Jornadas de vigilancia de 12 horas de duración

Jornadas de vigilancia de 12 horas de duración
La Sala de lo Social afirma que 'aunque use muletas le queda una capacidad residual'
VALLADOLID.- "Voy a trabajar y voy tan contento porque creo que estoy bien...", dice Jesús López, vallisoletano de 33 años de edad –los dos últimos atado a unas muletas–. Tiene contrato de conserje pero realiza las funciones de auxiliar de seguridad en la nave que ocupó , hasta su cierre el pasado año, Microser en el Parque Tecnológico de Boecillo.

Jesús López acude en un coche automático adaptado a sus condiciones físicas a su puesto de trabajo de 7.00 horas a 19.00 horas provisto de dos muletas. Accede a una caseta con la misión de vigilar la nave, abandonada desde hace meses y donde se acumulan por el suelo ladrillos y puertas, con pantallas de ordenadores... En su tiempo fue una empresa puntera en la fabricación de placas para componentes electrónicos, subvencionada por la Junta.

Pero el 31 de marzo de 2006 –fecha de la venta al grupo norteamericano Denali Partners LLC– comenzó una lenta agonía, con expedientes de regulación de empleo, seguidos de despidos para finalizar con una suspensión de pagos.

"La nave está hoy llena de escombros. De vez en cuando me levanto y doy una vuelta porque estos días de frío hace mejor fuera que dentro de la caseta, en la que no dispongo del más elemental medio de calefacción para combatir las bajas temperaturas, por lo que hay momentos en que tengo que refugiarme en el coche", confiesa Jesús López.

"He tenido suerte", añade este joven, casado y residente en Laguna de Duero, "que hasta ahora no me he caído y no he tenido que enfrentarme a situaciones comprometidas". Jesús López trabajó con anterioridad varios años en el sector de la construcción.

"Llegué a trabajar en tres sitios al tiempo porque no soy, o mejor dicho no era, de estar parado, hasta que me dieron la incapacidad permanente para seguir como peón de la construcción", recuerda Jesús López, que el próximo enero cumplirá tres años en su actual empresa: Athena, con contrato indefinido de minusválido.

López: 'Tengo suerte, que
hasta ahora no me he caído
y no he tenido que enfrentarme a situaciones comprometidas'

--------------------------------------------------------------------------------
"En la empresa están contentos conmigo. Intuyo que estarían conformes con que me dieran la baja definitiva", afirma Jesús López.

En el historial médico que acumula figura una intervención en 1998: 'Espondilolistesis L5-S1', que como consecuencia de un 'sindrome facetario lumbar' hizo realidad la declaración de 'incapacidad total para peón de la construcción'.

"Lo que pasa", añade, "es que en la pierna izquierda no tengo ninguna fuerza. Hace algún tiempo empecé a decaer, a notar que no podía subir las escaleras. Me quemaron el nervio de la pierna y he perdido toda la sensibilidad en la extremidad inferior izquierda".

Jesús López estuvo de baja en el 2006. Al año siguiente recibió el alta pero no le dieron la incapacidad. En 2008 ha vuelto a estar de baja hasta el pasado mes de septiembre en que volvió a reincorporarse a su puesto de trabajo como conserje/vigilante. "Antes me pusieron en el turno de noche, para que no me viera nadie porque resulta ‘llamativo’ mi estado", señala Jesús López.

La Sala de lo Social del TSJ, en sentencia de 20 de octubre de 2008, afirma que "aunque use muletas le queda una capacidad residual".

"Sin restar trascendencia alguna al cuadro del actor, el mismo tiene una absoluta funcionalidad de las extremidades superiores y una deambulación ayudado por dos muletas, por lo que se deduce del expediente. Luego el actor conserva una capacidad de desplazamiento, sin especiales exigencias a un centro de trabajo y capacidad para realizar actividad especialmente sedentarias, sin que la afectación definitiva que condicione el trabajo por lo que se procede a desestimar el recurso", dice el fallo para sorpresa del abogado de Jesús López, quien padece también una depresión consecuencia del calvario que está pasando.

"El cuadro no justifica la evolución de su enfermedad", "Él va a peor de forma paulatina", "¿No será que no está bien diagnósticado?", llegan a preguntarse personas que conocen muy bien a este empleado de Athena, que arrastra una'discopatía lumbar' y cuyas limitaciones 'no le impiden realizar la labor actual’, según los informes médicos que el día a día ponen en cuestión. Jesús López se resiste a sentarse en una silla de ruedas, pero cada vez con más frecuencia se ve abocado a ella. "Empiezo a estar harto de pasar revisiones médicas, de las que salgo hecho polvo", reconoce este hombre para el que viajar es una de sus pasiones.

"Cuando entré en Athena tenía problemas en la columna, pero no como en la actualidad", remata Jesús López que dice no atreverse a tener hijos porque sospecha que su dolencia pueda ser hereditaria.