METODOS ILEGALES DE CAZA

METODOS ILEGALES DE CAZA

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Los métodos ilegales de caza y el furtivismo han pasado de ser una actividad propia de la gente de pueblo a constituir una generosa fuente de ingresos para expertos que conocen bien cómo lucrarse con estas prácticas. El proceso de cambio ha evolucionado de forma inversa: el medio rural toma conciencia paulatinamente de las consecuencias nefastas que pueden llegar a tener el uso de estos métodos en la naturaleza, y empieza a abandonarlos. Por el contrario, ha nacido una nueva especie peligrosa que se ha equipado de la más alta tecnología (en algunos casos) y de los métodos más dañinos para obtener pingües beneficios de las piezas cazadas.
Los datos que se desprenden de un estudio facilitado por la Guardia Civil, y en concreto, el Seprona, hablan de esta realidad. Desde 1995 hasta el pasado año, los delitos relacionados con los métodos ilícitos de caza descendieron en un 70%. Se debe, dicen los especialistas, "a la mayor concienciación". No obstante, los que aún persisten -en 1999 se registraron 47 actuaciones- "son un gran problema que está haciendo un gran daño", considera Francisco Aranda, biólogo del Area de Conservación de la Delegación de Medio Ambiente. La Guardia Civil considera que hay menos casos, "pero son más alarmantes".

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Herramientas ilegales

Lazos, cepos y trampas, redes y mallas, jaulas, explosivos, aparatos electrocutantes, linternas, escopetas con visores nocturnos y toda clase de venenos son, entre otros, los instrumentos prohibidos más utilizados entre "los cazadores desaprensivos", como los denomina Adelardo Villafranca, presidente de la delegación granadina de la Federación Española de Caza.
Los cepos, las redes para conejos y los cebos envenenados son los métodos ilegales que más daño hacen en el campo de la provincia de Granada. "Hemos visto muchas cabras monteses renqueando por los riscos con una pata cortada: la otra mitad se la dejaría en algún cepo", comenta Antonio Aguilar, coordinador de la Unidad Móvil de Conservación de la Naturaleza de la Delegación de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía. Este instrumento de caza fue prohibido, junto con los demás anteriormente citados, en la orden del año 91 que regula la caza en Andalucía, y en concreto en el anexo III, debido a su gran poder destructivo, ya que carece de posibilidades de selección.

Para almorzar, arsénico

En cuanto al veneno, es el método más extendido en la provincia que "está causando auténticos estragos en los últimos años", comenta Aguilar. Según datos de la Delegación de Medio Ambiente, los casos que ellos pudieron detectar sumaron casi cuarenta, y en lo que va de año, son ya seis las investigaciones emprendidas. De cualquier modo, los biólogos del área de conservación de la Junta sostienen que las sustancias venenosas que han encontrado no tienen un efecto en cadena. "Afortunadamente, su efecto sólo se queda en el primer animal que ha matado", advierten.
Una de las modalidades que más quebraderos de cabeza da a los encargados de la preservación del medio ambiente es la inyección del veneno en los huevos de los nidos de algunas aves, como las urracas, para que cuando vuelvan piquen y caigan ipso facto. En una sola mañana se puede exterminar a toda una colonia de estas aves. Según los dueños de los cotos, "las urracas son aves dañinas", aunque desde un punto de vista conservacionista, cumplen su labor en la cadena alimenticia. Además de esta ave, los venenos que acechan repartidos por el campo afectan, sobre todo, a las rapaces. Según la valoración aproximada de Francisco Aranda -a falta de un trabajo de campo exhaustivo- se estima que las 300 aves rapaces que llegan a un centro de recuperación pueden ser sólo el 20 ó el 30% de todas las que perecen a causa del veneno. En este sentido, los que se dedican a la caza profesional tienen algo que decir. Adelardo Villafranca, presidente de la Federación Española de Caza en Granada, señala que muchos de los casos por envenenamientos de animales registrados dentro de los cotos se deben a los pesticidas y fertilizantes que se utilizan en la agricultura.
"No siempre son los cazadores o los dueños de los cotos". Es más, Villafranca advierte que "los vertederos de basura también son una fuente inagotable de envenenamiento". En concreto, uno de los cotos de la localidad granadina de Santa Fe tiene, justo en su epicentro, un vertedero. "Inevitablemente, aparecerán, sobre todo, aves muertas", dice Villafranca.
La otra gran víctima es el zorro. Está considerado por los dueños de los cotos como una seria amenaza para sus animales, sobre todo para los catalogados como caza menor -conejos, liebres, perdices, etc.-. Para eliminar a un zorro de un coto es necesario contar con la venia de la Administración, la cual, después de las investigaciones pertinentes, decide si el animal supone un problema o no. En caso de que sea así, se puede proceder al traslado del animal allende las lindes del coto. No obstante, este procedimiento es 'lento' y se opta por la vía rápida: un cepo, en la mayoría de las ocasiones.

