Alí llegó muy enfadado a la reunión con los representantes del Gobierno de Cantabria. El jefe de su seguridad fue detenido tras el partido ante el Sevilla y no fue puesto en libertad hasta altas horas de la madrugada. El magnate amenazó, incluso, con dejar Santander y exigió responsabilidades, pero los miembros del Ejecutivo consiguieron calmarle y le emplazaron a una reunión que, hoy mismo, se celebrará en la Delegación de Gobierno para sentar las bases de la futura relación entre los escoltas y el cuerpo de policía. Al final del encuentro, muchos más calmados, Syed, incluso, quiso dejar clara su «confianza en la administración española, santanderina y cántabra y el agradecimiento a la Policía Nacional por crear un ambiente seguro en torno al club».
Todo empezó con la llegada del séquito de Syed a El Sardinero. La Policía Nacional identificó a los siete miembros del equipo de seguridad del indio. Tres de ellos son españoles y pertenecen a una agencia de seguridad privada. Los otros cuatro, de nacionalidad extranjera, fueron retenidos por «intrusismo» ya que no forman parte de ninguna empresa del sector y ejercían como tal. Todo pareció quedarse en eso hasta que, al final del partido, los agentes y los escoltas volvieron a encontrarse. En ese momento, se produjo un forcejeo que terminó con Claudio Loiodice (jefe de seguridad de Alí) esposado y conducido a comisaría por presuntos insultos y agresiones. Toda la escena se desarrolló delante de un gran número de aficionados del Racing.
A partir de ese momento, comenzó el enfado de Alí y las llamadas telefónicas para solucionar una 'crisis' que llevó al empresario, muy preocupado por su seguridad, a amenazar con irse de Santander y frenar en seco el proceso que le ha llevado a hacerse con el Racing. Loiodice fue puesto en libertad a altas horas de la madrugada y, de hecho, acudió a la reunión de ayer en la sede del Gobierno para dar su versión de los hechos. «Cuando he venido a esta reunión, en la agenda no figuraba hablar de lo sucedido ayer, sino del futuro del Racing», dijo un Alí que acabó agradeciendo al responsable de la Policía «su apoyo antes, durante y después del partido». «Estamos en una sociedad civilizada y todo tiene solución», añadió con su permanente sonrisa.
Nada de xenofobia
En el mismo tono conciliador se mostró Miguel Ángel Revilla. «No es agradable que pasen estas cosas y a él le preocupa mucho el tema de la seguridad. Desde el Gobierno le hemos aclarado cómo son las cosas y se ha fijado una reunión para sentar las bases de cómo debe actuarse a partir de ahora para evitar incidentes de este tipo, que son desagradables para todos. Nosotros queremos que se sienta cómodo en nuestra casa y él ha entendido que en esta tierra no hay xenofobias ni nada por el estilo. Que aquí son tan cántabros como los demás los que vienen a vivir aquí y que él ya es uno de nosotros, un cántabro más», dijo el presidente del Gobierno de Cantabria, al que el propio Alí cedió la palabra para que explicara el incidente.
«Mañana -por hoy- se va a celebrar una reunión para que no vuelva a ocurrir ningún problema y que esa tensión desaparezca», añadió Revilla, para quién Alí está «animado en invertir y llevar al Racing a Europa y al mundo entero». «Eso es lo importante».
Tras más de dos horas de conversaciones -que obligaron a Revilla a variar su agenda del día- todos los participantes en el encuentro abandonaron el edificio juntos y en buena sintonía. Incluido Claudio Loiodice, el protagonista principal de una 'crisis' que hoy esperan cerrar de forma definitiva.
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Todo empezó con la llegada del séquito de Syed a El Sardinero. La Policía Nacional identificó a los siete miembros del equipo de seguridad del indio. Tres de ellos son españoles y pertenecen a una agencia de seguridad privada. Los otros cuatro, de nacionalidad extranjera, fueron retenidos por «intrusismo» ya que no forman parte de ninguna empresa del sector y ejercían como tal. Todo pareció quedarse en eso hasta que, al final del partido, los agentes y los escoltas volvieron a encontrarse. En ese momento, se produjo un forcejeo que terminó con Claudio Loiodice (jefe de seguridad de Alí) esposado y conducido a comisaría por presuntos insultos y agresiones. Toda la escena se desarrolló delante de un gran número de aficionados del Racing.
A partir de ese momento, comenzó el enfado de Alí y las llamadas telefónicas para solucionar una 'crisis' que llevó al empresario, muy preocupado por su seguridad, a amenazar con irse de Santander y frenar en seco el proceso que le ha llevado a hacerse con el Racing. Loiodice fue puesto en libertad a altas horas de la madrugada y, de hecho, acudió a la reunión de ayer en la sede del Gobierno para dar su versión de los hechos. «Cuando he venido a esta reunión, en la agenda no figuraba hablar de lo sucedido ayer, sino del futuro del Racing», dijo un Alí que acabó agradeciendo al responsable de la Policía «su apoyo antes, durante y después del partido». «Estamos en una sociedad civilizada y todo tiene solución», añadió con su permanente sonrisa.
Nada de xenofobia
En el mismo tono conciliador se mostró Miguel Ángel Revilla. «No es agradable que pasen estas cosas y a él le preocupa mucho el tema de la seguridad. Desde el Gobierno le hemos aclarado cómo son las cosas y se ha fijado una reunión para sentar las bases de cómo debe actuarse a partir de ahora para evitar incidentes de este tipo, que son desagradables para todos. Nosotros queremos que se sienta cómodo en nuestra casa y él ha entendido que en esta tierra no hay xenofobias ni nada por el estilo. Que aquí son tan cántabros como los demás los que vienen a vivir aquí y que él ya es uno de nosotros, un cántabro más», dijo el presidente del Gobierno de Cantabria, al que el propio Alí cedió la palabra para que explicara el incidente.
«Mañana -por hoy- se va a celebrar una reunión para que no vuelva a ocurrir ningún problema y que esa tensión desaparezca», añadió Revilla, para quién Alí está «animado en invertir y llevar al Racing a Europa y al mundo entero». «Eso es lo importante».
Tras más de dos horas de conversaciones -que obligaron a Revilla a variar su agenda del día- todos los participantes en el encuentro abandonaron el edificio juntos y en buena sintonía. Incluido Claudio Loiodice, el protagonista principal de una 'crisis' que hoy esperan cerrar de forma definitiva.
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