Europa apaga el incendio con fuego

Otro rescate que como el 2008 favorece a los bancos. ¿Qué lógica hay detrás de pagar la deuda con más deuda?. La misma lógica que se está aplicando a Grecia al retrasar con una lluvia de millones un desenlace traumático que de todas maneras va a llegar.

Se han destinado 110 mil millones de euros para rescatar al país donde nació la democracia, pero dado que la deuda pública de Grecia alcanza aproximadamente 280 mil millones de euros, una vez que este país se gaste el dinero (poco menos de la mitad de su deuda total) volverá a enfrentarse con el problema, pero claro, con una deuda aún mayor. Lo que sucede es que el multimillonario plan de rescate aprobado por la Comisión Europea y el Fondo Monetario Internacional (FMI) hace unos pocos días, no es ningún regalo, sino que simplemente sirve para cambiar bonos vencidos por nuevos, que según análisis consultados, elevarán la deuda pública griega en 41% más.

Adam Smith decía en 1776 que “cuando un Estado se ve en la necesidad de declararse en quiebra, lo mismo que cuando un ciudadano se ve en tal necesidad, entonces una quiebra limpia, abierta y confesada es la medida que a la vez menos deshonra al deudor y menos perjudica al acreedor”. Entonces ¿Quiénes ganan con este rescate que prolonga la agonía del pueblo heleno?, que es lo mismo que preguntar ¿a quiénes le debe Grecia?, y ¿qué es lo que está en juego?

Según el Informe Semanal de Política Exterior publicado el lunes pasado, si se suma la deuda pública (del Estado) y privada (de los particulares) de Grecia, se obtiene una cifra equivalente al 170% de su Producto Bruto Interno (PBI), es decir por cada 100 euros que se producen en Grecia, se deben 170 euros, lo que la hace una economía en coma. El 9% de su PBI son intereses, y el 80% de todo el dinero del plan de rescate va a ir a manos de acreedores externos.

Grecia le debe a bancos alemanes y franceses una cantidad cercana a los 120 mil millones de euros, (40% del total de su deuda pública), quienes después del plan de rescate podrán cobrar sus créditos completos en los plazos previstos. Es decir, este rescate económico, al igual que los últimos desde que estalló la crisis global a fines del 2008, es dirigido a los bancos.

Pero como todos no pueden salir ganando, mientras que los banqueros co-responsables por esta situación se cobran todo y se van a sus casas viendo como las bolsas de valores reaccionan positivamente, el pueblo de Grecia tendrá que enfrentarse a un duro plan de ajuste que incluye reducción de salarios, aumento de impuestos y achicamiento de la seguridad e inversión social en un contexto de recesión del que le será muy difícil salir en el corto plazo, pues están cumpliendo con el pago a tiempo de su enorme deuda haciéndose de mucha más deuda. Por ello, el 85% de los griegos no respalda este plan, alistando más protestas.

Volviendo a Smith, muchos entendidos señalan que se debería permitir a Grecia entrar en cesación de pagos (default) pues de esa manera se reestructuraría su deuda, con mayores plazos como en Argentina, haciendo que los bancos asuman también las pérdidas.

El miedo radica en que una medida como esa hubiera hecho los rescatados sean directamente los bancos europeos, con lo que los capitales se replegarían a Francia y Alemania, y la suerte de Grecia también sea la de España, Portugal, Italia, Irlanda entre otros países ricos altamente endeudados, poniendo en riesgo la existencia del propio euro.

Los culpables
El por qué Grecia y la mayoría de países europeos están tan endeudados tiene que ver con la inestabilidad de la economía internacional que al ser cíclica, está llena de expansiones económicas seguidas de crisis recesivas, lo que es inherente al sistema capitalista, como explican muy bien los profesores Alberto Acosta y Oscar Ugarteche en un reciente artículo publicado por ALAI.

Lo diferente en esta ocasión es que la crisis está afectando principalmente a los países centrales, que hoy podemos denominar Países Ricos Altamente Endeudados (PRAE), debido a que las innovaciones tecnológicas que impulsaban la recuperación de la economía mundial no se ha producido esta vez, y la fragilidad que elevaba el riesgo de la crisis en las economías empobrecidas, ahora angustia a los propios PRAE.

El problema sigue siendo que salida de la crisis es ajustar las economías en desgracia a favor de las ganancias de los banqueros. Según Acosta y Ugarteche, los ganadores son específicamente los operadores de los fondos especulativos de alto riesgo (hedge funds), especuladores de siempre, y para demostrarlo citan la columna de Amparo Estrada, “el negocio de hundir un país”, en la que relata con detalle una reunión en la firma Monnes, Crespi & Hardt de Nueva York, donde un grupo de banqueros de inversión especializados en hedge funds (incluidos el Goldman Sachs y el fondo de soros) decidieron atacar al euro mirando a Grecia, utilizando el mecanismo credit default swaps.

Y si bien los tiburones atacan sólo cuando huelen sangre, no es posible que un grupo de inversionistas – en palabras de Oscar Ugarteche - enfile contra los bonos de un país y contra una moneda de manera coludida, llevándose a una nación a la miseria para beneficio de unos cuantos financistas, utilizando a las empresas calificadoras de riesgo como el instrumento. Las mismas calificadoras que aprobaron las hipotecas basura y que luego aprobaron como AAA los bonos de la banca de inversión construidas con esas hipotecas. Por su parte el FMI no dio ningún aviso de la crisis griega, al mismo tiempo que los agentes financieros se encargaban de inflar burbujas. Ahora más bien se acerca para rescatar a los especuladores. Hasta parece premeditado.

El Perú
Luego de que se recuperaron los precios internacionales de las materias primas, especialmente de los minerales, y los capitales de corto plazo empezaron nuevamente a llegar a nuestro país, muchos economistas, incluso los más certeros, se han apresurado a decir que la crisis se acabó y que lo que ocurría en Grecia era anecdótico. Sin embargo, esta semana la propia ministra de Economía y Finanzas, Mercedes Araoz, ha declarado que es necesario tener un fondo para afrontar una eventual nueva caída de la economía mundial. Y quien diga que nuestro país tiene las herramientas para afrontar otro terremoto económico, se engaña. Al depender tanto de la demanda internacional y haber abandonado nuestro mercado interno estamos expuestos como un velero en medio de una tormenta tropical.

La lógica de la crisis global ha ido de la crisis financiera a la contracción del crédito, lo que frenó el comercio internacional, y luego se convirtió en recesiones y posteriormente en crisis fiscales (baja recaudación de los Estados), que ahora vemos que impulsan nuevas crisis de deuda y bancarias (en países como Grecia y otros de Europa), lo que terminará en una nueva crisis financiera, pero ahora más profunda y vuelta a comenzar. Es que la crisis global era más seria de lo que se pensaba.

Carlos Bedoya
Colaborador
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