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La crisis satura los juzgados y retrasa el cobro de los despidos
Los jueces de lo social tardan hasta tres meses en resolver las demandas de los empleados - La carga de trabajo se duplica
ANAÍS BERDIÉ - Madrid - 19/05/2009
"A los juzgados, por el callejón". En el número 22 de la calle de Orense, un cartel indica que hay que doblar la esquina para encontrar la puerta de los juzgados de lo social. El edificio, antiguo y descuidado, alberga nueve de los 39 tribunales que resuelven los asuntos laborales de Madrid. El resto (salvo uno) se sustancia unas manzanas más allá, en el número 59 de la calle de Hernani, donde la actividad es frenética. El trabajo de los jueces incluye resolver las demandas por despidos y las reclamaciones de indemnizaciones o atrasos en los salarios. Y este año, con la crisis, va camino de duplicarse.
La jurisdicción social es la más castigada por la crisis, según el juez decano
"Estamos muy preocupados, la situación se nos ha ido de las manos", explica con inquietud el magistrado Benito Raboso, decano de los juzgados de lo social de Madrid. "Estamos al 200% de nuestro ritmo normal". El aumento de trabajo ya empezó a notarse el año pasado. De 45.533 asuntos ingresados en 2007 se pasó a 63.566 en 2008. A día de hoy, se estima que pueda llegarse a los 80.000, a la vista de que en el primer trimestre se han registrado ya 20.010. Una saturación que sufren quienes buscan ayuda en la justicia.
"Las sentencias por despidos tardaban en dictarse entre un mes y un mes y medio en 2007. Ahora duplicamos los plazos", ejemplifica Raboso. Pero el problema no acaba ahí. Los retrasos afectan también al dinero público: si la sentencia se demora más de 60 días, se puede reclamar al Estado que abone los salarios de tramitación (lo que deja de cobrar el trabajador desde su despido hasta entonces).
El papel se amontona por las esquinas del edificio de la calle de Orense. Hay archivadores hasta en los pasillos de camino al baño. Muchas salas carecen de ventanas y el aire acondicionado funciona cuando quiere.
"El problema es que tenemos la toga reventada", expone Emma Cobo, titular del Juzgado número 29. "El trabajo nos desborda y los medios no proporcionan eficacia para las partes", añade. Se refiere a la escasez de salas, a lo obsoleto de los sistemas informáticos, a las esperas. La Consejería de Justicia se comprometió a unificar los juzgados en sedes únicas por jurisdicción mientras se pone en marcha la Ciudad de la Justicia. "Se mejorarán las instalaciones y el funcionamiento", alegan en referencia a los de lo social. Pero todavía no se sabe cuáles ni cómo. El consejero, Francisco Granados, se reúne hoy con el ministro de Justicia para abordar el problema de la saturación de los juzgados.El trasiego de documentación forma parte de la jornada. Las dos sedes principales de los juzgados de lo social están cerca, pero el ir y venir supone una tarea añadida para los trabajadores. Los de los juzgados de la calle de Orense deben desplazarse a la sede central, la de Hernani, que es donde se reciben todos los asuntos de la jurisdicción social de Madrid (a excepción de los de Móstoles, que cuenta con dos juzgados propios): unas 300 demandas y cerca de 600 escritos cada día.
"Están llegando el doble de asuntos que hace unos años", asegura César Hernández, responsable del departamento que registra los escritos nuevos. Un total de 11 personas se ocupa de esta tarea y de clasificar los documentos sin descanso, con unos medios no muy boyantes, desde las instalaciones a la tecnología. "A menudo tenemos problemas de red", detalla una informática del Decanato. Añade que desde hace tiempo trabajan con una red de un mega para unos 300 usuarios. "Ahora van a ampliarla", concede.
En la planta baja de la sede central, jueces y letrados esquivan a la gente apiñada frente a un panel electrónico donde se suceden los números, al modo de un puesto de mercado. Cada pocos minutos, una trabajadora asoma la cabeza por la puerta y llama al siguiente. Entra en una habitación pequeña compartida por cinco abogados, tres administrativos y dos becarios. Es el Servicio de Orientación Jurídica. Se atiende a los trabajadores con premura. "Querríamos un margen de 30 minutos por persona, pero tenemos que conformarnos con 10", explica la coordinadora, Josefa García. "Atendemos a más de 100 al día", dice. El paro amenaza aquí en todas sus versiones. Desde inmigrantes sin contrato hasta trabajadores que un día se encontraron la obra cerrada y nunca recibieron una carta de despido con la que empezar a cobrar el desempleo.
La crisis se respira en cada una de las salas de estos juzgados. Magistrados, secretarios, funcionarios y abogados coinciden en el diagnóstico: falta personal y faltan medios. La Junta de Jueces, que representa a los magistrados de Madrid, quiere plantear un plan de refuerzo que incluya cinco juzgados "bis" (provisionales) para afrontar la situación. Así lo expusieron el pasado viernes al Consejo General del Poder Judicial.
"La social es la jurisdicción que se está viendo más castigada por la crisis", afirma el juez decano de Madrid, José Luis González Armengol. "Y los asuntos que trata son temas prioritarios. Si no funciona bien, la justicia ya no sirve para nada", zanja. El Ministerio sólo prevé crear un nuevo juzgado de lo social este año en Madrid.
