Encañona a un vigilante del párking del Canalejo

Encañona a un vigilante del párking del Canalejo y se lleva un automóvil y la recaudación

El vehículo fue hallado días después por la policía en una calle de Eirís

Autor: E. Mouzo / R. Ventureira
Fecha de publicación: 20/2/2008

Un desconocido entró en el párking de pago del Complejo Hospitalario Juan Canalejo y encañonó con una pistola al vigilante. Sujetó al empleado y lo encerró en una dependencia del aparcamiento, concretamente en el servicio, no sin antes exigirle que le explicase cómo se accedía a la caja de la recaudación. Además, le instó a que le señalara el lugar donde se encontraba el dinero acumulado durante la jornada de trabajo. Según fuentes de la investigación, el atracador se hizo con un botín considerable.

Nada más lograr su objetivo, el atracador, un joven de complexión fuerte y moreno, abandonó el lugar. Para que su huida no llamase demasiado la atención, el individuo le pidió las llaves del coche al empleado del aparcamiento, que aún se encontraba encerrado, y se fugó en el automóvil.

«Obra de un profesional»

Fuentes policiales aseguraron que la actuación del atracador se puede considerar como «obra de un profesional», ya que perpetró el robo a una hora en la se registra menos volumen de entradas y salidas de automóviles del párking del Canalejo. A pesar del cuidado que puso el asaltante, algunos de los usuarios del aparcamiento se percataron de que estaba ocurriendo algo anormal, hasta el punto de que descubrieron al trabajador encerrado y lo ayudaron a salir del lugar.

Mientras el atracador se escapaba de la zona en el coche de su víctima. Los usuarios llamaron a la sala del Cuerpo Nacional de Policía, cuyos responsables enviaron al lugar varias patrullas. Mientras miembros de la unidad de la policía científica tomaban muestras e interrogaban al empleado del aparcamiento, el resto de los agentes iniciaron la búsqueda del ladrón.

Los trabajos policiales dieron sus frutos a las pocas horas, cuando encontraron el coche sustraído en la calle Lázaro Cárdenas, en Eirís.

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