Vigilantes V.S.
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Negó en un juicio haber acuchillado a un joven. Pero tras ser condenado a 7 años su compañero, admitió que podría haber sido él.
El Juzgado de lo Penal número 1 de Zaragoza ha absuelto a Miguel Ángel
Urgelles Romero del delito de falso testimonio que le imputaba el
fiscal y la acusación particular, en nombre de un ex compañero de
trabajo, vigilante de seguridad como él, el cual fue condenado a siete
años de prisión por un homicidio frustrado y un delito de lesiones.
El
juzgado también ha absuelto del mismo delito a Mourad Benchaib y a su
primo Nabil, y aEncarnación B., testigos de los hechos.
En
mayo de 2000, ambos vigilantes trabajaban para la misma empresa y
prestaban servicio en la puerta del antiguo pub Sphinx, situado en la
calle de Pignatelli, junto al edificio Aida. El día 28 hubo un
altercado con Mourad Benchaib, entonces de 19 años, que pretendió
entrar pero, como el dueño se lo había prohibido, los vigilantes se lo
impidieron y se desencadenó una pelea. Un primo del anterior, llamado
Nabil Benchaib, que entonces tenía 21 años, al ver que estaban pegando
a su familiar, se acercó a defenderlo y recibió siete cuchilladas que
casi le cuestan la vida.
Por estos hechos, en marzo de 2004,
la Audiencia de Zaragoza condenó al ex compañero de Miguel Ángel
Urgelles a siete años de prisión: cinco por la agresión con arma blanca
sufrida por Nabil Benchaib, y dos por los golpes con porras y una
cuchillada en la cabeza que recibió Mourad.
La sentencia decía
que la autoría del vigilante condenado quedaba acreditada por las
declaraciones de las víctimas y citaba la del propio procesado. Este
reconoció en el juicio que se enfrentó con Mourad Benchaib, pero no con
Nabil y dijo que quien se había peleado con este último había sido su
compañero Miguel Ángel Urgelles. También negó haber llevado un
cuchillo.
Nada más conocer la sentencia, Urgelles presentó en
el Juzgado un escrito de cinco folios en el que reconocía que, la noche
de los hechos, él portaba un cuchillo; que solo él había tenido un
enfrentamiento con Nabil Benchaib, y que "solo por una vez tuvo la
sensación de que Nabil pudiera haber sido alcanzado por el cuchillo".
Sin embargo, ninguna de estas cosas las dijo en su día en el juicio
celebrado contra su compañero, cuando este fue condenado por homicidio
frustrado. "Todo lo que dije en aquel juicio fue verdad, pero omití lo
del cuchillo porque entendí que no tenía obligación de declarar contra
mí", dijo en la vista oral por falso testimonio.
Fue a raíz
del escrito cuando la abogada del condenado, Carmen Cifuentes, recurrió
ante el Supremo y este recomendó que se querellara criminalmente contra
Urgelles por falso testimonio.
Ahora, aunque la juez admite
que Urgelles dijo en el juicio que "no vio ningún cuchillo y que
ignoraba quién dio las puñaladas", "extremos ambos que no se
corresponden con la verdad", entiende que su declaración no fue "en
contra del reo" sino "favorable a él" y que aunque declaraba como
testigo -con obligación de decir la verdad- le ampara el artículo 24.2
de la Constitución que recoge el derecho a no declarar contra sí mismo
ni a confesarse culpable, como mantuvo su abogado, Fernando Lacruz.
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El Juzgado de lo Penal número 1 de Zaragoza ha absuelto a Miguel Ángel
Urgelles Romero del delito de falso testimonio que le imputaba el
fiscal y la acusación particular, en nombre de un ex compañero de
trabajo, vigilante de seguridad como él, el cual fue condenado a siete
años de prisión por un homicidio frustrado y un delito de lesiones.
El
juzgado también ha absuelto del mismo delito a Mourad Benchaib y a su
primo Nabil, y aEncarnación B., testigos de los hechos.
En
mayo de 2000, ambos vigilantes trabajaban para la misma empresa y
prestaban servicio en la puerta del antiguo pub Sphinx, situado en la
calle de Pignatelli, junto al edificio Aida. El día 28 hubo un
altercado con Mourad Benchaib, entonces de 19 años, que pretendió
entrar pero, como el dueño se lo había prohibido, los vigilantes se lo
impidieron y se desencadenó una pelea. Un primo del anterior, llamado
Nabil Benchaib, que entonces tenía 21 años, al ver que estaban pegando
a su familiar, se acercó a defenderlo y recibió siete cuchilladas que
casi le cuestan la vida.
Por estos hechos, en marzo de 2004,
la Audiencia de Zaragoza condenó al ex compañero de Miguel Ángel
Urgelles a siete años de prisión: cinco por la agresión con arma blanca
sufrida por Nabil Benchaib, y dos por los golpes con porras y una
cuchillada en la cabeza que recibió Mourad.
La sentencia decía
que la autoría del vigilante condenado quedaba acreditada por las
declaraciones de las víctimas y citaba la del propio procesado. Este
reconoció en el juicio que se enfrentó con Mourad Benchaib, pero no con
Nabil y dijo que quien se había peleado con este último había sido su
compañero Miguel Ángel Urgelles. También negó haber llevado un
cuchillo.
Nada más conocer la sentencia, Urgelles presentó en
el Juzgado un escrito de cinco folios en el que reconocía que, la noche
de los hechos, él portaba un cuchillo; que solo él había tenido un
enfrentamiento con Nabil Benchaib, y que "solo por una vez tuvo la
sensación de que Nabil pudiera haber sido alcanzado por el cuchillo".
Sin embargo, ninguna de estas cosas las dijo en su día en el juicio
celebrado contra su compañero, cuando este fue condenado por homicidio
frustrado. "Todo lo que dije en aquel juicio fue verdad, pero omití lo
del cuchillo porque entendí que no tenía obligación de declarar contra
mí", dijo en la vista oral por falso testimonio.
Fue a raíz
del escrito cuando la abogada del condenado, Carmen Cifuentes, recurrió
ante el Supremo y este recomendó que se querellara criminalmente contra
Urgelles por falso testimonio.
Ahora, aunque la juez admite
que Urgelles dijo en el juicio que "no vio ningún cuchillo y que
ignoraba quién dio las puñaladas", "extremos ambos que no se
corresponden con la verdad", entiende que su declaración no fue "en
contra del reo" sino "favorable a él" y que aunque declaraba como
testigo -con obligación de decir la verdad- le ampara el artículo 24.2
de la Constitución que recoge el derecho a no declarar contra sí mismo
ni a confesarse culpable, como mantuvo su abogado, Fernando Lacruz.
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