Pedro Solbes: 'Han hecho las cosas que yo no quería hacer'
Asegura que no ha vuelto a hablar con el presidente desde su dimisión como diputado.
01-10-2009 - Pedro Solbes, ex vicepresidente segundo del Gobierno, ha roto su silencio y ha consumado su desmarque absoluto de la política económica que ha impuesto el presidente del Gobierno. Ayer, en Gotemburgo, reconoció abiertamente que no estaba dispuesto a avalar el cambio de rumbo puesto en marcha por José Luis Rodríguez Zapatero.
«Han hecho las cosas que yo no quería hacer», resumió en la noche del martes el también ex ministro de Economía en una conversación con EL MUNDO, al ser preguntado por las medidas adoptadas por el Gobierno y por los Presupuestos Generales del Estado.
Solbes rompía así un silencio de siete meses horas. Y lo hacía desde Gotemburgo (Suecia), horas después de que Elena Salgado detallara las cuentas públicas para 2010. Ni había hablado cuando cesó como vicepresidente económico el 7 de abril, ni cuando dimitió como diputado el pasado 14 de septiembre para no tener que votar los presupuestas. En abril, el jefe del Gobierno justificó el despido de quien había sido su hombre económico durante cinco años por la necesidad de imprimir un cambio de ritmo a la política económica. Solbes se fue en silencio y acompañado de su número dos, David Vegara, que abandonó la Secretaría de Estado de Economía.
Las discrepancias entre Solbes y Zapatero se habían hecho insostenibles para ambos. Pese a que el presidente le prometió en 2008, cuando le convenció para seguir de vicepresidente y ser su número dos en las listas al Congreso por Madrid, que tendría plenos poderes en economía, no fue así. Le impuso medidas que no compartía, como la deducción de los 400 euros del IFPF, que ahora el Gobierno va a eliminar. Y le reprochó su cicatería a la hora de sacar adelante el nuevo sistema de financiación autonómica. El portavoz de ERC en el Congreso, Joan Ridao, afirmó que Zapatero le dijo que «Solbes era el problema» en el tema de la financiación. El ex vicepresidente no quería poner sobre la mesa los 11.000 millones de euros que ha acabado costando la resolución del sudoku autonómico, como él mismo lo definió.
A Solbes se le ve ahora tranquilo y mantiene, más si cabe, el tono templado que siempre empleó como piloto de la economía española (de 1993 a 1996 y de 2004 a 2009). Ayer, en público, se aferró a su nuevo cargo de presidente de la Junta de Supervisión del Grupo Asesor Europeo sobre Información Financiera (Efrag), y de España no soltó prenda. Fue en Gotemburgo (Suecia), en el marco de las conferencias organizadas por Eurofi sobre el sector financiero, patrocinadas por Axa y Visa.
No obstante, sí reconoció en privado que no ha vuelto a hablar con Zapatero desde que abandonó su escaño de diputado, hace más de dos semanas, el 14 de septiembre. No fue eso lo que dijo el presidente del Gobierno, en cambio. «Sigo hablando con él [Solbes], porque somos amigos», aseveró un día después de su renuncia como parlamentario. Y «seguiré escuchando sus opiniones aunque ya no esté sentado en un escaño».
Ya sabemos por boca del otro interlocutor que no habla con él y que, si lo hiciera, lo que escuchara no le iba a gustar. Zapatero añadió en relación a Solbes que le tiene «un gran aprecio y un gran respeto, y ahora hay que dejarle descansar».
Solbes se queja en privado de que el Gobierno esté dando palos de ciego en materia económica e improvisando una medida tras otra, cuando no lanzando globos sonda como los relativos a las subidas de impuestos que se sucedieron durante el mes de agosto y que no se detuvieron hasta que el pasado sábado se presentaron los Presupuestos Generales del Estado para 2010.
Solbes no es crítico en sí con el incremento fiscal aplicado por el Gobierno. Lo considera lógico en el objetivo de llegar a un déficit del 3% en 2012, como quiere Zapatero. «¿Será posible?». A Solbes le dio la risa y cabeceó de un lado a otro. Parece que va a ser que no.
El veterano dirigente alicantino no piensa en descansar, como le aconseja su ex jefe. A los 67 años, se ve con ganas de emprender nuevas tareas. Es más, su recién estrenado cargo -se lo ofrecieron el pasado 13 de julio- en el Grupo Asesor de Información Financiera, le deja demasiado tiempo libre. «No se trata de volver a trabajar de nueve de la mañana a 12 de la noche», pero sí algo que le llene más tiempo al cabo del día, en palabras del propio Solbes.
Al ser preguntado por las interpretaciones que ha hecho la prensa de su marcha y su rechazo a votar los Presupuestos Generales del Estado de 2010, el ex ministro de Economía consideró que llegó el momento de acabar la conversación. En ese momento, se marcha con la amabilidad habitual.
Pero hay un elemento a valorar. Los Presupuestos no se votarán hasta el próximo 22 de octubre. Y, sin embargo, al marcharse del Congreso el 14 de septiembre, Solbes se libró de votar los decretos que avalaron la prestación de 420 euros a los parados y la implantación de la TDT de pago, que se ratificaron por el Parlamento tres días después.
Además, no se ha marchado solo. Aparte de la sabida marcha de David Vegara, su número dos, también abandonó el escaño otro de los ex ministros económicos: Jordi Sevilla.
