Asaltan en su chalé a un pizarrista de O Barco y se llevan un botín de 23.000 euros

los ladrones eran españoles Asaltan en su chalé a un pizarrista de O Barco y se llevan un botín de 23.000 euros

Los atracadores eran cuatro jóvenes encapuchados con acento español que dejaron al empresario maniatado

Autor: La Voz
Fecha de publicación: 20/2/2009

Cuatro encapuchados le estaban esperando dentro de su finca y aprovecharon que abrió el garaje para introducirse dentro de la casa y obligarle a darles todo el dinero que guardaba en ella. Es lo que le sucedió al pizarrista valdeorrés Manuel Fernández Blanco el miércoles por la noche; pero también es lo mismo que le pasó a la diseñadora Kina Fernández en A Coruña hace unos meses. Y la historia de muchas otras víctimas de asaltos a chalés en todo el territorio gallego, en especial en la comarca coruñesa y en Vigo. Tras unos meses de sosiego, los asaltos vuelven a ser noticia.

En el caso de Manuel Fernández, los hechos tuvieron lugar poco después de las ocho de la tarde, hora a la que regresa diariamente de su trabajo. Tras entrar en la finca, de gran tamaño, se dirigió a la casa y abrió el garaje. Una vez dentro del inmueble, y cuando se disponía a cerrar el vehículo, lo primero que vio fue a un individuo que le estaba apuntando con una pistola. El hombre, encapuchado, estaba acompañado de otras tres personas, que portaban un cuchillo y una porra eléctrica. Eran españoles, aunque no gallegos, a juzgar por el acento, según declaró la víctima. Al menos en el caso de los dos únicos que hablaron durante todo el tiempo que duró el asalto.

A empujones, le hicieron entrar en la casa y le obligaron a abrir la caja de caudales. Cogieron todo lo que había. Dinero y joyas, que Fernández Blanco cifró en alrededor de 23.000 euros.

Pidieron más y tras varias amenazas al pizarrista debieron convencerse de que decía la verdad, ya que decidieron irse, no sin antes dejar a Fernández indefenso para que no pudiese pedir ayuda. Primero le ataron las manos a la espalda y después le taparon la boca con cinta adhesiva, la misma que utilizaron para inmovilizarle los pies. Y le dejaron tendido en el suelo, sin poder moverse. Entonces, los cuatro encapuchados cogieron los mandos de la puerta y se fueron, eso sí, tras dejar inservible el teléfono móvil de Fernández.

La hipótesis que se baraja es que había una quinta persona esperando a los atracadores fuera de la finca, aunque también podría ser que estos tuvieran su coche aparcado en las inmediaciones de la vivienda (en una zona habitada, aunque sin vecinos justo al lado).

El pizarrista continuó maniatado y amordazado alrededor de media hora. Fue cuando entró su mujer en casa y lo liberó. Después, acudieron al cuartel de la Guardia Civil a cursar la pertinente denuncia. Ayer los agentes se afanaban en inspeccionar la finca para tratar de averiguar la identidad de los asaltantes, así como descubrir el lugar por el que accedieron a la finca, totalmente vallada.