguiente de que Aguirre lo echara. "Me gustaría que fueran un poquito justos. El caso está sobreseído. La justicia en la que yo creo ha dicho que no hay prueba alguna". Efectivamente, no se encontraron pruebas porque cuando el fiscal pidió los vídeos de seguridad de las instalaciones ya se habían borrado.
De lo demás, ni palabra. Se limitó a explicar a que su puesto no tiene estructura orgánica ni dotación presupuestaria, y su función es elaborar "un estudio sobre las necesidades de seguridad privada en los edificios dependientes de la Comunidad". Las explicaciones fueron tan vagas, y la comparecencia tan breve y tensa, que la oposición sostuvo que Gamón "tiene mucho tiempo libre", cobra por no hacer nada y por "deudas pasadas".
El ex policía tendrá que comparecer de nuevo, casi con seguridad, en la comisión que arranca sus trabajos el viernes. Aún no hay nada decidido sobre la manera en la que desarrollará. Sobre todo si se admiten o no repreguntas, como ha sucedido en todas las comisiones del Congreso y en la de Tamayo y Sáenz en la Asamblea. Sólo hubo una comisión sin repreguntas, esto es con sucesión de monólogos. Fue la del incendio de Guadalajara en 2005. La investigación política fue un desastre, y el PP criticó el rodillo socialista que impidió ir más allá, aunque al final dimitió la consejera de Medio Ambiente, Rosario Arévalo.
Todo parece indicar que Aguirre quiere controlar la comisión estrechamente. Como primera medida, no ha cedido a la petición de que el presidente, personaje clave para cortar preguntas, como se vio ayer con Gamón, sea de la oposición. Ésa era la tradición en la democracia española. Es lo que sucedió en comisiones famosas como el 11-M, Gescartera (con Aznar), Filesa y Naseiro, todas presididas por CC. Otras conocidas, como la del caso Mariano Rubio o el caso Roldán, fueron para el PNV. Obviando esta tradición, Aguirre dará la presidencia a un diputado del PP y además de máxima confianza. Se trata de Benjamín Martín Vasco, portavoz adjunto y por tanto miembro de la dirección del Grupo Popular. El portavoz del PP en la comisión será David Pérez, que es a su vez portavoz en la Asamblea y por tanto jefe de Martín Vasco.
De Roldán al 11-M y el 'tamayazo'
- 15 Comisiones de Investigación. En el Congreso de los Diputados se han celebrado 15 comisiones de investigación de asuntos como malos tratos a detenidos en el País Vasco, catástrofes aéreas, Rumasa, financiación de partidos, caso Renfe, caso Roldán, caso Rubio, privatización de Intelhorce, tramitación de expedientes de la Agencia Tributaria, fraude del lino, Gescartera y 11-M. El Senado creó una sobre los GAL en 1995 que no llegó a funcionar.
- Presidencia de las minorías. Se ha cumplido siempre la costumbre de que el presidente fuera de un partido minoritario. Coalición Canaria presidió la del 11-M, la del lino y Gescartera. CiU la de Roldán y el PNV la de Mariano Rubio. La de Roldán fue la última a puerta cerrada y la del 11-M, la más larga: 13 meses, seis de ellos de interrogatorios. El tiempo medio del resto fue de tres meses. La de la matanza de los trenes no tuvo límite de tiempo en las comparecencias y fue un puro interrogatorio.
- Comisiones autonómicas. La del
tamayazo en la Asamblea de Madrid la presidió Francisco Granados (PP); duró un mes y no hubo límites en los interrogatorios. En Navarra se celebró la del caso Urralburu y en Castilla-La Mancha la del incendio de Guadalajara, limitada a un mes.
Aguirre coloca al frente de la comisión de investigación a un cargo de confianza
No ha hecho ni una sola declaración pública. Evita a los periodistas. Y eso que aparece en el centro de la trama de espionaje. Primero, porque era el director de Seguridad cuando se produjo. Segundo, porque su nombre aparece en los informes -"entra nuestro director, Sergio", se lee en el del seguimiento a Alfredo Prada-. Y tercero, porque fue destituido por espiar a Prada, que después fue seguido de nuevo. Es Sergio Gamón, "protagonista de esta película del que no conocemos aún al director", sentenció la diputada socialista Encarnación Moya. Por eso la expectación era máxima ayer cuando Gamón compareció en la Comisión de Interior para explicar cuál es su trabajo.
Pero el ex policía volvió a dar esquinazo a políticos y periodistas, con la colaboración de la presidenta de la comisión, Pilar Liébana, del PP, que insistía en exigir a los diputados del PSOE e IU que no le preguntaran al ex policía por lo que está en todos los periódicos, sino por el asunto de la comparecencia, esto es ¿cuál es su trabajo?
Las preguntas estaban todas: ¿Ante quién responde? ¿Es el jefe de los espías? ¿Es una de esas personas por las que Francisco Granados no se atrevió a poner la mano en el fuego? ¿Por qué le cesaron cuando robó un ordenador y lo recolocaron a los cuatro días? Las respuestas, casi ninguna.
