Fadesa graba a sus trabajadores y los alrededores de su edificio
La videovigilancia en el exterior de la constructora alcanza las ventanas de viviendas de Matogrande, Ponte da Pedra y Elviña, y permite seguir a transeúntes y conductores.
La sede central de Martinsa-Fadesa tiene cuatro cámaras de videovigilancia con las que graba a sus empleados, a los visitantes y a todo aquel que a pie o en coche transita por las inmediaciones del edificio que el grupo inmobiliario tiene en Someso, a escasos metros del Coliseum y del recinto ferial. Los vigilantes de seguridad del recinto disponen de cuatro cámaras; una fija y tres móviles -tipo domo- dotadas con un potente zum y de un mando que permite que el dispositivo gire hasta cubrir los 360 grados del espectro visible. Estas domos han sido utilizadas para comprobar qué parte de la plantilla asistía a una reunión sindical y cuál permanecía en su puesto de trabajo durante su celebración. Pero las cámaras de Fadesa no sólo siguen los pasos de los empleados rasos, sino también los de sus ejecutivos. Según ha podido saber este diario, los despachos de los altos cargos tienen sus propias cámaras de vigilancia, que incluso llegaron a captar las imágenes de directivos en reuniones para negociar la adquisición de nuevas sociedades para el grupo inmobiliario.
Pero el complejo sistema de cámaras que Martinsa-Fadesa mantiene en su sede de Someso también ha grabado escenas del exterior del edificio, incluso los encuentros sexuales de una pareja, una práctica prohibida expresamente por la Ley Orgánica de Protección de Datos y por la Instrucción 1/2006 emitida por la Agencia de Protección de Datos para aclarar la regulación sobre videovigilancia.
El grupo inmobiliario no dispone de carteles que adviertan de la existencia de grabaciones fuera de su sede, pese a lo cual dispone de un potente zum capaz de enfocar y grabar con nitidez las ventanas de edificios de Matogrande, Ponte da Pedra y Elviña; los conductores o pasajeros que circulan en los coches que a diario pasan por Alfonso Molina y otras calles próximas y a los peatones que utilizan la pasarela peatonal entre Someso y Matogrande. Las cámaras incluso han conseguido captar a personas que acceden a un centro comercial de juguetería que tiene su sede en el mismo bloque de edificios que la sede de Fadesa, aunque en su cara opuesta.
La custodia de las cámaras y sus grabaciones estaba hasta hace años en manos de los vigilantes de seguridad que prestaban servicio a turnos en la sede del grupo inmobiliario durante 24 horas. Los turnos de trabajo de los empleados se redujeron sin embargo cuando la situación económica de la empresa empeoró y la vigilancia sólo se mantiene durante el día y hasta las diez de la noche. La grabación de las cámaras se mantiene sin embargo en horario nocturno y sin custodia de ningún empleado.
Los vigilantes han denunciado la situación del sistema de videovigilancia a la Agencia de Protección de Datos, a la unidad central de Seguridad Privada de la Policía Nacional, a la Delegación del Gobierno y al propio Fernando Martín, que hace meses compró el grupo inmobiliario.
Las imágenes captadas por las cámaras de Martinsa-Fadesa a las que ha tenido acceso este diario incumplen varios de los artículos de la Ley Orgánica de Protección de Datos y la normativa aprobada por la Agencia Española de Protección de Datos sobre dispositivos de videovigilancia.
La legislación impone pocos límites a las empresas que deseen custodiar sus instalaciones con cámaras de videovigilancia, pero sólo a la hora de colocarlas. La normativa impone un uso moderado y "proporcionado" al fin perseguido y prohíbe que las cámaras instaladas en lugares públicos capten imágenes de espacios públicos, salvo cuando es inevitable, como es el caso de las cámaras situadas sobre las puertas de empresas o cajeros automáticos. La Agencia de Protección de Datos establece en su instrucción 1/2006: "Deberá evitarse el tratamiento de datos innecesarios para la finalidad perseguida", como de hecho ocurrió con la grabación del acto sexual de una joven pareja.
Pero Martinsa-Fadesa no sólo dispone de imágenes comprometidas obtenidas sin permiso ni advertencia, sino también ficheros con fotografías y datos de las personas que a lo largo de los últimos años han entrado en la sede del grupo inmobiliario. La recepción de la compañía dispone de una cámara web oculta que toma fotografías de cualquiera de las personas que accedan el edificio sin que éstas sean informadas o den su permiso, tanto para la toma de la imagen como para su conservación. En los archivos de la empresa constan todavía cientos de imágenes de visitantes, que han sido conservadas durante años, y que están nombradas con lo que parece ser una clave asignada a cada visita.
Pero por si la fotografía no era suficiente, los empleados también almacenan desde hace años una relación con los nombres de las personas que han accedido al edificio, que recoge además el día, la hora y el motivo de la visita. La lista especifica además el nombre del trabajador que se reunió con cada visitante y el tiempo que permaneció dentro de la sede central de la compañía.