¿A quién señalamos?

El presidente de la Federación asegura tajantemente que ninguno de los cazadores profesionales que están federados lleva a cabo estas prácticas ilegales. En raras ocasiones hemos sancionado a alguien, pero cuando sucede lo hacemos con dureza. "No como la Administración", que, según él y otros muchos, "debería ser más dura con las sanciones". No obstante, de las 44.000 licencias de caza que hay en la provincia, sólo 15.000 cazadores están inscritos en la Federación. "El resto, se escapa a nuestro control", comenta Villafranca.
Por su parte, los responsables de Conservación se atreven a sospechar de los dueños de los cotos. "No podemos afirmarlo tajantemente, pero existen muchos indicios que hacen pensar que se trata de ellos". El veneno se coloca cuando ya ha terminado la veda para que sus perros no se envenenen; está destinado a terminar con los animales considerados 'dañinos', tales como la urraca. Los lazos y los cepos se usan todo el año.
En cuanto a las zonas más conflictivas, los agentes del Seprona han visto concentradas todas sus actividades en los parques de Alhama y de la Sierra de Baza, y también en ambas vertientes del parque Natural de Sierra Nevada. Medio Ambiente, en cambio, no puede establecer una valoración de las zonas más afectadas ni de la magnitud de los daños. "No se puede saber lo que se ha perdido en un robo sin un inventario previo", matiza. Eso sí, pueden asegurar que las prácticas ilegales de los furtivos, "una especie que aún sobrevive en nuestra provincia", alterar la pirámide del ecosistema.

Tipos de furtivo

* Huroneros
Se reúnen en grupos de tres para actúan por la mañana en fincas pobladas de madrigueras. Colocan redes en la entrada de la madriguera, introducen dentro un hurón que hace cundir el pánico entre los conejos que, al huir, quedan atrapados en las redes. Si los conejos se utilizan para repoblación, el beneficio es muy importante porque se pagan bien
* Buscadores de trofeos
Personas de alto nivel adquisitivo que se anticipan a la temporada para abatir piezas muy localizadas. No les interesa la carne: matan al animal, le cortan la cabeza y abandonan el resto del cuerpo. Suelen pagar a un guía que conozca el terreno.
* Hueveros
Gente de clase media-baja, marginal y parados. Esquilman nidos de perdices para su posterior venta o para repoblación de los cotos.
* Furtiveo carnicero
Grupos de cuatro personas de clase media que actúan de forma perfectamente planificada en las noches de luna llena sirviéndose de 'alta tecnología'. Asaltan una finca privada provistos de rifles de grueso calibre y provistos de silenciador. Lo que les interesa es la carne, que es distribuida entre las personas especializadas en la compra de caza.
* Fareros
Cazan de noche en un todoterreno. Con los faros atraen la mirada de los animales. Cuando éste está inmóvil, se le dispara. Se practica por mero placer.

ESTOS instrumentos, junto con las linternas, los explosivos, el veneno, los aparatos electrocutantes y los gases, están prohibidos desde que en 1970 se aprobó la ley de caza que todavía rige esta actividad en Andalucía. Su uso se considera un 'delito contra la fauna' al que le corresponden de 6 a 2 años de prisión, o multa hasta de dos años.

Cepos


De 1,20 centímetros, aproximadamente, es capaz de «atrapar a un camello», dice el coordinador de la Unidad Móvil de Conservación de la Junta. Sus afilados dientes dan fe de su fuerza devastadora. Hay animales que no consiguen escapar y mueren desangrados junto a la trampa sin que su 'cazador' lo reclame. Otros, tiran hasta desprenderse a costa de perder la pata. «Hemos visto cabras monteses con una pata mutilada». Es el método menos selectivo donde los haya.

Jaulas de entrada y salida con reclamo

Son el modelo más efectivo ya que el animal, cuando la ve de frente, ve el fondo por donde salir. En la jaula lateral se coloca un cebo que suele estrellarse contra los hierros presa del pánico mientras el zorro, por ejemplo, avanza hacia ella. Cuando pisa la plataforma, se cierran las puertas.

Jaulas con trampa

Esta es una de las muchas clases de jaulas con trampa que se utilizan, para atrapar, sin matar, a zorros sobre todo. Tiene una apretura delantera y, al fondo, separado por rejas, un reclamo que suele ser un conejo o un ave -perdices, gorriones, etc.-. Cuando el animal entra, pisa un resorte y queda atrapado en su interior.

Redes perdiceras

Esta es un tipo de redes especial para aves. Se colocan abiertas en las ramas de los árboles. Existen otras más sofisticas, como las invisibles, donde caen toda clase de mamíferos.

Lazos

Suelen colocarse ocultos entre los matorrales en senderos marcados por las pisadas de los propios animales. Pueden ser de acero o nylon. Los primeros, para piezas de caza mayor, los segundos, para conejos y perdices, sobre todo.