1ª PARTE
Requerimos una nueva generación sindical de cara a un tiempo propicio para que surja un sindicalismo del siglo 21.
Alexis Ponce | APDH del Ecuador | 6-6-2009 | 85 lecturas
En una época de engaño universal, decir la verdad es un acto revolucionario.
George Orwell
Hay dos elementos que cruzan la actualidad social en el mundo, Latinoamérica y el Ecuador: Por un lado, la magnitud de la crisis mundial y del desempleo, que redunda en una situación preocupante de masivas violaciones a los derechos sociales y laborales en todo el planeta. Y, por otro, las nuevas -y casi desconocidas- experiencias de lucha sindical surgidas en el mundo.
1) CRISIS MUNDIAL
Los impactos humanos, laborales, sociales y económicos de la crisis financiera mundial del capitalismo, provocada por los especuladores de Wall Street, son incuantificables. Tan solo en los cinco primeros meses del 2009, atrajo una impune oleada de despidos masivos en los países industrializados, tasas de desempleo creciente en los países tercermundistas, y cierre de fábricas y quiebra de empresas en todo el orbe. A esos impactos que vulneran masivamente derechos sociales de millones, se agrega la reaparición de legislaciones anti-laborales en varios países, puestas en práctica con la justificación de que “obedecen a la crisis”.
(Luego del ataque a las torres gemelas de Nueva York, Boeing justificó su decisión de despedir a miles de trabajadores porque ‘los atentados disminuirían la demanda de producción de la empresa’. Luego se supo la verdad: Boeing, mucho antes del 11 de septiembre de 2001, había decidido disminuir drásticamente su mano de obra. El ataque, simplemente, cayó como anillo al dedo para poder deshacerse de miles de empleados).
A la arquitectura anti-laboral que en algunos países inició antes de que estallara la crisis de Wall Street, como fue el caso de Ecuador en plena Constituyente con la parafernalia para dsmontar el sindicalismo del sector público, habría que agregar otro factor: la ola de decisiones gubernamentales conservadoras, contradictorias con el espíritu social progresista del Estado de Bienestar europeo, en el caso de muchos gobiernos de ese continente; o contradictorias con nociones revolucionarias obvias en el caso de algunos gobiernos progresistas y de izquierdas de América Latina.
Decisiones gubernamentales anti-laborales se aplican, o van en camino de aplicarse, en la hoy conservadora Europa y algunas naciones sudamericanas, donde los dos gobiernos atípicos de la región: Colombia y Perú, registran los indicadores más adversos al derecho de sindicalización. Y, paradójicamente, en el Ecuador de la "Revolución Ciudadana", se ha desatado una ofensiva pro-patronal y anti-sindical preocupante.
Las decisiones gubernamentales anti-laborales, justificadas mediática y socialmente en privilegios economicistas del sindicalismo, cual Caballo de Troya llevan el recorte al derecho de asociación sindical, el aumento de la jornada de trabajo -y por ende la maximización de ganancias a los patrones- (como se propone en algunas naciones de Europa); y, finalmente, el desmonte del sindicalismo del sector público, como en el caso ecuatoriano. A la par, los tibios intentos de reorganización laboral en el sector privado de Latinoamérica, que según la OIT mantiene una debilidad organizativa desde la ‘década perdida’, son desarticulados de forma más simple: con hechos consumados, a través del despido inmediato de los trabajadores que intenten asociarse para defenderse.
Cada día van al desempleo entre 500 y 1.000 trabajadores en el mundo. Para dimensionar la gravedad de la situación habría que multiplicar ese número por cuatro, como mínimo, porque cuando en derechos humanos nos referimos al desempleo, no solo es el trabajador quien queda sin trabajo, sino toda su familia: esposa, hijos, hijas, a veces los padres, es decir su entorno familiar entero.
Por lo tanto, las cifras del desempleo mundial están invisibilizando una tragedia humana: son familias enteras, por cada empleado del sector público o privado despedidos, las echadas a la calle, las de partidas suprimidas, las presionadas para renuncia ‘voluntaria’ o las exigidas que se jubilen antes de hora “si no quieren quedarse sin pan ni pedazo”.