La videovigilancia en el exterior de la constructora alcanza las ventanas de viviendas de Matogrande, Ponte da Pedra y Elviña, y permite seguir a transeúntes y conductores.
La sede central de Martinsa-Fadesa tiene cuatro cámaras de videovigilancia con las que graba a sus empleados, a los visitantes y a todo aquel que a pie o en coche transita por las inmediaciones del edificio que el grupo inmobiliario tiene en Someso, a escasos metros del Coliseum y del recinto ferial. Los vigilantes de seguridad del recinto disponen de cuatro cámaras; una fija y tres móviles -tipo domo- dotadas con un potente zum y de un mando que permite que el dispositivo gire hasta cubrir los 360 grados del espectro visible. Estas domos han sido utilizadas para comprobar qué parte de la plantilla asistía a una reunión sindical y cuál permanecía en su puesto de trabajo durante su celebración. Pero las cámaras de Fadesa no sólo siguen los pasos de los empleados rasos, sino también los de sus ejecutivos. Según ha podido saber este diario, los despachos de los altos cargos tienen sus propias cámaras de vigilancia, que incluso llegaron a captar las imágenes de directivos en reuniones para negociar la adquisición de nuevas sociedades para el grupo inmobiliario.
Pero el complejo sistema de cámaras que Martinsa-Fadesa mantiene en su sede de Someso también ha grabado escenas del exterior del edificio, incluso los encuentros sexuales de una pareja, una práctica prohibida expresamente por la Ley Orgánica de Protección de Datos y por la Instrucción 1/2006 emitida por la Agencia de Protección de Datos para aclarar la regulación sobre videovigilancia.
El grupo inmobiliario no dispone de carteles que adviertan de la existencia de grabaciones fuera de su sede, pese a lo cual dispone de un potente zum capaz de enfocar y grabar con nitidez las ventanas de edificios de Matogrande, Ponte da Pedra y Elviña; los conductores o pasajeros que circulan en los coches que a diario pasan por Alfonso Molina y otras calles próximas y a los peatones que utilizan la pasarela peatonal entre Someso y Matogrande. Las cámaras incluso han conseguido captar a personas que acceden a un centro comercial de juguetería que tiene su sede en el mismo bloque de edificios que la sede de Fadesa, aunque en su cara opuesta.
La custodia de las cámaras y sus grabaciones estaba hasta hace años en manos de los vigilantes de seguridad que prestaban servicio a turnos en la sede del grupo inmobiliario durante 24 horas. Los turnos de trabajo de los empleados se redujeron sin embargo cuando la situación económica de la empresa empeoró y la vigilancia sólo se mantiene durante el día y hasta las diez de la noche. La grabación de las cámaras se mantiene sin embargo en horario nocturno y sin custodia de ningún empleado.
Los vigilantes han denunciado la situación del sistema de videovigilancia a la Agencia de Protección de Datos, a la unidad central de Seguridad Privada de la Policía Nacional, a la Delegación del Gobierno y al propio Fernando Martín, que hace meses compró el grupo inmobiliario.
Las imágenes captadas por las cámaras de Martinsa-Fadesa a las que ha tenido acceso este diario incumplen varios de los artículos de la Ley Orgánica de Protección de Datos y la normativa aprobada por la Agencia Española de Protección de Datos sobre dispositivos de videovigilancia.
La legislación impone pocos límites a las empresas que deseen custodiar sus instalaciones con cámaras de videovigilancia, pero sólo a la hora de colocarlas. La normativa impone un uso moderado y "proporcionado" al fin perseguido y prohíbe que las cámaras instaladas en lugares públicos capten imágenes de espacios públicos, salvo cuando es inevitable, como es el caso de las cámaras situadas sobre las puertas de empresas o cajeros automáticos. La Agencia de Protección de Datos establece en su instrucción 1/2006: "Deberá evitarse el tratamiento de datos innecesarios para la finalidad perseguida", como de hecho ocurrió con la grabación del acto sexual de una joven pareja.
Pero Martinsa-Fadesa no sólo dispone de imágenes comprometidas obtenidas sin permiso ni advertencia, sino también ficheros con fotografías y datos de las personas que a lo largo de los últimos años han entrado en la sede del grupo inmobiliario. La recepción de la compañía dispone de una cámara web oculta que toma fotografías de cualquiera de las personas que accedan el edificio sin que éstas sean informadas o den su permiso, tanto para la toma de la imagen como para su conservación. En los archivos de la empresa constan todavía cientos de imágenes de visitantes, que han sido conservadas durante años, y que están nombradas con lo que parece ser una clave asignada a cada visita.
Pero por si la fotografía no era suficiente, los empleados también almacenan desde hace años una relación con los nombres de las personas que han accedido al edificio, que recoge además el día, la hora y el motivo de la visita. La lista especifica además el nombre del trabajador que se reunió con cada visitante y el tiempo que permaneció dentro de la sede central de la compañía.
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