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Las empresas de seguridad facturarán este año un 20% más y advierten de que cada vez hay máspropietarios de pisos que reclaman sus servicios
La pesadilla que vivió hace una semana una familia de la pequeña localidad vizcaína de Gamiz-Fika fue un incidente aislado, pero ello no evita que haya sembrado la preocupación en todos los propietarios de caseríos, chalés y casas unifamiliares de Euskadi.
Sus ocupantes, un matrimonio de edad avanzada, fueron golpeados y maniatados con gran violencia por tres individuos que irrumpieron en la casa con la intención de desvalijarla. El miedo a asaltos de este tipo dispara de forma cíclica la demanda de sistemas de alarma y de prevención. Las empresas de seguridad creen que, a pesar de la crisis, seguirán creciendo a un ritmo del 20% anual.
El episodio de Gamiz-Fika ha tenido una dimensión pública inusual dada la alta dosis de violencia empleada por los asaltantes, «más propia de otras comunidades que de Euskadi, donde la aparición de bandas violentas ha sido muy puntual, nada que ver con las que han operado en el Levante, Cataluña o Madrid», señala un agente policial experto en la investigación de casos de este tipo.
Apenas existen estadísticas fiables acerca de los asaltos a viviendas y negocios. Según la memoria judicial de 2007, los asaltos a «casas habitadas o locales abiertos al público» dieron lugar a 11.400 diligencias previas en el conjunto de España. En Madrid, fueron más de 1.580. En Vizcaya, 1.253 aquel año, según la memoria fiscal. Las patronales del sector sostienen que cada año se desvalijan más de 400.000 viviendas en todo el país.
«La crisis hace que cueste más que el cliente compre, pero quien está preocupado por su familia o por sus posesiones comprende que invertir en seguridad es ganar calidad de vida», indica Joseba Goikoetxea, portavoz en Euskadi de la firma Securitas Direct, una de las más fuertes del sector.
Algunos colegas de Goikoetxea admiten que el crecimiento se mantendrá este año en torno al 20%, aunque están expectantes de cara a la temporada de verano, habitualmente la más provechosa del año. «Es cuando el propietario se va de vacaciones y cuando le entra la angustia de dejar la casa o la casa desprotegida», indica un agente del sector.
Algunas empresas colocan el 40% de los nuevos sistemas de alarma durante los meses de verano, entre junio y agosto. En Euskadi, ese porcentaje se eleva hasta superar el 54%.
«Todavía no hemos visto casi nada, van a venir momentos peores», indica con buena dosis de pesimismo el gerente de la empresa vitoriana EVS Seguridad, Natxo Montoya.
El profesional sostiene la teoría de que Euskadi padece, aunque con retraso, las prácticas delictivas que bandas organizadas emplean ya en otras comunidades, sobre todo el Levante, Cataluña o Madrid. «Los ladrones no son tontos y también ven la tele», dice. «Y si ven en el Telediario que los Mossos d'Esquadra están todo el día detrás de bandas del Este, pues se irán a otras comunidades donde este tipo de delincuencia no sea aún tan habitual. De Cataluña pasarán a Valencia, de Valencia a Madrid, luego a Andalucía y después a Euskadi. Es cuestión de tiempo», afirma.
Bandas organizadas
De momento, la presencia en territorio vasco de bandas organizadas ha sido residual, aunque no inédita.
El precedente más inmediato es el de un grupo de atracadores extranjeros que, en sólo tres días, desvalijó seis casas situadas en zonas apartadas de Álava. Entre los catorce delincuentes que fueron detenidos el pasado mes de marzo había ciudadanos albanokosovares, rumanos, serbocroatas, marroquíes, belgas... Según la Guardia Civil, habían «reventado» también otro medio centenar de casas en la Costa del Sol, Alicante y La Rioja.
¿La preocupación por la seguridad es exclusiva de chalés, unifamiliares y viviendas aisladas? Cada vez menos, aseguran las empresas suministradoras de sistemas anti-intrusos. «Está creciendo mucho el sector de los bloques de pisos urbanos, de personas que viven en un apartamento pero que tienen la sensación de que pueden ser asaltados. Y es que puede parecer más complicado, pero es tan fácil entrar a un chalé como irrumpir en una vivienda en altura», indica Goikoetxea. «Aún es mucho más elevada la actividad en casas aisladas, pero atendemos cada vez más peticiones de sistemas personalizados para residencias en bloques».
Montoya cree que el número de viviendas aisladas con protección en Euskadi es alto, pero pone en duda que muchas dispongan de sistemas realmente eficaces. «Las construidas antes del 'boom' inmobiliario suelen tener buena protección. Las edificadas durante los buenos años de la construcción, harían bien en revisar si todo funciona como debiera», indica.
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