La crisis satura los juzgados y retrasa el cobro de los despidos
Los jueces de lo social tardan hasta tres meses en resolver las demandas de los empleados - La carga de trabajo se duplica
ANAÍS BERDIÉ - Madrid - 19/05/2009
"A los juzgados, por el callejón". En el número 22 de la calle de Orense, un cartel indica que hay que doblar la esquina para encontrar la puerta de los juzgados de lo social. El edificio, antiguo y descuidado, alberga nueve de los 39 tribunales que resuelven los asuntos laborales de Madrid. El resto (salvo uno) se sustancia unas manzanas más allá, en el número 59 de la calle de Hernani, donde la actividad es frenética. El trabajo de los jueces incluye resolver las demandas por despidos y las reclamaciones de indemnizaciones o atrasos en los salarios. Y este año, con la crisis, va camino de duplicarse.
La jurisdicción social es la más castigada por la crisis, según el juez decano
"Estamos muy preocupados, la situación se nos ha ido de las manos", explica con inquietud el magistrado Benito Raboso, decano de los juzgados de lo social de Madrid. "Estamos al 200% de nuestro ritmo normal". El aumento de trabajo ya empezó a notarse el año pasado. De 45.533 asuntos ingresados en 2007 se pasó a 63.566 en 2008. A día de hoy, se estima que pueda llegarse a los 80.000, a la vista de que en el primer trimestre se han registrado ya 20.010. Una saturación que sufren quienes buscan ayuda en la justicia.
"Las sentencias por despidos tardaban en dictarse entre un mes y un mes y medio en 2007. Ahora duplicamos los plazos", ejemplifica Raboso. Pero el problema no acaba ahí. Los retrasos afectan también al dinero público: si la sentencia se demora más de 60 días, se puede reclamar al Estado que abone los salarios de tramitación (lo que deja de cobrar el trabajador desde su despido hasta entonces).
El papel se amontona por las esquinas del edificio de la calle de Orense. Hay archivadores hasta en los pasillos de camino al baño. Muchas salas carecen de ventanas y el aire acondicionado funciona cuando quiere.
"El problema es que tenemos la toga reventada", expone Emma Cobo, titular del Juzgado número 29. "El trabajo nos desborda y los medios no proporcionan eficacia para las partes", añade. Se refiere a la escasez de salas, a lo obsoleto de los sistemas informáticos, a las esperas. La Consejería de Justicia se comprometió a unificar los juzgados en sedes únicas por jurisdicción mientras se pone en marcha la Ciudad de la Justicia. "Se mejorarán las instalaciones y el funcionamiento", alegan en referencia a los de lo social. Pero todavía no se sabe cuáles ni cómo. El consejero, Francisco Granados, se reúne hoy con el ministro de Justicia para abordar el problema de la saturación de los juzgados.El trasiego de documentación forma parte de la jornada. Las dos sedes principales de los juzgados de lo social están cerca, pero el ir y venir supone una tarea añadida para los trabajadores. Los de los juzgados de la calle de Orense deben desplazarse a la sede central, la de Hernani, que es donde se reciben todos los asuntos de la jurisdicción social de Madrid (a excepción de los de Móstoles, que cuenta con dos juzgados propios): unas 300 demandas y cerca de 600 escritos cada día.
"Están llegando el doble de asuntos que hace unos años", asegura César Hernández, responsable del departamento que registra los escritos nuevos. Un total de 11 personas se ocupa de esta tarea y de clasificar los documentos sin descanso, con unos medios no muy boyantes, desde las instalaciones a la tecnología. "A menudo tenemos problemas de red", detalla una informática del Decanato. Añade que desde hace tiempo trabajan con una red de un mega para unos 300 usuarios. "Ahora van a ampliarla", concede.
En la planta baja de la sede central, jueces y letrados esquivan a la gente apiñada frente a un panel electrónico donde se suceden los números, al modo de un puesto de mercado. Cada pocos minutos, una trabajadora asoma la cabeza por la puerta y llama al siguiente. Entra en una habitación pequeña compartida por cinco abogados, tres administrativos y dos becarios. Es el Servicio de Orientación Jurídica. Se atiende a los trabajadores con premura. "Querríamos un margen de 30 minutos por persona, pero tenemos que conformarnos con 10", explica la coordinadora, Josefa García. "Atendemos a más de 100 al día", dice. El paro amenaza aquí en todas sus versiones. Desde inmigrantes sin contrato hasta trabajadores que un día se encontraron la obra cerrada y nunca recibieron una carta de despido con la que empezar a cobrar el desempleo.
La crisis se respira en cada una de las salas de estos juzgados. Magistrados, secretarios, funcionarios y abogados coinciden en el diagnóstico: falta personal y faltan medios. La Junta de Jueces, que representa a los magistrados de Madrid, quiere plantear un plan de refuerzo que incluya cinco juzgados "bis" (provisionales) para afrontar la situación. Así lo expusieron el pasado viernes al Consejo General del Poder Judicial.
"La social es la jurisdicción que se está viendo más castigada por la crisis", afirma el juez decano de Madrid, José Luis González Armengol. "Y los asuntos que trata son temas prioritarios. Si no funciona bien, la justicia ya no sirve para nada", zanja. El Ministerio sólo prevé crear un nuevo juzgado de lo social este año en Madrid.
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