Ningún ‘salvataje’ va en beneficio del trabajador, pues la lógica de las empresas y de muchos gobiernos es inversa, sobre todo en el Norte, donde empezó la hecatombe y se sigue salvando a los que provocaron la crisis inyectando miles de millones de dólares o euros a los grupos económicos que quebraron debido a la especulación financiera.
Ofende a la conciencia humana la noticia de que, en plena crisis mundial, mientras millones de personas de la noche a la mañana quedaban sin empleo, se realizó una mega-fiesta con luminarias de Hollywood y realezas para inaugurar en un lejano edén del Golfo Pérsico el hotel más lujoso del mundo, donde una suite cuesta 35 mil dólares la noche. Qué decir de la otra noticia publicada en los primeros meses de la crisis mundial: que del dinero inyectado por el gobierno de Bush, un consorcio empresarial invirtió buena parte de la millonaria ayuda recibida, en renovar a extremos insultantes las lujosas oficinas de sus gerentes, en pagar primas y costear un viaje de placer a sus principales ejecutivos.
La tragicomedia de hoy es circular: se repite, nada más que a escala mundial y en cifras mega-millonarias. Cuando en Ecuador ocurrió el desconocido feriado bancario de 1999, que en solo unos meses pulverizó a la clase media como en Argentina cuando "el Corralito" y que nos dejó en crisis perpetua a cuatro millones de personas; fue vox-populi que en un lujoso yate, uno de los connotados banqueros prófugos celebró una fiesta en alta mar con sus invitados: estrellas locales y connotados personajes de la política criolla. El dinero licuado de la ayuda estatal y de los ahorros robados a millones de ecuatorianos, sirvió para que tan poderosos damnificados, hasta hoy impunes, festejen sus conmovedores cumpleaños en bacanales-“fashion”.
¿Por qué los otros delincuentes de cuello blanco, los de Wall Street, más poderosos y finos que los criollos, no iban a derrochar 35 mil dólares por noche en el hotel más lujoso del mundo, o ampliar sus oficinas, recibir primas y costear un viaje de placer con todos los gastos pagados a sus directivos, con el dinero de los contribuyentes?
Los ‘Daños Colaterales’ no reconocidos:
Nada se dice, especialmente en Ecuador, de los otros efectos de la crisis, que tiene similares consecuencias a las que dejó la imposición neoliberal de 1982 a 2004. Decenas de miles de seres humanos hoy vuelven a convivir diariamente bajo una espada de Damocles: la amenaza de desempleo, supresión de partidas y cancelación sin importar edad, familia, salud mental y física, y zozobra permanente.
En Argentina se unieron varios equipos (médicos, organizaciones sociales, intelectuales y defensores de DDHH) para demandar una investigación de los daños derivados a la salud mental y física y a los derechos económicos y sociales de millones de argentinos, violentados masivamente en su “larga noche neoliberal” y “el Corralito”, el feriado bancario similar al de Ecuador que ellos lo sufrieron en el 2001. Cuantificar las graves consecuencias a la salud mental y corporal (aumento de cánceres y depresiones en proporcional relación a la inseguridad laboral por ejemplo), provocadas por el severo estrés individual y familiar ocasionado en miles de trabajadores que vivieron con el calvario del desempleo o la amenaza de ser echados a la calle en cualquier momento, es una responsabilidad con la memoria histórica en la llamada etapa post-neoliberal, y una deuda de los gobiernos progresistas del continente con el reciente y actual dolor de nuestros pueblos. Por contraste, en Ecuador, ningún gobierno, incluido el actual, academia, mass media u ONG’s, han cuantificado los múltiples impactos dejados, en el mundo laboral, por dos décadas de neoliberalismo y las olas de despidos y amenazas de despidos, hasta hoy, en el sector público y privado.
¿Por qué tanto silencio ante tanta tragedia ‘colateral’ ocasionada en miles de mujeres y hombres a quienes de un día para otro se anuncia que fueron o serán suprimidas sus partidas, que ‘por razones de reestructuración’ se apresuren vendiendo sus renuncias ‘voluntarias’ como en el régimen ultra-conservador de Durán Ballén-Dahik, para que luego sobrevivan con puestos ambulantes de salchi-papas, "choripan", taxis, ventas de Yanbal y otras “micro-empresas” que se volvieron nada?
