diariodeburgos | Local 06/06/2009
Los rostros de la incertidumbre
Trabajan en diferentes áreas de la central nuclear pero les une una misma situación de inquietud y expectación ante un futuro que ahora se encuentra en manos del Gobierno. Son solamente cinco ejemplos de mil
Estíbaliz López / Garoña
Mientras se habla de una cifra que ronda los 1.000 puestos de trabajo, directos e indirectos, que dependen de la planta, DB ha querido ir más allá y ponerle cara a algunos de ellos, para que nos cuenten cómo están viviendo en propia persona estos momentos de espera a la decisión del Gobierno central.
Nada más entrar al interior de las instalaciones encontramos un amplio dispositivo de seguridad. Una de las vigilantes es Mª Ángeles Homar para la que, «una vez que el CSN ha dicho que adelante, el Gobierno debería hacer lo propio y permitir su continuidad». La joven cumplirá en noviembre cuatro años desde que entró a trabajar allí y, asegura, «llevamos contando los días con inquietud desde hace unas semanas; es como si fuera una cuenta atrás».
Entramos en una dependencia de los informáticos. Allí, Pilar Sánchez coincide con la «situación de incertidumbre» que comentaba Mª Ángeles. «Lo que no entendemos es que sea el Gobierno el que tenga que decidir». Para ella, «debería ser un organismo entendido en la materia, como el CSN, quien tuviera la última palabra». A su lado trabaja Antonia Alonso, que lamenta que sea «una pena que finalmente no deje de ser una decisión política sin tener en cuenta cuestiones técnicas, económicas y medioambientales, sino cumplir un programa electoral». Además, asegura que debería «tenerse mucho más en cuenta la situación del país porque no es lo mismo ahora que hace tres años».
Las dos llevan en Garoña 16 años y durante este tiempo ambas han sido madres. «Si hubiéramos pensando en cualquier momento que existía el más mínimo riesgo para nuestra salud o la de nuestros hijos no hay lugar a duda de que no estaríamos aquí ni habríamos estado antes», aseguran.
21 años son los que lleva Charo Llorente como jefa de equipo de limpieza de exteriores a través de la empresa EULEN. Ella asegura que en todo ese tiempo ha visto «cómo se ha mejorado e innovado en temas de seguridad», algo que debería «tenerse en cuenta ya que es lo primordial para todos y aquí se cumple a rajatabla», afirma. También, el tema de la renovación o no es la conversación principal de las últimas semanas entre sus compañeras. «Obviamente estamos con incertidumbre. En un momento piensas que todo va a ir bien y vas a poder continuar trabajando como hasta ahora pero de repente oyes otras cosas y rumores que te hacen temer por tu situación laboral».
Se trata de una inquietud generalizada entre todos los trabajadores, tal y como comenta el secretario, Luis Gonzalo Mijangos, que lleva 28 en la planta. «Hay una gran preocupación a nivel personal y familiar por saber qué va a pasar finalmente».
Asegura que, «sobre todo los conocidos, saben que la seguridad aquí está garantizada. Desde nuestra opinión se trabaja de una forma en la que este punto es lo primero. Es más, nosotros, los propios empleados, somos los primeros interesados en que la central sea segura», apunta. Asimismo, critica que «el tema se haya politizado tanto. Deberíamos poder continuar desarrollando nuestra labor; no debería ser capricho de nadie cerrar», añade.
Antonio Rodríguez es el jefe de obra de Mecoim S.L, empresa encargada del mantenimiento preventivo dentro de la sección de mantenimiento mecánico de la central. Desde 1990 llevan haciendo el mismo trabajo y Antonio afirma sentirse él y su equipo «muy integrados con el propio personal de Nuclenor».
Seguridad 100%
Si hablamos de la seguridad de Garoña, asegura confiar «plenamente» en la dirección y los técnicos. Según su opinión, ésta no puede ser «en absoluto» la causa que motivara el cierre de la planta nuclear puesto que «aquí está garantizada al cien por cien y totalmente supervisada y controlada mucho más que en otras empresas», afirma.
Ellos lo saben bien «porque también realizamos trabajos en otro tipo de industrias que no tienen que ver con lo nuclear y podemos corroborar que aquí se exige una cualificación y un seguimiento del trabajo mucho mayor y exhaustivo», asegura.
