Karadzic se defiende ante el juez alegando que EE.UU. pactó con él una salida
Radovan Karadzic, visiblemente más delgado que durante la Guerra de Bosnia, compareció ayer sereno ante la sala del Tribunal Penal Internacional para la Antigua Yugoslavia (TPIY) que le va a juzgar, ataviado con traje oscuro, corbata y perfectamente afeitado y despojado de su «disfraz» de Doctor Babic, que incluía pelo y barba de ermitaño. Durante algo más de una hora, trece años después de su desaparición, el acusado escuchó del juez, el holandés Alphons Orie, presidente de la sala, los once cargos que se le imputan, entre ellos, cuatro de crímenes de guerra, cinco contra la Humanidad y dos de genocidio.
La respuesta, en 30 días
Al ser preguntado sobre si se declaraba culpable o inocente, Karadzic se acogió a la posibilidad legal de posponer 30 días su respuesta, con lo que el próximo 29 de agosto se le formulará de nuevo la misma pregunta en el mismo lugar. Además, el presunto criminal ya adelantó ayer que quiere ejercecer su propia defensa con la ayuda de un «consejero invisible». En el caso de que el acusado no se pronunciase tampoco sobre su culpabilidad o su inocencia el 29 de agosto, el Tribunal entenderá que se considera no culpable y fijará fecha para el juicio.
Karadzic, que se mostró tranquilo durante toda la comparecencia de ayer ante el Tribunal de La Haya, rechazó la opción que le daba el juez de que todos los cargos que le había enumerado durante la sesión le fueran entregados por escrito. «No estoy interesado en tener las acusaciones por escrito», espetó al juez.
Uno de los fiscales del Tribunakl Penal Internacional, Serge Brammertz, anunció su intención de añadir algún cargo más a las acusaciones que ya estaban sobre la mesa, aunque descartó dar más detalles.
Media hora de acusaciones
A pesar de que no quiso copia por escrito de las acusaciones, lo que sí tuvo que hacer Karadzic ayer fue soportar el relato del juez Orie durante más de media hora, en la que le enumeró de manera general todos los cargos que pesan sobre él, desde la matanza de Srebrenica al asedio de Sarajevo, durante los años de la guerra (1992-1995).
El acusado escuchó sereno al juez y en ocasiones, incluso, mostró una mirada algo desafiante, y cuando el juez le preguntó si tenía algo que alegar a los hechos que estaba relantando, Karadzic se desmarcó con una retahíla de supuestas irregularidades que se habrían cometido durante su detención, el pasado 21 de julio en Belgrado.
El juez, visiblemente molesto porque el ex líder serbobosnio no estaba contestando a la pregunta sino que estaba desviando el asunto, le animó a que cualquier irregularidad que considerara oportuna la transmitiera por escrito al Tribunal.
«Cuestión de vida o muerte»
Además, Karadzic explicó ayer en La Haya que temía por su vida, ya que, según contó él mismo, en 1996 había llegado a un acuerdo con el norteamericano Richard Holbrooke, mediador en los Acuerdos de Dayton, para desaparecer de la vida pública a cambio de inmunidad, por lo que su reaparición, con detención de por medio, cree que podría poner en riesgo ahora su vida. «Es una cuestión de vida o muerte», aseguró.
El juez volvió a reponder al acusado que el caso que se estaba analizando «no tiene nada que ver con esos supuestos acuerdos que plantea con ciertos Estados», al tiempo que le recomendó que presentara sus alegaciones por escrito y acompañadas de pruebas.
Estados Unidos siempre ha negado que se hubiera alcanzado nunca un pacto que inlcuyera la inmunidad para Karadzic.
En la sesión del juicio como tal, que comenzará en unos meses y que podría prolongarse incluso hasta dos años, hubo también momentos para la sonrisa por parte del ex líder de los serbios de Bosnia, cuando el juez le preguntó si su familia sabía que había sido capturado. Karadzic respondió que no creía que hubiera nadie que no supiera que él estaba detenido.
Otro de los momentos de distensión que se vivieron ayer en el Tribunal de La Haya fue cuando el acusado dijo que no necesitaba ninguna representación diplomática, tras la pregunta del juez de si había hablado recientemente con algún representante de la diplomacia.
La primera cuestión que tendrá que dilucidar el Tribunal es si acepta o no la pretensión de Karadzic de defenderse solo. La experiencia muestra que en el caso de Milosevic, que se aceptara la autodefensa dilató mucho el proceso, y el acusado finalmente murió sin condena.