Por cada empleado o trabajador continuamente enfermos debido al agudo estrés laboral generado por la frecuente inestabilidad de su plaza de trabajo; por cada trabajadora que sufre cada semestre o fin de año cuando está a punto de terminársele el contrato ocasional de empleo con el que se somete a impune acoso psicológico a miles; por cada familia de cada ser humano que agoniza lentamente en el desempleo o que vive por años con la latente zozobra de que camina rumbo a él, existen impunes, flagrantes, directas y colaterales violaciones a numerosos derechos humanos, laborales y sociales tipificados en la Declaración Universal, los instrumentos internacionales y la Constitución. Hay una cadena de lesiones a la salud física, emocional, mental y afectiva, familiar y personal, de todo el entorno de los trabajadores y trabajadoras, que sigue impune.
Al desempleo y supresión de derechos laborales, viene siendo hora de que todo el entorno familiar, de los desempleados o trabajadores a punto de ser suprimidos sus derechos, intervenga en todos los espacios de protesta y propuesta por el derecho humano al trabajo. Todo gobierno y empresario de cualquier país democrático, al significado testimonial de hijos/hijas de desempleados o amenazados de despido, que deben comer cada día, ¿pueden decirles que entiendan que ‘todos deben pagar la crisis’ o injuriarlos llamándolos “privilegiados que han abusado de sus derechos”?
Es hora de voltear, con la sinrazón del dolor humano, la fría lógica de la tecnocracia; es hora de sumar estos nuevos actores para los cuales no está preparado, ni de entenderlos ni hacerles frente, ningún poder. Los derechos humanos son un notable escudo para afrontar la crisis mundial y la amenaza masiva de desempleo y de violaciones a los derechos laborales.
2) NUEVAS EXPERIENCIAS DE ACCIÓN LABORAL:
"Los enemigos más encarnizados de nuestras ideas, son aquellos que no las entienden."
Albert Einstein
Requerimos una nueva generación sindical de cara a un tiempo propicio para que surja un sindicalismo del siglo 21.
Alexis Ponce | APDH del Ecuador | 6-6-2009 | 85 lecturas
En una época de engaño universal, decir la verdad es un acto revolucionario.
George Orwell
Hay dos elementos que cruzan la actualidad social en el mundo, Latinoamérica y el Ecuador: Por un lado, la magnitud de la crisis mundial y del desempleo, que redunda en una situación preocupante de masivas violaciones a los derechos sociales y laborales en todo el planeta. Y, por otro, las nuevas -y casi desconocidas- experiencias de lucha sindical surgidas en el mundo.
1) CRISIS MUNDIAL
Los impactos humanos, laborales, sociales y económicos de la crisis financiera mundial del capitalismo, provocada por los especuladores de Wall Street, son incuantificables. Tan solo en los cinco primeros meses del 2009, atrajo una impune oleada de despidos masivos en los países industrializados, tasas de desempleo creciente en los países tercermundistas, y cierre de fábricas y quiebra de empresas en todo el orbe. A esos impactos que vulneran masivamente derechos sociales de millones, se agrega la reaparición de legislaciones anti-laborales en varios países, puestas en práctica con la justificación de que “obedecen a la crisis”.
(Luego del ataque a las torres gemelas de Nueva York, Boeing justificó su decisión de despedir a miles de trabajadores porque ‘los atentados disminuirían la demanda de producción de la empresa’. Luego se supo la verdad: Boeing, mucho antes del 11 de septiembre de 2001, había decidido disminuir drásticamente su mano de obra. El ataque, simplemente, cayó como anillo al dedo para poder deshacerse de miles de empleados).
A la arquitectura anti-laboral que en algunos países inició antes de que estallara la crisis de Wall Street, como fue el caso de Ecuador en plena Constituyente con la parafernalia para dsmontar el sindicalismo del sector público, habría que agregar otro factor: la ola de decisiones gubernamentales conservadoras, contradictorias con el espíritu social progresista del Estado de Bienestar europeo, en el caso de muchos gobiernos de ese continente; o contradictorias con nociones revolucionarias obvias en el caso de algunos gobiernos progresistas y de izquierdas de América Latina.
