Testimonio de un libanés en Israel

Testimonio de un libanés en Israel



26 de agosto de 2008.- 'R' es un joven libanés que ha llegado a Israel con un pasaporte occidental. Es su primer viaje a tierras enemigas. A petición suya, no publicamos su nombre, apellido ni tan siquiera su edad. Hacerle una foto, ni soñar. "Te lo pido simplemente por precaución. No tengo miedo que el grupo chií Hizbulá me secuestre o torture como represalia, pero no está bien visto que un libanés este aquí con estudiantes israelíes. Eso sí, no temo por mi vida. En Beirut tengo muchos amigos chiís que simpatizan con Hizbulá".



'R' es uno más de los 50 jóvenes en la primera Conferencia de Paz de estudiantes de la zona. Un paso simbólico pero importante si en el futuro alguno de ellos llega al poder en sus respectivos países. Organizada por la Universidad de Tel Aviv, ha convocado a jóvenes líderes de 18 nacionalidades (palestinos, libaneses, israelíes, jordanos, italianos, alemanes, estadounidenses...) para debatir.

El libanés que vive en Beirut no oculta a elmundo.es su emoción "por esta increíble vivencia. No me creo aún que esté en Israel. Me he dado cuenta de que los israelíes son muy parecidos a nosotros. El Líbano es el más progresista del mundo árabe y en Beirut la vida es parecida a la de cualquier capital europea. Además, las chicas libanesas son muy guapas, como las israelíes. Aun no sé qué ciudad es más vitalista si Tel Aviv o Beirut".

"No es algo normal para mi ver ondear banderas israelíes, que representan mucho dolor para mi país y mi familia que durante la guerra del 2006 sufrió mucho en Beirut. Una de las experiencias más fuertes fue ver el Líbano desde la ciudad israelí de Metula", dice antes de añadir: "los libaneses no pensamos que el mundo árabe puede o quiere borrar del mapa a Israel. Lo que sí que hay es ignorancia, temor y mucha curiosidad por lo que sucede aquí".



'R', al igual que el resto de participantes, vino muy bien preparado a la conferencia. Cada uno debía representar a un país en estas virtuales negociaciones. "No hemos firmado ningún acuerdo de paz pero queríamos enseñar que ambos pueblos sufren y que los jóvenes escucharan a la otra parte. Era muy interesante ver a una palestina representando a Israel y explicando porque no hay que entregar el Golán a Siria. O a un israelí representando a la delegación siria o un estadounidense exigiendo en nombre de los palestinos el fin de la ocupación", nos explica la israelí Dana Sender (25) una de las 10 estudiantes de la Universidad de Tel Aviv que ha conseguido llevar a buen puerto este encuentro.

Y en el puerto de esta ciudad se clausuran los intensos días de negociaciones y charlas de expertos árabes e israelíes. "Claro que hemos debatido mucho y varias veces me enfadaba escuchando la otra parte pero es muy importante hablar. No habrá paz mañana pero quizás en el futuro y entonces podamos cooperar", cree el libanés.
Pese al buen ambiente, Mohamed Sader, un palestino de Jericó (Cisjordania), es muy pesimista: "Tengo 19 años y no creo que vea la paz algún día. El problema no somos nosotros sino los líderes que prefieren tierras o la economía". Se alegra de que "por primera vez he conocido de cerca a israelíes". Como Daniel (29) que afirma: "Ha sido muy interesante ya que hemos conocido a muchos extranjeros que no eran conscientes de la complejidad del conflicto y ahora lo entienden mejor. Hemos tenido varios talleres de trabajo donde nos han enseñado en profundidad los diferentes temas en discordia".

Para el israelí, fue especial conocer al libanés. "Fue un placer para todos que viniera aquí. Es muy importante hablar. No es la primera vez para mí ya que cuando estudiaba en Suiza y luego trabajando en Australia, tuve muy buenos amigos libaneses".

En otra mesa, encontramos a una árabe-israelí, Rima Jawarby, de la ciudad de Um El Fajem. "Me siento palestina y ojalá pronto haya un Estado palestino", dice. Le preguntamos que en tal caso a qué país le gustaría pertenecer, Israel o Palestina. "No sé", se sincera. Según ella, "el cambio puede producirse en encuentros como éstos donde nos conocemos sin prejuicios".
50 jóvenes que comparten aficiones, frustraciones y muchos sueños. Sólo desean que algún día, cuanto antes mejor, los mayores sigan su ejemplo.