Las claves del caos siguen sin aclararse,al parecer el especialista en cuadrantes culo de pato alias niñator consentido hacia los cuadrantes a los controladores.

Al parecer niñatorrr toro Jefe de Cuadrantes de AENA alias culo gordo de pato el consentidorrr tiene toda la culpa ..........jajajajajajaja.Zapatero no explicó en el debate por qué el Ejecutivo emprendió el órdago sin tener bazas suficientes y tampoco despejó las dudas sobre quién asumirá las indemnizaciones.
Gonzalo Bareño MADRID/LA VOZ. 12/12/2010
La comparecencia de Zapatero en el Congreso no despejó las principales incertidumbres sobre las causas y las consecuencias de la crisis de los controladores aéreos.

No había plan alternativo. José Blanco se planteó desde el inicio de su mandato el objetivo de acabar con los privilegios de los controladores y comenzó a tomar medidas que hacían suponer una reacción por parte del colectivo. Sin embargo, y como se ha visto en la última crisis, Fomento no disponía de un plan alternativo en caso de que se produjera un órdago de ese tipo para garantizar el control del tráfico aéreo. Solo la amenaza militar puso fin al caos. Tanto Rubalcaba como Blanco aseguran que ahora sí que tienen un plan B, en caso de que se intenten nuevos chantajes. Pero ni ellos ni el presidente del Gobierno han aclarado ni a los ciudadanos ni al Parlamento cuál es ese plan y si pasa o no por nuevas medidas de excepción.

Órdago sin armas suficientes. El Gobierno era consciente hace tiempo de la necesidad de formar a nuevos controladores. Primero, para impedir que los que ya existen ampliaran artificialmente sus nóminas acumulando horas extra a precio de oro. Pero, sobre todo, para disponer de especialistas capaces de asumir efectivamente el control del tráfico aéreo en caso de un plante como el ocurrido. Defensa comenzó por ello a instruir a militares en esas capacidades. El Gobierno todavía no ha explicado por qué decidió adelantar el órdago definitivo a los controladores antes de que esa formación terminara y antes, por tanto, de poder impedir el caos aéreo. 3 Militarización sin contar con los militares. El Ejecutivo aprobó el pasado día 3 un decreto que pensaba suficiente para que los militares asumieran el mando en las torres de control y dieran órdenes a los controladores. Pero cuando se les instó a ello, los jefes del Ejército dejaron claro que podían controlar las torres, pero no dar órdenes a los controladores hasta que no pasaran a ser personal militar. Por ello fue necesario el estado de alarma. El Gobierno debe aclarar si fue la negativa de los militares a poner a sus órdenes a los controladores sin más garantías jurídicas lo que forzó a decretar la medida excepcional. 4 Tiempos mal medidos. El Gobierno anunció la mañana del viernes de la semana pasada el nuevo decreto que regulaba el cómputo de las horas de trabajo de los controladores, pero ese decreto no entraba en vigor hasta las 21.30 horas de ese mismo viernes, en el momento de su publicación en el BOE. Todo ese lapso, el tráfico aéreo quedó a merced de los controladores, que lo colapsaron sin que en realidad se pudiera hacer nada. Cuando entró en vigor, se vio que no era suficiente. El Gobierno amenazó con decretar el estado de alarma, pero no lo hizo hasta el día siguiente, con lo que durante toda la noche se sumaron los afectados por miles. El Ejecutivo dice que aplicó la fuerza gradualmente, pero si hubiera decretado el estado de alarma nada más comenzar el colapso aéreo se habría evitado que decenas de miles de usuarios se vieran tirados, y también, las pérdidas multimillonarias de las compañías.

Quién y cómo indemniza. El cierre del espacio aéreo canceló miles de vuelos, pero también multitud de reservas de hotel. Muchas no contemplan la devolución del importe en caso de no presentación. Los afectados ignoran en este momento si van a ser indemnizados y quién será el responsable de hacerlo. El Gobierno sigue sin aclararlo y descarta adelantar los pagos mientras la Justicia decide, como se ha hecho en alguna ocasión anterior. El Ejecutivo dice que los tribunales determinarán quién y cómo tiene que hacerse cargo, lo que asegura que, en caso de cobrar, las indemnizaciones pueden tardar meses o años en hacerse efectivas.