Decisiones gubernamentales anti-laborales se aplican, o van en camino de aplicarse, en la hoy conservadora Europa y algunas naciones sudamericanas, donde los dos gobiernos atípicos de la región: Colombia y Perú, registran los indicadores más adversos al derecho de sindicalización. Y, paradójicamente, en el Ecuador de la "Revolución Ciudadana", se ha desatado una ofensiva pro-patronal y anti-sindical preocupante.
Las decisiones gubernamentales anti-laborales, justificadas mediática y socialmente en privilegios economicistas del sindicalismo, cual Caballo de Troya llevan el recorte al derecho de asociación sindical, el aumento de la jornada de trabajo -y por ende la maximización de ganancias a los patrones- (como se propone en algunas naciones de Europa); y, finalmente, el desmonte del sindicalismo del sector público, como en el caso ecuatoriano. A la par, los tibios intentos de reorganización laboral en el sector privado de Latinoamérica, que según la OIT mantiene una debilidad organizativa desde la ‘década perdida’, son desarticulados de forma más simple: con hechos consumados, a través del despido inmediato de los trabajadores que intenten asociarse para defenderse.
Cada día van al desempleo entre 500 y 1.000 trabajadores en el mundo. Para dimensionar la gravedad de la situación habría que multiplicar ese número por cuatro, como mínimo, porque cuando en derechos humanos nos referimos al desempleo, no solo es el trabajador quien queda sin trabajo, sino toda su familia: esposa, hijos, hijas, a veces los padres, es decir su entorno familiar entero.
Por lo tanto, las cifras del desempleo mundial están invisibilizando una tragedia humana: son familias enteras, por cada empleado del sector público o privado despedidos, las echadas a la calle, las de partidas suprimidas, las presionadas para renuncia ‘voluntaria’ o las exigidas que se jubilen antes de hora “si no quieren quedarse sin pan ni pedazo”.
Ningún ‘salvataje’ va en beneficio del trabajador, pues la lógica de las empresas y de muchos gobiernos es inversa, sobre todo en el Norte, donde empezó la hecatombe y se sigue salvando a los que provocaron la crisis inyectando miles de millones de dólares o euros a los grupos económicos que quebraron debido a la especulación financiera.
Ofende a la conciencia humana la noticia de que, en plena crisis mundial, mientras millones de personas de la noche a la mañana quedaban sin empleo, se realizó una mega-fiesta con luminarias de Hollywood y realezas para inaugurar en un lejano edén del Golfo Pérsico el hotel más lujoso del mundo, donde una suite cuesta 35 mil dólares la noche. Qué decir de la otra noticia publicada en los primeros meses de la crisis mundial: que del dinero inyectado por el gobierno de Bush, un consorcio empresarial invirtió buena parte de la millonaria ayuda recibida, en renovar a extremos insultantes las lujosas oficinas de sus gerentes, en pagar primas y costear un viaje de placer a sus principales ejecutivos.
La tragicomedia de hoy es circular: se repite, nada más que a escala mundial y en cifras mega-millonarias. Cuando en Ecuador ocurrió el desconocido feriado bancario de 1999, que en solo unos meses pulverizó a la clase media como en Argentina cuando "el Corralito" y que nos dejó en crisis perpetua a cuatro millones de personas; fue vox-populi que en un lujoso yate, uno de los connotados banqueros prófugos celebró una fiesta en alta mar con sus invitados: estrellas locales y connotados personajes de la política criolla. El dinero licuado de la ayuda estatal y de los ahorros robados a millones de ecuatorianos, sirvió para que tan poderosos damnificados, hasta hoy impunes, festejen sus conmovedores cumpleaños en bacanales-“fashion”.
¿Por qué los otros delincuentes de cuello blanco, los de Wall Street, más poderosos y finos que los criollos, no iban a derrochar 35 mil dólares por noche en el hotel más lujoso del mundo, o ampliar sus oficinas, recibir primas y costear un viaje de placer con todos los gastos pagados a sus directivos, con el dinero de los contribuyentes?