Radovan Karadzic, visiblemente más delgado que durante la Guerra de Bosnia, compareció ayer sereno ante la sala del Tribunal Penal Internacional para la Antigua Yugoslavia (TPIY) que le va a juzgar, ataviado con traje oscuro, corbata y perfectamente afeitado y despojado de su «disfraz» de Doctor Babic, que incluía pelo y barba de ermitaño. Durante algo más de una hora, trece años después de su desaparición, el acusado escuchó del juez, el holandés Alphons Orie, presidente de la sala, los once cargos que se le imputan, entre ellos, cuatro de crímenes de guerra, cinco contra la Humanidad y dos de genocidio.
La respuesta, en 30 días
Al ser preguntado sobre si se declaraba culpable o inocente, Karadzic se acogió a la posibilidad legal de posponer 30 días su respuesta, con lo que el próximo 29 de agosto se le formulará de nuevo la misma pregunta en el mismo lugar. Además, el presunto criminal ya adelantó ayer que quiere ejercecer su propia defensa con la ayuda de un «consejero invisible». En el caso de que el acusado no se pronunciase tampoco sobre su culpabilidad o su inocencia el 29 de agosto, el Tribunal entenderá que se considera no culpable y fijará fecha para el juicio.
Karadzic, que se mostró tranquilo durante toda la comparecencia de ayer ante el Tribunal de La Haya, rechazó la opción que le daba el juez de que todos los cargos que le había enumerado durante la sesión le fueran entregados por escrito. «No estoy interesado en tener las acusaciones por escrito», espetó al juez.
Uno de los fiscales del Tribunakl Penal Internacional, Serge Brammertz, anunció su intención de añadir algún cargo más a las acusaciones que ya estaban sobre la mesa, aunque descartó dar más detalles.
Media hora de acusaciones
A pesar de que no quiso copia por escrito de las acusaciones, lo que sí tuvo que hacer Karadzic ayer fue soportar el relato del juez Orie durante más de media hora, en la que le enumeró de manera general todos los cargos que pesan sobre él, desde la matanza de Srebrenica al asedio de Sarajevo, durante los años de la guerra (1992-1995).
El acusado escuchó sereno al juez y en ocasiones, incluso, mostró una mirada algo desafiante, y cuando el juez le preguntó si tenía algo que alegar a los hechos que estaba relantando, Karadzic se desmarcó con una retahíla de supuestas irregularidades que se habrían cometido durante su detención, el pasado 21 de julio en Belgrado.
El juez, visiblemente molesto porque el ex líder serbobosnio no estaba contestando a la pregunta sino que estaba desviando el asunto, le animó a que cualquier irregularidad que considerara oportuna la transmitiera por escrito al Tribunal.
«Cuestión de vida o muerte»
Además, Karadzic explicó ayer en La Haya que temía por su vida, ya que, según contó él mismo, en 1996 había llegado a un acuerdo con el norteamericano Richard Holbrooke, mediador en los Acuerdos de Dayton, para desaparecer de la vida pública a cambio de inmunidad, por lo que su reaparición, con detención de por medio, cree que podría poner en riesgo ahora su vida. «Es una cuestión de vida o muerte», aseguró.
El juez volvió a reponder al acusado que el caso que se estaba analizando «no tiene nada que ver con esos supuestos acuerdos que plantea con ciertos Estados», al tiempo que le recomendó que presentara sus alegaciones por escrito y acompañadas de pruebas.
Estados Unidos siempre ha negado que se hubiera alcanzado nunca un pacto que inlcuyera la inmunidad para Karadzic.
En la sesión del juicio como tal, que comenzará en unos meses y que podría prolongarse incluso hasta dos años, hubo también momentos para la sonrisa por parte del ex líder de los serbios de Bosnia, cuando el juez le preguntó si su familia sabía que había sido capturado. Karadzic respondió que no creía que hubiera nadie que no supiera que él estaba detenido.
Otro de los momentos de distensión que se vivieron ayer en el Tribunal de La Haya fue cuando el acusado dijo que no necesitaba ninguna representación diplomática, tras la pregunta del juez de si había hablado recientemente con algún representante de la diplomacia.
La primera cuestión que tendrá que dilucidar el Tribunal es si acepta o no la pretensión de Karadzic de defenderse solo. La experiencia muestra que en el caso de Milosevic, que se aceptara la autodefensa dilató mucho el proceso, y el acusado finalmente murió sin condena.
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