Los parques eólicos se convierten en el objetivo de los ladrones de cobre

el codiciado metal rojo
Los parques eólicos se convierten en el objetivo de los ladrones de cobre

En lo que va de año, en Galicia se han registrado 300 denuncias por hurtos de cables de este metal

Autor: Julio Á. Fariñas | Fecha de publicación: 9/6/2008



Cables de cobre acumulados en una chatarrería coruñesa

En lo que va de año, hasta finales del pasado mes de mayo, la Guardia Civil llevaba registradas 125 denuncias por robos de cables de cobre en Galicia. Si a estas se le suman las presentadas en las distintas comisarías gallegas de la Policía Nacional, la cifra de robos y hurtos del codiciado metal rojo ya asciende a 300, es decir, un promedio de dos al día.

El problema no es nuevo, pero según los datos que registra la Guardia Civil, que es el cuerpo de seguridad del Estado que recibe la gran mayoría de las denuncias, sus dimensiones han ido creciendo en los tres últimos años, pero se teme que se incremente como un efecto colateral de la crisis económica. De momento ya van 52 detenidos y/o identificados por este motivo, aunque ninguno ha pisado la cárcel.

Los más perjudicados

La empresa más afectada, al igual que ocurre a nivel nacional, es Telefónica, cuyos perjuicios, en lo que va de año, superan ampliamente los 100.000 euros. Si se totalizan los de los tres últimos años, las pérdidas rondan los 300.000 euros.

Los robos en muchos casos afectan a líneas de fibra óptica que los cacos cortan, atraídos por su grosor, y que luego no pueden aprovechar porque se derrite al quemar los recubrimientos plásticos.

En el caso de Unión-Fenosa, la segunda empresa más damnificada, los perjuicios en los tres últimos años se cuantifican, solo en lo concerniente a subestaciones -49 afectadas- y transformadores, en 238.000 euros. A esta cifra hay que sumar las correspondientes a líneas y parques eólicos, que no han sido cuantificadas por los responsables de la compañía.

El ADIF, la empresa que gestiona las infraestructuras ferroviarias, es otra de las grandes afectadas, aunque en el último año y medio, según fuentes oficiales de la compañía, solo ha sufrido cuatro robos en Galicia de cantidades de cable que oscilaron entre los 300 y los 400 metros, uno de ellos en una línea cerrada al tráfico. Estas cifras contrastan con las de años atrás y el descenso se explica por los dispositivos de control y seguridad, tanto humanos como tecnológicos, implantados por la compañía.

Otras grandes afectadas son las empresas constructoras, tanto en obras públicas como privadas que, cada vez con más frecuencia, se encuentran con que han desaparecido los cables de acometida de las obras en construcción o los que guardaban en las casetas de obra. Los perjuicios globales en este sector no están cuantificados.

También los parques eólicos

Las cada vez mayores medidas de seguridad adoptadas por los grandes damnificados tradicionales están convirtiendo a los parque eólicos en el nuevo objetivo de los cacos del cobre.

El parque de EASA en el municipio de Somozas sufrió entre finales del 2007 y principios de este año un total de cinco robos de cobre, el último en enero de este año. El de Requeixo, en el mismo municipio, fue objeto este invierno de otros tres robos. Enel-Unión Fenosa Renovables ha sufrido diez robos en lo que va de año en sus parques de Bergantiños y Negreira. El parque de Sotavento ha registrado tres robos entre octubre del año pasado y febrero de este año.

Gamesa ha sido objeto de dos robos en otros tantos parques en construcción, uno en el Farrapa I, ubicado entre los municipios de A Pastoriza y Mondoñedo, y el otro en Penarrevolta, en los ayuntamientos de Monfero y Aranga. En total, los cacos se ha llevado 3.000 metros de cable de cobre. El parque de Eurovento, en O Vicedo, fue atacado a finales del año pasado.

En todos los casos el objetivo son los cables de toma de tierra de las subestaciones. Las dimensiones del problema están llevado a las empresas a dotar a las parques de sistemas de vigilancia, en unos casos con métodos de videovigilancia y en otros con vigilantes de carne y hueso.

Modus operandi

En Galicia, según la información de la que dispone la Guardia Civil, hasta la fecha la presencia de grupos organizados ha sido esporádica y la mayoría de los robos son protagonizados por delincuentes autóctonos.

El volumen y el peso de la mercancía sustraída exige siempre el empleo de furgones y la participación de varias personas. Las horas escogidas para actuar suelen ser las de la noche o las del mediodía. Si el material sustraído no es identificable, lo normal es que lo despachen a través de las chatarrerías casi de manera inmediata. Cuando es identificable lo trasladan antes a lugares aislados para proceder al quemado de las fundas de plástico, si se trata de cable, o al corte, si se trata de chapas. Las ventas en las chatarrerías se suelen hacer en pequeñas cantidades y por personas diferentes a las que han sustraído la mercancía.