Después de un largo listado de cuestiones que afectaban a su imagen -la diputada del PP Cristina Cifuentes llegó a pedirle "perdón en nombre de todos los parlamentarios" por las preguntas de Miguel Reneses, de IU- Gamón se contuvo y sólo entró al trapo en dos cosas.
Ante la pregunta de si mantiene amistad con Esperanza Aguirre -fue su jefe de escoltas cuando presidía el Senado, y es eso, según fuentes populares, lo que hizo que después de su fulminante destitución le buscaran un puesto de "director de área" prácticamente sin atribuciones-, el ex policía se alteró: "Me preguntan sobre mi relación con Aguirre. ¿Por qué no me preguntan sobre mi relación con María Teresa Fernández de la Vega? Ella me llamó expresamente para trabajar en su gabinete en el tema de seguridad. En 27 de años de policía he trabajado con el PSOE y con el PP". Una portavoz de la vicepresidenta aseguró ayer a EL PAÍS: "Eso es imposible, ella no le conocía de nada".
Gamón trabajó un año para De la Vega, pero es militante del PP, y fue Aguirre quien le dio un puesto de relevancia política, director general de Seguridad, y quien ahora le mantiene como director de área con un salario alto, de 91.657 euros brutos al año.
El ex policía también perdió la paciencia cuando le preguntaron por el robo del ordenador en el despacho de un hombre de confianza de Alfredo Prada, al día siguiente de que Aguirre lo echara. "Me gustaría que fueran un poquito justos. El caso está sobreseído. La justicia en la que yo creo ha dicho que no hay prueba alguna". Efectivamente, no se encontraron pruebas porque cuando el fiscal pidió los vídeos de seguridad de las instalaciones ya se habían borrado.
De lo demás, ni palabra. Se limitó a explicar a que su puesto no tiene estructura orgánica ni dotación presupuestaria, y su función es elaborar "un estudio sobre las necesidades de seguridad privada en los edificios dependientes de la Comunidad". Las explicaciones fueron tan vagas, y la comparecencia tan breve y tensa, que la oposición sostuvo que Gamón "tiene mucho tiempo libre", cobra por no hacer nada y por "deudas pasadas".
El ex policía tendrá que comparecer de nuevo, casi con seguridad, en la comisión que arranca sus trabajos el viernes. Aún no hay nada decidido sobre la manera en la que desarrollará. Sobre todo si se admiten o no repreguntas, como ha sucedido en todas las comisiones del Congreso y en la de Tamayo y Sáenz en la Asamblea. Sólo hubo una comisión sin repreguntas, esto es con sucesión de monólogos. Fue la del incendio de Guadalajara en 2005. La investigación política fue un desastre, y el PP criticó el rodillo socialista que impidió ir más allá, aunque al final dimitió la consejera de Medio Ambiente, Rosario Arévalo.
Todo parece indicar que Aguirre quiere controlar la comisión estrechamente. Como primera medida, no ha cedido a la petición de que el presidente, personaje clave para cortar preguntas, como se vio ayer con Gamón, sea de la oposición. Ésa era la tradición en la democracia española. Es lo que sucedió en comisiones famosas como el 11-M, Gescartera (con Aznar), Filesa y Naseiro, todas presididas por CC. Otras conocidas, como la del caso Mariano Rubio o el caso Roldán, fueron para el PNV. Obviando esta tradición, Aguirre dará la presidencia a un diputado del PP y además de máxima confianza. Se trata de Benjamín Martín Vasco, portavoz adjunto y por tanto miembro de la dirección del Grupo Popular. El portavoz del PP en la comisión será David Pérez, que es a su vez portavoz en la Asamblea y por tanto jefe de Martín Vasco.
De Roldán al 11-M y el 'tamayazo'
- 15 Comisiones de Investigación. En el Congreso de los Diputados se han celebrado 15 comisiones de investigación de asuntos como malos tratos a detenidos en el País Vasco, catástrofes aéreas, Rumasa, financiación de partidos, caso Renfe, caso Roldán, caso Rubio, privatización de Intelhorce, tramitación de expedientes de la Agencia Tributaria, fraude del lino, Gescartera y 11-M. El Senado creó una sobre los GAL en 1995 que no llegó a funcionar.
- Presidencia de las minorías. Se ha cumplido siempre la costumbre de que el presidente fuera de un partido minoritario. Coalición Canaria presidió la del 11-M, la del lino y Gescartera. CiU la de Roldán y el PNV la de Mariano Rubio. La de Roldán fue la última a puerta cerrada y la del 11-M, la más larga: 13 meses, seis de ellos de interrogatorios. El tiempo medio del resto fue de tres meses. La de la matanza de los trenes no tuvo límite de tiempo en las comparecencias y fue un puro interrogatorio.
- Comisiones autonómicas. La del
tamayazo en la Asamblea de Madrid la presidió Francisco Granados (PP); duró un mes y no hubo límites en los interrogatorios. En Navarra se celebró la del caso Urralburu y en Castilla-La Mancha la del incendio de Guadalajara, limitada a un mes.
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