Los peligros de pagar seguridad "trucha": extorsión y más asaltos

El miedo a los robos o secuestros exprés provocó en los últimos años un crecimiento sostenido de la vigilancia privada. Pero no siempre de manera legal: muchas veces los vecinos contratan agencias que no están habilitadas, o directamente instalan por su cuenta una garita y ponen custodios improvisados. Los Foros de Seguridad, agrupaciones vecinales creadas para asesorar a los vecinos en la materia, advierten que eso puede terminar trayendo más riesgos para la gente. Se refieren al fenómeno como "la seguridad insegura". Amenazas, extorsiones, más asaltos y hasta problemas con la Justicia civil son sólo algunas de sus posibles consecuencias.

En la zona norte del conurbano, la que concentra los mayores índices de seguridad privada, cuatro de cada diez garitas son truchas. El dato surgió de un relevamiento de la Cámara Argentina de Empresas de Seguridad e Investigación (CAESI), que agrupa al 92 por ciento de las empresas de seguridad habilitadas. La entidad encontró 747 garitas ilegales, de un total de 1.500. La cifra incluye los partidos de Vicente López, San Isidro y Tigre.

En general, los vecinos consultados por Clarín en esos distritos confiaban en que no correrían los riesgos propios de pagar a "custodios" no habilitados. Pero hubo casos en que las personas que habían contratado vigilancia trucha tuvieron que responder legalmente por un delito cometido por un vigilador. El caso más emblemático ocurrió en 1997: a diez familias de Carapachay les embargaron sus casas porque un custodio que habían contratado asesinó al joven Rodrigo Susevich Raze en una discusión.

Desde los foros de seguridad apelan al sentido común: los vigiladores controlan como nadie los movimientos de una casa. Ahora mismo, en la Justicia de San Isidro se tramita una causa contra el hijo de un vigilador privado que fue detenido por una serie de robos a casas en La Horqueta.

"Otro problema es que los vecinos suelen contratar custodios sin averiguar sus antecedentes ni confirmar sus datos personales. A la larga, quien no tiene capacitación no brinda ninguna seguridad", contó Carlos Devita, del Foro de Seguridad de Carapachay.

En una recorrida por la zona, Clarín dialogó con varios vigiladores truchos. "A mí me contrató un vecino; no tengo seguro ni estoy autorizado a portar armas", contó Ramón, que trabaja en una garita de la calle Salta, en Olivos.

El 40 por ciento de los custodios privados de zona norte están en una situación parecida, aseguran fuentes del ministerio de Seguridad provincial y alertan que esto representa un riesgo para los vecinos y para los vigiladores.

"Hace dos años, en el barrio asaltaron a un custodio y lo mataron de dos tiros", contó Devita. "La empresa que lo empleaba era trucha; no se la pudo ubicar. El hombre se murió y su familia le inició un juicio a los vecinos".

Otro problema es el de las agencias truchas. "Algunas son verdaderas bandas de ladrones, que extorsionan a los vecinos con el miedo y, cuando no les pagan, generan zonas liberadas", explican en los foros de seguridad.

El asunto motivó que el ministro de Seguridad bonaerense, Carlos Stornelli intervenga la Dirección de Agencias y Seguridad Privada, el organismo que controla a las agencias de seguridad. ¿La razón? Las nuevas autoridades se encontraron con cientos de garitas sin habilitación, personal en negro y armamentos y vehículos no declarados.

"La gente opta por casillas sin habilitación por una cuestión de costos", opinó Mariano Valdivieso del Foro de Seguridad de Villa Martelli. Instalar una garita con todas las habilitaciones necesarias puede costar entre 6.000 y 8.000 pesos. Si es en negro el costo baja a 1.500 pesos.

Pero lo barato puede salir caro. "Los vecinos son responsables solidariamente de los actos de los guardias clandestinos", agregó Valdivieso. En todos los Foros de Seguridad de zona norte se intenta alertar acerca de este riesgo.

Eduardo está en una garita sobre la calle Balcarce, en San Isidro. Lo único que le pidieron los vecinos para contratarlo es una fotocopia de su DNI.

"Lo nuestro es preventivo: miramos, llamamos a la Policía. Somos una 'policía visual'", explica. Y confiesa: "Si roban una casa, salgo corriendo para el otro lado, y después llamo a la Policía. ¡Ni loco me meto! ¿Para qué me voy a arriesgar por 800 pesos?".

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