Los funcionarios tendrán que revisar todas las piezas de los museos al acabar cada turno

El robo de 'El santero de la cofradía', una pequeña obra de Joaquín Sorolla expuesta en la Casa Museo Benlliure, suceso ocurrido a principios de abril y aún no aclarado, ha servido para que el Ayuntamiento refuerce los protocolos de seguridad en sus museos. El concejal de Patrimonio Histórico, Vicente Igual, anunció ayer como una de las novedades que los funcionarios tendrán que inspeccionar todas las salas y rellenar después un parte de incidencias para detectar cualquier anomalía. En el caso de la pieza robada transcurrió demasiado tiempo desde que se la llevaron hasta que el Ayuntamiento tuvo noticias de su desaparición.
La medida se ha impuesto en todos los museos y salas de exposiciones municipales. Minutos antes de su comparecencia ante la prensa, Igual se reunió con los técnicos municipales para acordar además el nombramiento de varios funcionarios como responsables directos de los museos, no sólo en los aspectos de control y seguridad sino también en las exposiciones, promoción y hasta formación para mejorar la atención al público.
«No puede ser que alguien pregunte por una exposición y no se le responda». El delegado de Patrimonio Histórico aprovechó también para hacer balance de su gestión en los museos. La concejala de Cultura, María José Alcón, se incorporó el viernes al trabajo después de un año de baja por accidente, por lo que asumirá poco a poco sus anteriores competencias.
Los partes de incidencias llegarán a los coordinadores de cada museo y no a la delegación, precisó el concejal. En los modelos a los que tuvo acceso LAS PROVINCIAS se especifican todas las salas para marcar posibles anomalías, así como observaciones.
Este «marcaje» se justifica porque los funcionarios, comentó el edil, también están obligados a la custodia y guarda de las piezas de las colecciones municipales. Al margen está el millón de euros gastado en el servicio de vigilancia privada, donde el Museo de Historia de Valencia se lleva la mayor cuantía con 192.838 euros.
En la Casa Museo Blasco Ibáñez hay servicio de seguridad las 24 horas del día, lo mismo que en el palacio de Cervelló. En el horario de cierre al público hay vigilantes en el Museo de Historia de Valencia, el de Ciencias Naturales y la Almoina, mientras que durante las visitas hay en el Museo de la Ciudad y la Casa Museo Benlliure.
El concejal dio por terminada las restauraciones de los puentes de Serranos y la Trinidad tras una inversión añadida de 347.000 euros. «No se trata de un sobrecoste porque no se ha superado el presupuesto de licitación», defendió para explicar luego que hubo de incrementarse el refuerzo estructural y los morteros para las filtraciones del agua de lluvia.
Pero la inversión más cuantiosa en el último año ha sido la excavación arqueológica en el jardín de Viveros para sacar a la luz los restos del Palacio Real. Algo más de 1,1 millones de euros en una obra acabada por completo y que permite contemplar cimientos y pavimentos de la antigua residencia de los reyes valencianos.
Igual también habló del concurso que ha salido a licitación para que una empresa privada gestione las visitas guiadas y las tiendas de todos los edificios municipales. En 2009 representó una facturación de 130.000 euros y las ofertas pueden incluir actividades escolares y seminarios sobre los fondos e historia de los inmuebles.
Otros dos aspectos llaman la atención en el balance presentado por Igual. El primero, el tratamiento preventivo contra las termitas que se aplicó en la Almoina, el centro de exposiciones que muestra la Valencia romana y visigoda. Después, la propuesta presentada a la Conselleria de Cultura para colocar una rampa en la parte trasera de la Lonja y hacerla accesible para minusválidos. La entrada por la calle Danzas es la más adecuada.

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