Los ‘Daños Colaterales’ no reconocidos:
Nada se dice, especialmente en Ecuador, de los otros efectos de la crisis, que tiene similares consecuencias a las que dejó la imposición neoliberal de 1982 a 2004. Decenas de miles de seres humanos hoy vuelven a convivir diariamente bajo una espada de Damocles: la amenaza de desempleo, supresión de partidas y cancelación sin importar edad, familia, salud mental y física, y zozobra permanente.
En Argentina se unieron varios equipos (médicos, organizaciones sociales, intelectuales y defensores de DDHH) para demandar una investigación de los daños derivados a la salud mental y física y a los derechos económicos y sociales de millones de argentinos, violentados masivamente en su “larga noche neoliberal” y “el Corralito”, el feriado bancario similar al de Ecuador que ellos lo sufrieron en el 2001. Cuantificar las graves consecuencias a la salud mental y corporal (aumento de cánceres y depresiones en proporcional relación a la inseguridad laboral por ejemplo), provocadas por el severo estrés individual y familiar ocasionado en miles de trabajadores que vivieron con el calvario del desempleo o la amenaza de ser echados a la calle en cualquier momento, es una responsabilidad con la memoria histórica en la llamada etapa post-neoliberal, y una deuda de los gobiernos progresistas del continente con el reciente y actual dolor de nuestros pueblos. Por contraste, en Ecuador, ningún gobierno, incluido el actual, academia, mass media u ONG’s, han cuantificado los múltiples impactos dejados, en el mundo laboral, por dos décadas de neoliberalismo y las olas de despidos y amenazas de despidos, hasta hoy, en el sector público y privado.
¿Por qué tanto silencio ante tanta tragedia ‘colateral’ ocasionada en miles de mujeres y hombres a quienes de un día para otro se anuncia que fueron o serán suprimidas sus partidas, que ‘por razones de reestructuración’ se apresuren vendiendo sus renuncias ‘voluntarias’ como en el régimen ultra-conservador de Durán Ballén-Dahik, para que luego sobrevivan con puestos ambulantes de salchi-papas, "choripan", taxis, ventas de Yanbal y otras “micro-empresas” que se volvieron nada?
Por cada empleado o trabajador continuamente enfermos debido al agudo estrés laboral generado por la frecuente inestabilidad de su plaza de trabajo; por cada trabajadora que sufre cada semestre o fin de año cuando está a punto de terminársele el contrato ocasional de empleo con el que se somete a impune acoso psicológico a miles; por cada familia de cada ser humano que agoniza lentamente en el desempleo o que vive por años con la latente zozobra de que camina rumbo a él, existen impunes, flagrantes, directas y colaterales violaciones a numerosos derechos humanos, laborales y sociales tipificados en la Declaración Universal, los instrumentos internacionales y la Constitución. Hay una cadena de lesiones a la salud física, emocional, mental y afectiva, familiar y personal, de todo el entorno de los trabajadores y trabajadoras, que sigue impune.
Al desempleo y supresión de derechos laborales, viene siendo hora de que todo el entorno familiar, de los desempleados o trabajadores a punto de ser suprimidos sus derechos, intervenga en todos los espacios de protesta y propuesta por el derecho humano al trabajo. Todo gobierno y empresario de cualquier país democrático, al significado testimonial de hijos/hijas de desempleados o amenazados de despido, que deben comer cada día, ¿pueden decirles que entiendan que ‘todos deben pagar la crisis’ o injuriarlos llamándolos “privilegiados que han abusado de sus derechos”?
Es hora de voltear, con la sinrazón del dolor humano, la fría lógica de la tecnocracia; es hora de sumar estos nuevos actores para los cuales no está preparado, ni de entenderlos ni hacerles frente, ningún poder. Los derechos humanos son un notable escudo para afrontar la crisis mundial y la amenaza masiva de desempleo y de violaciones a los derechos laborales.
2) NUEVAS EXPERIENCIAS DE ACCIÓN LABORAL:
"Los enemigos más encarnizados de nuestras ideas, son aquellos que no las entienden."
Albert Einstein
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