El Banco de España estudia relajar la exigencia de provisiones a la banca
El objetivo es alargar los plazos de las dotaciones para que las entidades tengan más beneficios y más capital - La medida supone dar oxígeno ante la crisis
22-05-2009 - "Vivimos una crisis de excepcional gravedad" y "para todos los Gobiernos, también el español, es fundamental restablecer la confianza". Estas palabras, pronunciadas el martes por Elena Salgado, vicepresidenta y ministra de Economía, son la prueba de que la situación actual exige replantearse temas que se han considerado inamovibles. Algunos de ellos son las normas contables del sector financiero, que condicionan las cuentas de resultados. En otros países de Europa y Estados Unidos ya han modificado la contabilidad para atenuar el efecto de la crisis en las cuentas.
La banca ha pedido, en público y en privado, que el Banco de España relaje el calendario de provisiones sobre los créditos morosos. Hasta ahora existe una circular, endurecida en 2004, que establece que cuando un cliente se retrasa 90 días en el pago de la letra de un préstamo, se debe anotar todo el importe del crédito pendiente como moroso. Esta tasa, que se ha disparado en España hasta el 4,21%, es un factor de preocupación para los clientes.
Por otro lado, en el caso de un crédito hipotecario (concedido por más del 80% del valor de tasación) que está en mora durante dos años, la entidad financiera tiene que provisionar el 100% de la deuda pendiente, con un calendario creciente, sin tener en cuenta el valor residual del piso. El 80% del crédito concedido en España podría estar bajo este calendario, por eso la cuestión no es baladí.
Fuentes del sector consideran que "dar valor cero al piso o al suelo en el que se apoya el préstamo es irracional. En todas las crisis las propiedades inmobiliarias han tenido un valor que, aunque se haya depreciado ahora por la situación, se recupera con el tiempo".
Por eso, fuentes del mercado comentaron ayer que el Banco de España está estudiando relajar las actuales condiciones de los créditos, que son más severas que las que existen en otros países del entorno. Aunque no hay una decisión tomada, el supervisor podría entender que la situación actual no es como la de hace cinco años, cuando se redactaron estas normas, entre otras razones, para intentar frenar el boom hipotecario. El Banco de España no hizo comentarios.
¿Cuáles serían las consecuencias directas de esta medida? En principio, si se reduce la necesidad de realizar provisiones, el beneficio se elevaría. Con estos resultados se incrementaría el capital, cuestión fundamental que determina la supervivencia de las entidades financieras.
Este aspecto mejoraría la situación del sector, pero sobre todo la de las cajas. Estas entidades se han comido parte de las provisiones anticrisis creadas por el Banco de España en julio de 2000. Según los expertos, a finales de este año, las cajas habrán utilizado los 10.000 millones de provisiones genéricas que todavía guardan. A partir de ese momento, todas las provisiones se cargarán sobre la cuenta de resultados, lo que puede acelerar la entrada en pérdidas, como ha ocurrido en Europa y Estados Unidos, donde no existe este colchón.
Otra razón que esgrime el sector para modificar la norma es eliminar uno de sus efectos perversos. Ahora las entidades, para evitar que suba la morosidad, adquieren los terrenos, pisos o promociones. La medida tiene un coste (unos 30.000 millones en ladrillos, casi el 2% del total), pero se evita el efecto imagen por la alta morosidad y se detiene el calendario de dotaciones. Una vez compradas las propiedades, en muchas ocasiones se congelan los proyectos. De seguir en manos del promotor original, podrían haber seguido adelante. Lo que no cabe duda es que estas compras son improductivas para la entidad porque no se usan para el negocio.
Pero el cambio es arriesgado. El objetivo es ayudar a las entidades con problemas temporales, pero no revivir a las inviables. Sin embargo, dependiendo de cómo se redacte la norma, podría prolongar la vida a las que están llamadas a desaparecer. Además, quitaría fuerza y poder al Banco de España a la hora de exigir fusiones.
El sector se enfrenta a una dura reorganización, ya que, como dijo Salgado, "la sobredimensión es una debilidad que le dificulta afrontar el futuro".
