Un modelo ecológico permite simular el futuro del ecosistema Mediterráneo
Un equipo de biólogos y matemáticos liderado por investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha realizado una serie de simulaciones matemáticas capaces de explicar la evolución del ecosistema mediterráneo Noroccidental en las últimas tres décadas y sienta las bases para realizar predicciones de futuro. Aunque realizado a partir de datos de la costa catalana, el modelo es aplicable a otras zonas del Mediterráneo.
La aplicación del modelo constata la degradación del ecosistema debido a los cambios provocados, sobre todo, por la pesca. "La disminución de grandes depredadores como el rape, la merluza o los tiburones demersales y de competidores por el alimento, como sardinas o anchoas, ha cambiado la estructura del ecosistema, lo que ha disminuido el nivel trófico de la comunidad, así como el índice de biodiversidad basado en la biomasa", explica Isabel Palomera, del Instituto de Ciencias del Mar (CSIC, Barcelona). Igualmente se puede ver una proliferación de especies no comerciales como algunos invertebrados bentónicos (como gambas, cangrejos o cefalópodos) y peces bentopelágicos sin interés comercial.
La eficacia del modelo ha sido probada con datos recogidos en la costa catalana entre 1978 y 2003 referidos a la biomasa de las principales especies, el número de capturas y otros factores ambientales. Los resultados obtenidos al introducir estos datos en el modelo coinciden con escenarios reales de varias partes del Mediterráneo, lo que apunta a que se trata de un modelo numérico eficaz que podrá ser utilizado para hacer predicciones. Para su creación se han basado en modelos dinámicos ya existentes, que han adaptado al ecosistema catalán.
Gestión sostenible de los recursos marinos
Por primera vez en el contexto mediterráneo se incluye la pesca como uno de los predadores del sistema, en paralelo con los factores ambientales. "Este tipo de aplicaciones de modelos ecológicos que representan todo el sistema marino se había realizado en varios lugares, pero nunca hasta ahora en el Mediterráneo, donde la pesca es uno de los factores que mayor presión ejercen sobre el ecosistema", explica Palomera.
El trabajo también señala que para entender la evolución del ecosistema es necesario conocer cómo las especies marinas interaccionan entre ellas, cómo la pesca modifica estas interacciones y la forma en que los factores ambientales influyen sobre la dinámica general del ecosistema.
La aplicación del modelo será una herramienta de ayuda a la gestión sostenible de la pesca. Desde hace unos años se habla de la necesidad de gestionarla no sólo en función de qué cantidad hay de una especie concreta, sino en función de cómo la pesca de una determinada especie afectará de modo directo o indirecto a la evolución de todo el ecosistema.
Un ejemplo es la pesca de grandes predadores como los atunes, que hace que proliferen especies más pequeñas o de menor interés comercial (normalmente peces pequeños y con mucha espina). Pero al margen de casos concretos ya conocidos es difícil prever una evolución global. El modelo adaptado por el equipo del CSIC está pensado precisamente para poder ayudar a hacer este tipo de previsión global.
- Constata la degradación sufrida por el ecosistema a causa de la pesca
- Será una herramienta de ayuda para la gestión sostenible de la pesca
Un equipo de biólogos y matemáticos liderado por investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha realizado una serie de simulaciones matemáticas capaces de explicar la evolución del ecosistema mediterráneo Noroccidental en las últimas tres décadas y sienta las bases para realizar predicciones de futuro. Aunque realizado a partir de datos de la costa catalana, el modelo es aplicable a otras zonas del Mediterráneo.
La aplicación del modelo constata la degradación del ecosistema debido a los cambios provocados, sobre todo, por la pesca. "La disminución de grandes depredadores como el rape, la merluza o los tiburones demersales y de competidores por el alimento, como sardinas o anchoas, ha cambiado la estructura del ecosistema, lo que ha disminuido el nivel trófico de la comunidad, así como el índice de biodiversidad basado en la biomasa", explica Isabel Palomera, del Instituto de Ciencias del Mar (CSIC, Barcelona). Igualmente se puede ver una proliferación de especies no comerciales como algunos invertebrados bentónicos (como gambas, cangrejos o cefalópodos) y peces bentopelágicos sin interés comercial.
La eficacia del modelo ha sido probada con datos recogidos en la costa catalana entre 1978 y 2003 referidos a la biomasa de las principales especies, el número de capturas y otros factores ambientales. Los resultados obtenidos al introducir estos datos en el modelo coinciden con escenarios reales de varias partes del Mediterráneo, lo que apunta a que se trata de un modelo numérico eficaz que podrá ser utilizado para hacer predicciones. Para su creación se han basado en modelos dinámicos ya existentes, que han adaptado al ecosistema catalán.
Gestión sostenible de los recursos marinos
Por primera vez en el contexto mediterráneo se incluye la pesca como uno de los predadores del sistema, en paralelo con los factores ambientales. "Este tipo de aplicaciones de modelos ecológicos que representan todo el sistema marino se había realizado en varios lugares, pero nunca hasta ahora en el Mediterráneo, donde la pesca es uno de los factores que mayor presión ejercen sobre el ecosistema", explica Palomera.
El trabajo también señala que para entender la evolución del ecosistema es necesario conocer cómo las especies marinas interaccionan entre ellas, cómo la pesca modifica estas interacciones y la forma en que los factores ambientales influyen sobre la dinámica general del ecosistema.
La aplicación del modelo será una herramienta de ayuda a la gestión sostenible de la pesca. Desde hace unos años se habla de la necesidad de gestionarla no sólo en función de qué cantidad hay de una especie concreta, sino en función de cómo la pesca de una determinada especie afectará de modo directo o indirecto a la evolución de todo el ecosistema.
Un ejemplo es la pesca de grandes predadores como los atunes, que hace que proliferen especies más pequeñas o de menor interés comercial (normalmente peces pequeños y con mucha espina). Pero al margen de casos concretos ya conocidos es difícil prever una evolución global. El modelo adaptado por el equipo del CSIC está pensado precisamente para poder ayudar a hacer este tipo de previsión global.
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