UAN EMILIO MAÍLLO. ENVIADO ESPECIAL Gotemburgo (Suecia)
El Mundo
Asegura que no ha vuelto a hablar con el presidente desde su dimisión como diputado.
01-10-2009 - Pedro Solbes, ex vicepresidente segundo del Gobierno, ha roto su silencio y ha consumado su desmarque absoluto de la política económica que ha impuesto el presidente del Gobierno. Ayer, en Gotemburgo, reconoció abiertamente que no estaba dispuesto a avalar el cambio de rumbo puesto en marcha por José Luis Rodríguez Zapatero.
«Han hecho las cosas que yo no quería hacer», resumió en la noche del martes el también ex ministro de Economía en una conversación con EL MUNDO, al ser preguntado por las medidas adoptadas por el Gobierno y por los Presupuestos Generales del Estado.
Solbes rompía así un silencio de siete meses horas. Y lo hacía desde Gotemburgo (Suecia), horas después de que Elena Salgado detallara las cuentas públicas para 2010. Ni había hablado cuando cesó como vicepresidente económico el 7 de abril, ni cuando dimitió como diputado el pasado 14 de septiembre para no tener que votar los presupuestas. En abril, el jefe del Gobierno justificó el despido de quien había sido su hombre económico durante cinco años por la necesidad de imprimir un cambio de ritmo a la política económica. Solbes se fue en silencio y acompañado de su número dos, David Vegara, que abandonó la Secretaría de Estado de Economía.
Las discrepancias entre Solbes y Zapatero se habían hecho insostenibles para ambos. Pese a que el presidente le prometió en 2008, cuando le convenció para seguir de vicepresidente y ser su número dos en las listas al Congreso por Madrid, que tendría plenos poderes en economía, no fue así. Le impuso medidas que no compartía, como la deducción de los 400 euros del IFPF, que ahora el Gobierno va a eliminar. Y le reprochó su cicatería a la hora de sacar adelante el nuevo sistema de financiación autonómica. El portavoz de ERC en el Congreso, Joan Ridao, afirmó que Zapatero le dijo que «Solbes era el problema» en el tema de la financiación. El ex vicepresidente no quería poner sobre la mesa los 11.000 millones de euros que ha acabado costando la resolución del sudoku autonómico, como él mismo lo definió.
A Solbes se le ve ahora tranquilo y mantiene, más si cabe, el tono templado que siempre empleó como piloto de la economía española (de 1993 a 1996 y de 2004 a 2009). Ayer, en público, se aferró a su nuevo cargo de presidente de la Junta de Supervisión del Grupo Asesor Europeo sobre Información Financiera (Efrag), y de España no soltó prenda. Fue en Gotemburgo (Suecia), en el marco de las conferencias organizadas por Eurofi sobre el sector financiero, patrocinadas por Axa y Visa.
No obstante, sí reconoció en privado que no ha vuelto a hablar con Zapatero desde que abandonó su escaño de diputado, hace más de dos semanas, el 14 de septiembre. No fue eso lo que dijo el presidente del Gobierno, en cambio. «Sigo hablando con él [Solbes], porque somos amigos», aseveró un día después de su renuncia como parlamentario. Y «seguiré escuchando sus opiniones aunque ya no esté sentado en un escaño».
Ya sabemos por boca del otro interlocutor que no habla con él y que, si lo hiciera, lo que escuchara no le iba a gustar. Zapatero añadió en relación a Solbes que le tiene «un gran aprecio y un gran respeto, y ahora hay que dejarle descansar».
Solbes se queja en privado de que el Gobierno esté dando palos de ciego en materia económica e improvisando una medida tras otra, cuando no lanzando globos sonda como los relativos a las subidas de impuestos que se sucedieron durante el mes de agosto y que no se detuvieron hasta que el pasado sábado se presentaron los Presupuestos Generales del Estado para 2010.
Solbes no es crítico en sí con el incremento fiscal aplicado por el Gobierno. Lo considera lógico en el objetivo de llegar a un déficit del 3% en 2012, como quiere Zapatero. «¿Será posible?». A Solbes le dio la risa y cabeceó de un lado a otro. Parece que va a ser que no.
El veterano dirigente alicantino no piensa en descansar, como le aconseja su ex jefe. A los 67 años, se ve con ganas de emprender nuevas tareas. Es más, su recién estrenado cargo -se lo ofrecieron el pasado 13 de julio- en el Grupo Asesor de Información Financiera, le deja demasiado tiempo libre. «No se trata de volver a trabajar de nueve de la mañana a 12 de la noche», pero sí algo que le llene más tiempo al cabo del día, en palabras del propio Solbes.
Al ser preguntado por las interpretaciones que ha hecho la prensa de su marcha y su rechazo a votar los Presupuestos Generales del Estado de 2010, el ex ministro de Economía consideró que llegó el momento de acabar la conversación. En ese momento, se marcha con la amabilidad habitual.
Pero hay un elemento a valorar. Los Presupuestos no se votarán hasta el próximo 22 de octubre. Y, sin embargo, al marcharse del Congreso el 14 de septiembre, Solbes se libró de votar los decretos que avalaron la prestación de 420 euros a los parados y la implantación de la TDT de pago, que se ratificaron por el Parlamento tres días después.
Además, no se ha marchado solo. Aparte de la sabida marcha de David Vegara, su número dos, también abandonó el escaño otro de los ex ministros económicos: Jordi Sevilla.
UAN EMILIO MAÍLLO. ENVIADO ESPECIAL Gotemburgo (Suecia)
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