ÍÑIGO DE BARRÓN
El Pais
El objetivo es alargar los plazos de las dotaciones para que las entidades tengan más beneficios y más capital - La medida supone dar oxígeno ante la crisis
22-05-2009 - "Vivimos una crisis de excepcional gravedad" y "para todos los Gobiernos, también el español, es fundamental restablecer la confianza". Estas palabras, pronunciadas el martes por Elena Salgado, vicepresidenta y ministra de Economía, son la prueba de que la situación actual exige replantearse temas que se han considerado inamovibles. Algunos de ellos son las normas contables del sector financiero, que condicionan las cuentas de resultados. En otros países de Europa y Estados Unidos ya han modificado la contabilidad para atenuar el efecto de la crisis en las cuentas.
La banca ha pedido, en público y en privado, que el Banco de España relaje el calendario de provisiones sobre los créditos morosos. Hasta ahora existe una circular, endurecida en 2004, que establece que cuando un cliente se retrasa 90 días en el pago de la letra de un préstamo, se debe anotar todo el importe del crédito pendiente como moroso. Esta tasa, que se ha disparado en España hasta el 4,21%, es un factor de preocupación para los clientes.
Por otro lado, en el caso de un crédito hipotecario (concedido por más del 80% del valor de tasación) que está en mora durante dos años, la entidad financiera tiene que provisionar el 100% de la deuda pendiente, con un calendario creciente, sin tener en cuenta el valor residual del piso. El 80% del crédito concedido en España podría estar bajo este calendario, por eso la cuestión no es baladí.
Fuentes del sector consideran que "dar valor cero al piso o al suelo en el que se apoya el préstamo es irracional. En todas las crisis las propiedades inmobiliarias han tenido un valor que, aunque se haya depreciado ahora por la situación, se recupera con el tiempo".
Por eso, fuentes del mercado comentaron ayer que el Banco de España está estudiando relajar las actuales condiciones de los créditos, que son más severas que las que existen en otros países del entorno. Aunque no hay una decisión tomada, el supervisor podría entender que la situación actual no es como la de hace cinco años, cuando se redactaron estas normas, entre otras razones, para intentar frenar el boom hipotecario. El Banco de España no hizo comentarios.
¿Cuáles serían las consecuencias directas de esta medida? En principio, si se reduce la necesidad de realizar provisiones, el beneficio se elevaría. Con estos resultados se incrementaría el capital, cuestión fundamental que determina la supervivencia de las entidades financieras.
Este aspecto mejoraría la situación del sector, pero sobre todo la de las cajas. Estas entidades se han comido parte de las provisiones anticrisis creadas por el Banco de España en julio de 2000. Según los expertos, a finales de este año, las cajas habrán utilizado los 10.000 millones de provisiones genéricas que todavía guardan. A partir de ese momento, todas las provisiones se cargarán sobre la cuenta de resultados, lo que puede acelerar la entrada en pérdidas, como ha ocurrido en Europa y Estados Unidos, donde no existe este colchón.
Otra razón que esgrime el sector para modificar la norma es eliminar uno de sus efectos perversos. Ahora las entidades, para evitar que suba la morosidad, adquieren los terrenos, pisos o promociones. La medida tiene un coste (unos 30.000 millones en ladrillos, casi el 2% del total), pero se evita el efecto imagen por la alta morosidad y se detiene el calendario de dotaciones. Una vez compradas las propiedades, en muchas ocasiones se congelan los proyectos. De seguir en manos del promotor original, podrían haber seguido adelante. Lo que no cabe duda es que estas compras son improductivas para la entidad porque no se usan para el negocio.
Pero el cambio es arriesgado. El objetivo es ayudar a las entidades con problemas temporales, pero no revivir a las inviables. Sin embargo, dependiendo de cómo se redacte la norma, podría prolongar la vida a las que están llamadas a desaparecer. Además, quitaría fuerza y poder al Banco de España a la hora de exigir fusiones.
El sector se enfrenta a una dura reorganización, ya que, como dijo Salgado, "la sobredimensión es una debilidad que le dificulta afrontar el futuro".
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