Los rostros de la incertidumbre
Trabajan en diferentes áreas de la central nuclear pero les une una misma situación de inquietud y expectación ante un futuro que ahora se encuentra en manos del Gobierno. Son solamente cinco ejemplos de mil
Estíbaliz López / Garoña
Mientras se habla de una cifra que ronda los 1.000 puestos de trabajo, directos e indirectos, que dependen de la planta, DB ha querido ir más allá y ponerle cara a algunos de ellos, para que nos cuenten cómo están viviendo en propia persona estos momentos de espera a la decisión del Gobierno central.
Nada más entrar al interior de las instalaciones encontramos un amplio dispositivo de seguridad. Una de las vigilantes es Mª Ángeles Homar para la que, «una vez que el CSN ha dicho que adelante, el Gobierno debería hacer lo propio y permitir su continuidad». La joven cumplirá en noviembre cuatro años desde que entró a trabajar allí y, asegura, «llevamos contando los días con inquietud desde hace unas semanas; es como si fuera una cuenta atrás».
Entramos en una dependencia de los informáticos. Allí, Pilar Sánchez coincide con la «situación de incertidumbre» que comentaba Mª Ángeles. «Lo que no entendemos es que sea el Gobierno el que tenga que decidir». Para ella, «debería ser un organismo entendido en la materia, como el CSN, quien tuviera la última palabra». A su lado trabaja Antonia Alonso, que lamenta que sea «una pena que finalmente no deje de ser una decisión política sin tener en cuenta cuestiones técnicas, económicas y medioambientales, sino cumplir un programa electoral». Además, asegura que debería «tenerse mucho más en cuenta la situación del país porque no es lo mismo ahora que hace tres años».
Las dos llevan en Garoña 16 años y durante este tiempo ambas han sido madres. «Si hubiéramos pensando en cualquier momento que existía el más mínimo riesgo para nuestra salud o la de nuestros hijos no hay lugar a duda de que no estaríamos aquí ni habríamos estado antes», aseguran.
21 años son los que lleva Charo Llorente como jefa de equipo de limpieza de exteriores a través de la empresa EULEN. Ella asegura que en todo ese tiempo ha visto «cómo se ha mejorado e innovado en temas de seguridad», algo que debería «tenerse en cuenta ya que es lo primordial para todos y aquí se cumple a rajatabla», afirma. También, el tema de la renovación o no es la conversación principal de las últimas semanas entre sus compañeras. «Obviamente estamos con incertidumbre. En un momento piensas que todo va a ir bien y vas a poder continuar trabajando como hasta ahora pero de repente oyes otras cosas y rumores que te hacen temer por tu situación laboral».
Se trata de una inquietud generalizada entre todos los trabajadores, tal y como comenta el secretario, Luis Gonzalo Mijangos, que lleva 28 en la planta. «Hay una gran preocupación a nivel personal y familiar por saber qué va a pasar finalmente».
Asegura que, «sobre todo los conocidos, saben que la seguridad aquí está garantizada. Desde nuestra opinión se trabaja de una forma en la que este punto es lo primero. Es más, nosotros, los propios empleados, somos los primeros interesados en que la central sea segura», apunta. Asimismo, critica que «el tema se haya politizado tanto. Deberíamos poder continuar desarrollando nuestra labor; no debería ser capricho de nadie cerrar», añade.
Antonio Rodríguez es el jefe de obra de Mecoim S.L, empresa encargada del mantenimiento preventivo dentro de la sección de mantenimiento mecánico de la central. Desde 1990 llevan haciendo el mismo trabajo y Antonio afirma sentirse él y su equipo «muy integrados con el propio personal de Nuclenor».
Seguridad 100%
Si hablamos de la seguridad de Garoña, asegura confiar «plenamente» en la dirección y los técnicos. Según su opinión, ésta no puede ser «en absoluto» la causa que motivara el cierre de la planta nuclear puesto que «aquí está garantizada al cien por cien y totalmente supervisada y controlada mucho más que en otras empresas», afirma.
Ellos lo saben bien «porque también realizamos trabajos en otro tipo de industrias que no tienen que ver con lo nuclear y podemos corroborar que aquí se exige una cualificación y un seguimiento del trabajo mucho mayor y exhaustivo», asegura.
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